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Las perlas de su boca relucían en aquella sonrisa, colocó su guante de cuero y afirmó su corbata color azul marino. La cuidad nunca fue un lugar que le llamara la atención, sin embargo, era un gran escondite para su especie. ¿Quién lo diría?, después de todo, aquello que odiaba resultó ser útil para su negocio.

No podía decir que odiaba a los seres humanos, en absoluto. Pese a su naturaleza egoísta y terca, los humanos habían logrado grandes cosas. Su padre afirmaba en vida que, si uno de su especie procreaba con un humano, aquella conbinación podría ser algo difícil de controlar, sin embargo, el Clan estaría más protegido por la fuerza que aquella cría podría tener.

¿Debería él aparearse con una humana?

Suspiró y desvió la mirada hacia las calles llenas de personas, probablemente serían las 9 de la noche.

Traje negro, guantes del mismo color, corbata azul, zapatos brillantes y costosos, por supuesto en su muñeca un reloj que sobrepasaba los 500 mil wons. Aquello solo era una fachada, a Hyunjin le tenía sin cuidado vestirse elegante o con ropa de marca, él prefería usar algo más de su estilo; unos buenos Jeans rasgados, botas de cuero negras, camisa blanca sin mangas y una cadena en su cuello, hubiese sido un perfecto atuendo para él, pero Seungmin insistió en que debía verse presentable y elegante como un verdadero líder del Clan.

La limusina se detuvo frente a aquella mansión, con lentitud bajó del auto y le indicó al chófer que le esperara ahí. Unos miembros del Clan de los Vampiros le esperaban con la mirada baja en la entrada de la mansión, sonrió ladino y negó con la cabeza, seguramente creían que era un idiota, era obvio que algo se traían entre manos, en sus 300 años de vida jamás fue bien recibido por aquellos chupasangre, ¿Y ahora resulta que era bienvenido en su territorio?.

—Hwang Hyunjin... Qué honor tenerle en mi humilde casa.–se escuchó la voz gruesa del un hombre, para luego aparecer en la sala.

—Le pediré amablemente que nos ahorremos la falsa bienvenida, ¿Para qué me citó exactamente?–soltó desinteresado, tomando asiento en el extenso sillón de terciopelo.

—Creí que ustedes los lobos tenían más empatía. Seré directo ya que eso quieres–sonrió y tomó asiento frente al azabache.–En cinco días habrá una entrega que he estado esperando durante dos meses, es muy importante y está en juego una gran cantidad de dinero...–

—¿Y qué carta juego yo en esto?, porque hasta dónde sé, el poderosísimo Lee Jongsuk no permite lobos en su jodida mansión, no para una buena acción, ¿o debería pensar que me estás pidiendo ayuda?–exclamó cruzándose de piernas e inclinándose levemente hacia delante con una sonrisa pícara en su rostro. Esos Vampiros no le joderían, no a él–Déjemos los rodeos, hablemos sin trampas–

El mayor sonrió. Los lobos eran tan impacientes, ese era el motivo por el cual su especie tenía la ventaja en desarrollo, dinero y por supuesto, eran buenos escondiéndose. Sin mencionar que a diferencia de los lobos, ellos no trataban con humanos a menos que se tratara de un tráfico de personas o en su defecto que alguien necesitara alimentarse, pero eso era todo, no podía entablar una relación por más mínima que fuera. Los Vampiros tenían expresamente prohibído relacionarse con humanos. Quién lo hacía recibía fuertes castigos, entre ellos el exilio...

—Oh, en absoluto, no me es necesaria su ayuda–rió entre dientes- Será en Insa-dong. Mantén a tu gente fuera de esa zona... No quiero que arruinen mi entrega otra vez–exijió.

—¿Por qué me pides que los aleje?, ¿acaso tu territorio no es el suficiente para realizar tus malditos trabajos? Insa-dong es territorio libre, no tienes derecho a impedirle a mi Clan estar por ahí–reclamó entre gruñidos.

☽⋆--𓆩ˈˈ𝐎𝐔𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃ˈˈ𓆪 ━ ‹ 𝐋𝐈𝐗B̸𝐈𝗡 ›--⋆☾ (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora