Capítulo 17 - Qué lentas que pasan las horas

1.3K 118 9
                                    



Después de disfrutar la tarde del domingo con las chicas, la semana pasa extremadamente lento para Luisita.

La rubia se siente en una burbuja en su relación con Amelia. Sabe que aún son los primeros días pero no puede evitar sentir esos nervios y esa emoción al ver cómo encajan y se complementan tan bien. Además, si ya se sentía así anteriormente, cuando por fin llegó el sábado por la noche a su casa y se tiró al suelo de su dormitorio para buscar en cada rincón del suelo la carta que le había dejado Amelia, esa emoción se multiplicó.

Finalmente la encontró detrás de la mesita de noche y la leyó allí mismo, sentada en el suelo de su dormitorio, apoyada contra la cama que las había visto despertar esa mañana, porque no podía aguantar más las ganas. Y no le defraudó en absoluto. Amelia describía perfectamente lo mismo que había ido ocurriendo en su interior desde que sus caminos se habían vuelto a cruzar, cómo habían vuelto a recuperar esa amistad especial en la que se entendían perfectamente y de ahí unos sentimientos más fuertes habían empezado a crecer de forma natural y orgánica. La morena se explayaba y hablaba un poco más sobre aquella confesión que le hizo en el parque, que su corazón no había latido así por nadie nunca, y su deseo de poder despertarse como esa mañana, en sus brazos, todos los días.

Aunque apenas tuvieran oportunidad de hablar de ello, Luisita no podía estar más feliz, nunca había sentido por nadie lo que siente por Amelia y tiene la suerte de tener la certeza de que la morena está en el mismo punto que ella. Además, la morena la comprendía como nadie.

-Cariño, no pasa nada. Cómo me va a importar ir a casa de tus padres a comer. –Luisita estaba a punto de irse de casa de Amelia tras la película. La pequeña estaba jugando en la bañera y su madre en seguida tendría que ir a lavarle el pelo.

La rubia resopla. –Pero Amelia, es que es muy pronto. Llevamos... -Se detiene, nerviosa, no sabiendo ni cómo etiquetar lo que son- juntas, ¿qué? ¿Dos semanas? No pasa nada, me invento una excusa y ya está.

-Bueno, es cierto que no lo hemos hablado todavía pero para mí, estamos juntas desde aquel día en el parque, hace dos semanas, cuando nos dijimos lo que sentimos. Eres mi novia porque nos damos besitos, no lo digo yo, lo dice Carol, ¿no? –Termina con una sonrisa.

Luisita se ríe, algo más tranquila. –Sí...

-Pues ya está una cosa aclarada, no te tienes que preocupar por eso. –Le dice acariciando su mejilla e intentando tranquilizarla.- Y aunque solo llevemos dos semanas, cariño, nuestra relación es distinta. Ya nos conocíamos de antes y la verdad es que no nos ha hecho falta mucho tiempo para llegar hasta aquí. –Amelia encoge los hombros.- En cuanto a la comida con tus padres, sé que no eres como Nacho o como yo y que estás muy unida a tu familia. Siempre lo has estado. Y es normal, son gente maravillosa. Entiendo que estés nerviosa, pero no tienes que estarlo por mí, estoy segura de que va a ir todo genial.

Luisita pone morritos. -¿De verdad que no te va a importar?

-Claro que no, cariño. Además, saber que voy a pasar el domingo contigo me va a dar fuerzas para la semana que me espera.

Solo pensar en Amelia le hace estar en calma. Y solo con verla le entran ganas de sonreír, aunque sean solo unos minutos cuando se acerca a recoger a Carol en un día de perros en que uno de sus alumnos se ha puesto malo y ha vomitado sobre su bata favorita.

Durante la semana, el trabajo de la morena no les permite verse demasiado, como de costumbre. La adaptación de la obra va viento en popa y ha llegado el momento de empezar con las audiciones de los actores y cuerpo de baile que acompañará a Amelia y una artista que pudiera sustituirla de vez en cuando. Tras la conversación que tuvieron el sábado, provocada por el estrés y los comentarios de la señora Pía, Amelia parece más tranquila y consciente, dispuesta a cumplir su sueño y no perderse momentos con su hija. La rubia la admira muchísimo, aunque también la echa de menos.

Lo Nuestro es Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora