• ʏᴏᴜʀ sᴍᴇʟʟ •

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Su cabeza dolía, sus ojos pesaban. Nada se comparaba con el dolor punzante en su cuerpo. Sin embargo, notó que estaba siendo abrazado por una suave cama, que estaba seguro que no era la suya.

Con dificultad abrió lentamente los ojos. Ahogó un grito cuando vió que se encontraba en un lugar completamente diferente. No estaba en su apartamento. ¿Dónde estaba?

Miró a su alrededor. Todo era tan elegante y pulcro. Parecía que la persona a quién le perteneciera esa habitación debía tener mucho dinero. Paredes de un tono grisáceo con algunos contrastes de azul y una cama exageradamente grande. Miró a su derecha, maldición hasta esa habitación tenía un largo balcón.

Ni aunque él trabajara todo un año, las veinticuatro horas conseguiría obtener una vida así.

Trató de levantarse pero una punzada en su estómago lo detuvo, haciéndolo gemir adolorido. Dios, esos desgraciados lo habían golpeado como a un saco de boxeo.

—Joder, a-ahh–se quejó amargamente, posando una mano en la zona adolorida– Necesito irme cuanto antes de este lugar–

Se arrastró hasta el extremo de la cama. Maldición, sus lentes. Aquellos hombres habían roto sus gafas. Le costaría mucho ver con claridad, sin sus lentes no podía ver bien. Se levantó rápidamente sintiendo un pequeño mareo.

—Si fuera tú, no saldría de aquí–

Un sudor frío recorrió su cuerpo. Aquella voz, no era para nada escalofriante, conservaba una firmeza  que le hacía querer obedecer. Apretó sus manos en forma de puños y mordió suavemente su labio. Joder, Changbin estaba más que asustado. ¿Y sí esa persona lo lastimaba aún más que los hombres de anoche?

Estaba confundido y nervioso. No solo se encontraba en un lugar desconocido también había un extraño con él ahí.

— ¿Q-quién anda allí? ¿hola?– su cuerpo temblaba ligeramente. Dios, en ese momento deseó que la tierra se abriera y lo tragara.

Segundos después una figura apareció, al parecer estaba al lado de la gran cama; pero él no pudo notar su presencia. Parecía que hubiese salido de...¿La nada?. No, imposible. Quizás no observó bien el lugar, además sin sus gafas le era difícil ver con claridad.

—Y-yo...¿Quién eres?–preguntó.

Aquel chico tenía cabello azulado, sus facciones eran delicadas, sus ojos color avellana, labios abultados y rojizos, acompañados de una altura considerable. No podía negar que ese chico era atractivo, demasiado.

— Mi jefe te rescató anoche. Debido a los golpes que recibiste y el fuerte impacto, te desmayaste. Te trajo aquí para que pudieras recuperarte– habló con un semblante sereno, pero quizás no tanto.

—¿Tú jefe? ¿quién es él? ¿dónde está?–

— Haces demasiadas preguntas, humano...–

— ¿Disculpa?–¿le dijo humano? Seguramente estaba lidiando con un loco. Mejor debía irse antes de que pasara algo realmente malo– Mmmjj... Y-yo... Debo irme, me esperan en mi casa. Deben estar preocupados.–

Changbin hizo una reverencia hacia el chico y sonrió nervioso. Iba a caminar a la salida de la habitación pero sintió como su muñeca era sostenida firmemente. Maldición, ¿acaso los problemas no terminarían?

— Jeongin, ¿Cómo está...?–

Ni siquiera escuchó cuando la puerta fue abierta dejando ver a un chico rubio y con hermosas pecas adornando sus mejillas. Changbin se quedó pasmado, completamente sorprendido ante tal imagen; aunque su ceguera no le permitiera ver correctamente, pudo divisar el hermoso rostro frente a él; pensó que quizás si lo viera con sus gafas puestas sería aún mejor. Ese hombre era, sin duda alguna, atractivo. Algo en su interior rogaba por salir corriendo y abrazarlo fuertemente y jamás dejarlo ir. Su pecho subía y bajaba lentamente, su pulso se aceleró al igual que su corazón, sus ojos se abrieron exageradamente y sus mejillas regordetas tomaron un lindo color cereza. ¿Qué mierda le estaba pasando?

☽⋆--𓆩ˈˈ𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃ˈˈ𓆪 ━ ‹ 𝐋𝐈𝐗B̸𝐈𝗡 ›--⋆☾ (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora