Capítulo - 36

1K 114 9
                                    



-Mary, que he venido para que me ayudes, no para que me ignores. –Le recrimina Luisita. Las hermanas Gómez están en el despacho del King's, donde la rubia ha encontrado a su hermana revisando los albaranes y preparando un pedido de bebidas de cara al fin de semana y se ha sentado en el sillón que tiene en el rincón.

La mayor respira hondo, levanta la vista de las hojas de Excel que está consultando desde hace rato en la pantalla de su ordenador y se lleva la mano al puente de la nariz, notando algo de alivio al despegar la vista un rato. –Luisita, que te estoy escuchando cariño. Pero es que tengo que dejar hecho el pedido hoy para que llegue para el viernes y todavía no lo he terminado. –Por fin abre los ojos y enfoca a su hermana pequeña.- Que has discutido con Amelia. Es normal, Luisita, todas las parejas discuten. De hecho me estabais dando un poquito de asco ya, que lleváis meses juntas y hasta conviviendo y estáis siempre tan conectadas...

-Definitivamente no ayudas, María. –Sacude la rubia la cabeza ante las palabras de su hermana.- Que hoy hemos tenido una tremenda. Hoy, o bueno, estos últimos días, no estamos muy conectadas precisamente. Y necesito que me ayudes a arreglarlo, no quiero joderla más.

María frunce el ceño. –Pero vamos a ver, cariño, que es normal y sano en una relación tener una discusión de vez en cuando. Y no pasa nada. No creo que la primera discusión que hayáis tenido sea lo suficiente gorda como para que os separéis y echéis por la borda estos meses, después de que estáis viviendo juntas y todo. Os toca trabajar a las dos para solucionarlo y vuestra relación saldrá más fuerte de esta.

-¿Tú crees?

La mayor se pone cómoda y suspira, dando por hecho que más tarde tendrá que volver a ponerse para terminar el pedido. –Pues claro, Luisi. No es que yo tenga mucha experiencia, pero ¿no has visto los rebotes que papá y mamá se pillan a veces? Que luego nos llaman a nosotras cabezotas, pero haber de quién lo hemos heredado... Y siempre acaban haciendo las paces. Porque se quieren, porque uno cede un poquito y el otro cede otro poquito y se encuentran en el medio.

Luisita se muerde el labio, mirando al vacío. –Venga, Luisi. –Le vuelve a hablar, para sacarla de sus pensamientos.- Cuéntame exactamente qué ha pasado. ¿Por qué habéis discutido así?

-Pues si te soy sincera, ni siquiera yo lo tengo muy claro. Solo sé que al final algo de lo que ha dicho o cómo lo ha dicho me ha molestado y me he ido dando un portazo... -Empieza Luisita, mientras hace memoria de qué fue lo que desencadenó todo.

**

-Cariño, que hoy como es el día del padre, mi madre quiere que nos pasemos todos esta tarde por el Asturiano para darle una sorpresa y merendar todos juntos. –Comenta Luisita saliendo del baño de su habitación tras lavarse los dientes y ya casi completamente preparada para el nuevo día de trabajo.- Podrás pasarte antes de ir al teatro, ¿no?

Amelia está terminando de hacer la cama, colocando los cojines en su sitio. -¿En serio, Luisita? Me lo podrías haber dicho con algo más de tiempo, ¿no? Hoy la función es temprano. –La morena sacude la cabeza mientras se sienta a los pies de la cama para atarse las zapatillas.

-Por favor Amelia, por lo menos intenta pasarte un ratito. Seguro que le hace mucha ilusión.- Le ruega con su carita de buena.

-No lo veo, Luisita, tengo un día complicado. Además, que no hace falta que yo esté ahí, ¿no? Quiero decir que es una cosa de vuestra familia.

-Pero Amelia, que sabes que mi padre te quiere como si fueras una más de sus hijas. Y tú tienes también una relación muy especial con él.

La morena evita su mirada, girándose para confirmar que todo está en su sitio, antes de poner rumbo hacia la cocina para tomar algo de desayuno. –Ya, Luisita. Pero es que no es mi padre. Y no sé por qué te empeñas tanto en que tenga que estar ahí, de verdad, que es tu familia, no la mía. Yo no pinto nada ahí. –Responde Amelia con un tono muy cortante.

Lo Nuestro es Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora