Dixie.
-Vámonos de aquí. -Dije sin aliento. Por primera vez en mucho tiempo me siento feliz, y todo por ella.
-¿Donde? -Dijo Addison mientras ordenaba su cabello. Ella era tan hermosa.
-Donde sea, solo quiero estar contigo. Pero, saldré yo primero. Pueda que tu hermana nos vea. Te espero, rubia. -Dije dándole un pequeño beso en los labios y salí.
Me sentí jodidamente completa. Después de tanto tiempo... ¿Es que acaso esto es real? Caminada por en medio de toda la gente, con una sonrisa en la cara. ¿A quien engaño? Después de todo lo que he pasado... Ella siempre ha sido mi problema favorito.
-Dixie... -Dijo una chica abrazándome y luego dándome un beso en la mejilla.
-Oh, hola. -Le dije a Madison. Dios ¿Como decirle que me deje la maldita vida en paz no sin ser grosera?
-Ven vamos a bailar.
-No, no puedo. -Dije soltandome de su agarre. Empecé a caminar lejos de ella, sentía que me llamaba pero la ignore.
En mi mente solo estaba Addison.
Entre a mi auto y la espere. Minutos después apareció ella con ese hermoso vestido color rojo y con esa sonrisa que tanto me encanta.
-Dios, ¡hay muchas personas allí! -Dijo y yo rei.
-¿Donde quieres ir?
-No lo sé. Oh, bueno, si vamos a tu lugar favorito, ¡prometo no quedarme dormida esta vez!
-Tus deseos son órdenes. -Dije sonriendole.
En el camino no pude evitar voltear un par de veces para verla. Ella me miraba y sonreía nerviosa.
Después ella encendió la radio. Las dos empezamos a cantar la canción a todo pulmón.
-Llegamos. -Dije saliendo del auto y abriéndole su puerta. Esto solo lo hacía con mi madre.
Ella salió con una sonrisa en la cara y de la mano entramos a la casa. Ella apenas entró, se quito los tacones que llevaba. Con los tacones, o sin ellos, ella siempre se va a ver pequeña. Pero era mía.
-¿tienes hambre?
-Sí. -Dijo ella mientras se sentaba en el sofá.
Busque el teléfono y pedí una pizza. Espero que no demore, porque yo también muero de hambre. Me senté en el sofá al lado de ella.
-Juguemos a 29 preguntas. - Oh Dios, ¿que le diré de mi asquerosa vida?
-Empiezo yo. -Dije aprovechandome de la situación. Ella asintió.
-¿Que pasa con Griffin? -ella suspiro.
-No se como pude estar con el. Digo, no tuvimos nada serio pero... El es un imbécil. No sabes como me arrepiento de alguna vez haber salido con el.
-¿pero entonces por qué decidiste salir con el? ¿Te gusta?
- Es solo una pregunta Dix y es mi turno. - Suspiré.
-¿A que edad perdiste tu virginidad?
-Creo que a los 15, o a los 14 no lo recuerdo. -Dije y ella se sorprendió.
-Fuiste tu la que hiciste la pregunta. -Ella rio
-Sí, lo sé.
-¿Te gusta Griffin?
-Oh, no. Pará nada. Nunca me gustó.
-¿por qué me besaste ese día? -Dijo ella, podía notar lo nerviosa que estaba.
-Porque quería. Me gustabas. ¿Y sabes? No sabes desde ese momento lo mucho que he deseado tus labios.
Ella tomó la iniciativa y se acercó a mí para darme un beso. Sus manos se pusieron en mi cabello y las mias en su cintura, luego nos separamos por falta de aire.
-No sabes lo duro para mi que fue verte con diferentes chicas todo este tiempo.
-Pensé que cualquiera chica me haría olvidarte. Nunca lo conseguí.
-eso fue exactamente lo que hice con Griffin. Tampoco funcionó. -Yo sonrei.
-Te quiero ¿lo sabias?
-Yo te quiero mucho mas. -No lo creo. Ella no tiene idea de lo mucho que la quiero. Todo, absolutamente todo, de ella me encantaba. Estoy enamorada incluso de sus defectos.
El timbre nos interrumpió.
-Yo abro. -Dijo ella mientras se dirigía a la puerta y yo buscaba el dinero.
-Preciosa, son 5.99. ¿Estas sola?
-Escuche decir a ese imbécil que trajo la pizza.Me acerque a ellos y la abrace por detrás dándole un beso en la mejilla.
-No. No lo está. ¿Por qué? ¿Algún problema? -El me entregó la pizza y respondió nervioso.
-No.
-Muy bien. No me gustan los problemas, ¿sabes?
-a mi tampoco... Dijo dando una vuelta y se fue lo mas rápido que pudo.
Voltee a ver a Addison y las dos estábamos soltando carcajadas.
-Creí que le tendré que dejar claro a muchos que eres MI pequeña. -Ella sonrió y me abrazo.
-Tuya. -Esas palabras me dejaron sin aliento. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que podía salir en cualquier momento.
Me acerque a ella y le di un beso. Luego le agarre la mano y nos dirigimos a la cocina donde comeríamos.
Risas, besos, abrazos, películas, una sabana, un sofa, palomitas de maíz, confesiones.
Con eso se resume mi perfectamente noche.
Y finalmente, una Addison, dormida en mi pecho.
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Eres mía, rubia (dixison)
RomanceDixie D'amelio y Addison Rae No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes y actitudes contrarias. Dixie era dueña de si...