Sofia.
Como me dolía dejar, como me dolio saber lo mal que se sentía, pero yo me sentía peor, ella se burló de mi, me mintió y lo peor de todo. Con mi mejor amiga. No puedo mirarla y no sentir furia y decepción. No quiero verla. No quiero no entiendo como no pude darme cuenta antes.
Me dirigí a casa de Camila, que se que me escuchara. Necesitaba estar con ella, necesito desahogarme.
Llegue y toque el timbre con desesperación.
-¡Sofía! ¿Que pasó?
-No te imaginas que paso. ¿Recuerdas mis sospechas? - entre a su casa-Addison estaba con Dixie, Cami. ¡Con Dixie! Alguien me mandó un maldito mensaje con varias fotos de ellas, ¿sabes como me siento? No me entere por mi hermana. ¡Me siento como una imbécil!. - Grite ella se acercó a mi y me abrazo.
-Calmate Sofía... Supongo que no fue fácil para ellas decírtelo.
-¡no! ¡No me puedo calamar! Addison es una put... - ella me soltó y me miró con suria.
-¿Que te pasa? ¿Como puedes hablar así de tu hermana? Exactamente porque reaccionarias así. Addison era bastante cuidadosa con eso. Tenía miedo de lo que pudieras hace... - La interrumpi.
-Espera ¿tu lo sabias? - ella se alejo de mí y empezó a jugar con su cabello, ignorando mi pregunta.
Eso significaba que estaba nerviosa. Me acerque a ella y cogi su mentón. Haciendo que me mirara fijamente.
-Camila, ¿tu lo sabias? - Dije con la voz entrecortada.
No. Esto no...
-S-Si... - Respondió bajando su mirada.
-Genial. ¡Genial! Hasta mi novia lo sabía. Todos en esta maldita ciudad lo sabían. Y nadie me dijo nada - Grite.
-Sofía, yo no podía decirte eso, yo no podía meterme...
-¡callate! - Grite de nuevo. Haciendo que se asustara.
Ella empezó a llorar, pero sabía que no se quedaría callada. Camila nunca se queda callada, siempre tiene algo que decir así se sienta muy mal. Supongo que es una de las cosas que más me gusta de ella. Pero en este momento, no quería escucharla.
-¿por qué no piensas un poco, eh? Así como tu te enamoraste de mi, ¡Dixie se enamoro de tu hermana! Así como tu cambiaste. ¡Asi lo hizo ella! Pero tu siempre piensas en ti. ¿Por qué no te pones en su lugar? Oh, ¡perdón! Se me olvidaba que solo piensas en ti. El mundo no gira a tu alrededor, Sofía. Deberías a veces pensar en los demás.
-Espera, espera ¿yo me enamore de ti? ¿Estás segura en eso? - Dije burlandome.
Si. Si me enamore de ella. Desde el momento que empezamos ese maldito juego de juntar nuestros cuerpos cuando quisiéramos. Desde que escucharla gemir, se acostaba en mi pecho exhausta y hablábamos acerca de nuestros problemas hasta las cuatro de la mañana. Desde que se quedaba dormida en mi pecho completamente desnuda, brindándome confianza.
Porque yo soy la unica persona con quien Camila ha estado. Ella me lo confesó y la necesito más que nada. Pero ella me mintió. Ella también hizo parte de este juego. No podía evitar mis impulsos. Estaba sólida y una pequeña parte de mi quería hacerla sentir mal. Pero la otra, solo quería abrazarla y decirle que dejara de llorar.
Pero el orgullo se interpone.
-Y-yo... - Dijo entrecortada.
-Sí, lo pensaste. Muchas lo piensan. Camila. No es mi culpa si te ilusionaste.
-¿entonces por qué mierda Viniste? ¿Pará contarme lo mal que te sentías verdad? ¡Porque yo soy la unica capaz de escucharte? - Grito.
-Eres buena en michas cosas. - la mire de arriba a abajo. - pero ¿quien dice que la diversión no puede darte uno que otro consejo?
-¿diversión? - pregunto confundida.
-Tu solo eras un juego para mi Camila. - no podía creer que estaba haciendo esto.
Ella abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró. Seco sus lágrimas con brusquedad.
-pues el juego terminó. - Dijo y señaló la puerta.
-No voy a mentir, fue una buena partida. - Dije burlona y salí de su casa.
Siempre pasaba esto. Siempre que alguien me lastimaba. Sentía la necesidad de hacerlo sentir igual o incluso peor. Por eso muchas personas se van de mi lado. ¡Nada nunca se queda conmigo! Porque si soy impulsiva y no puedo controlarme.
Maldita Camila, solo queria volver a timbrar y besarla, demostrarle que nada de lo que dije es cierto. Pero simplemente no puedo. Todos lo que me engañaron lo van a pagar.
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Addison.
Después de un largo camino, me encontraba tumbada en la cama donde alguna vez Dixie y yo habíamos dormido. No había fichó nada en 5do el viaje, después de mi encontró con Dixie. No quería hablar con nadie.
-¿necesitas algo? - Dijo Antony entrando a la habitación.
-No. - Dije seca.
-Vamos, Addison... No te pongas así, vinimos a disfrutar esto ¿no?
-¿Que tal si vamos a una fiesta en la playa hoy? - Dijo Avani entrando a la habitación.
-No. No hay manera de que vaya. No tengo ganas de nada.
-Supongo que nos quedaremos contigo. - Dijo Avani sentándose en la cama.
-No, no ustedes deberían ir, no les voy a arruinar esto. Así que vayan a esa fiesta y diviértanse. Voy a estar bien.
Y los convencí no quería que se quedarán aquí solo porque yo me sentía mal tenia los mejores amigos del mundo y de eso si que estaba segura. Cuando salieron, me tumbe en el sofá a ver varias películas de acción. Mismo es ver una película romántica para sentirme peor. Había visto cinco películas ya y me había terminado todo el helado. Necesito más helado. Es lo único que me hará sentír mejor ahora mismo. Avani y Antony había dejada su auto. Hoy era mi día de suerte. Busque las llaves por todos lado. Hasta que las encontré sobre su cama. ¿Por qué no lo pensé antes?
Estába en el auto y suspiré. Vamos, Addison tu puedes hacer esto... Dixie te enseñó. No. No, no pienses en ella. Empecé a conducir despacio. Con el miedo de chocar con otro poste. Al parecer lo estaba haciendo bastante bien. Estaba tranquila.
Un auto venía justo detrás de mi, al principio no le preste mucha atención, pero estaba casi segura que este auto me perseguía.
Gire a la izquierda y aumente la velocidad, este hizo lo mismo.
Si querían asustarme, lo consiguieron. Aumente mucho más la velocidad y tuve que frenar.
Oh, no calle sin salida. Mierda. ¿Y ahora que hago?
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Eres mía, rubia (dixison)
RomanceDixie D'amelio y Addison Rae No tenían muchas cosas en común, sus edades eran distintas, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura. Nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes y actitudes contrarias. Dixie era dueña de si...