꧁ 𝑵𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒆 𝑸𝒖𝒆 𝑻𝒆 𝑳𝒂𝒔𝒕𝒊𝒎𝒆𝒏 ~ 𝑪. 𝑫. ꧂

Capitulo 28

Como una amante de la lectura, se podría decir que no era la primer vez que caminaba por las calles por las cuales iba, había leído como estas eran descritas como unas calles vivas llenas de luces y un negocio cada tres puertas, así como las personas quienes eran extremadamente respetuosas, donde a pesar de ser claramente una extranjera, nadie la miraba con detenimiento o dudosos de que haría una chica como ella en Japón. Leía el recorte de periódico que tenia en sus manos buscando la dirección que estaba escrita en este, como todo periódico el profeta tenia su sección de noticias para llenar los huecos, estos siendo noticias extranjeras que no a muchas personas les importaban o les afectaban, por lo que nadie solía prestar atención a estas. Hace unas semanas en su búsqueda por maneras de solucionar un conflicto que había investigado en diferentes estrategias que tomar y la que mas le había llamado se encontraba en Japón.

  Kaito Hirayuko, el chico prodigio dueño de su propia compañía a la corta edad de 20 años, ha revolucionado a la industria mecatrónica muggle por la última década, y ahora con sus nuevos experimentos, perder una extremidad ya no será un problema para nosotros magos. El joven ingeniero de origen japonés dijo en su última entrevista que si sus ideas van como planeado, para el año 2000 podrán magos de todas partes del mundo conseguir sus invenciones.

Por fin, y después de comunicarse a señas con diferentes amables ancianas que encontró en el camino, el gran edificio de invenciones Hirayuko, en la foto parecía una imponente torre de varios pisos, mientras que la realidad era otra, se trataba de un pequeño edificio de no mas de tres pisos que se notaba desde fuera se estaba deteriorando, ajusto sus gafas encantadas leyendo detenidamente la dirección que se encontraba en el edificio, esperaba que no se hubiera equivocado al hechizar las gafas y terminara en algún laboratorio clandestino de metanfetaminas. Abrió la puerta de entrada subiendo por unas estrechas escaleras hasta lo que por lo que había caminado supo que era el tercer piso, abrió la puerta viendo un gran desorden de cableado y auto partes por la gran habitación, pensó que normalmente ese espacio estaba pensado para ser una oficina, por la cantidad de escritorios en este y los cubículos desecho que se encontraban en una esquina de la habitación, camino con cuidado esperando no encontrarse nada y pisarlo por accidente.

—¿Hola?— pregunto en voz alta esperando que alguien le contestara —Ohaio— trato de usar el idioma de la región, y con esto de una puerta alejada de la de la entrada se escucho una voz responderle.

—Otte tsūchi ga aru made kyūgyō shite orimasunode, dōzo okoshi kudasai— no entendió las palabras de la voz masculina que se encontraba en el cuarto, pero supo por el tono de esta que no se trataba de un recibimiento cálido —Doa ga shimaru no ga kikoenakatta— dijo con un tono enojado abriendo la puerta, en cuanto esta se abrió dejo ver a un joven chico de cabello largo azabache y enmarañado, casi ocultando su rostro, pero aun dejando ver en este los rasgos asiáticos notables en este, lo que mas sorprendió e intimido a la chica fue su altura, el chico era casi del mismo tamaño que el marco de la puerta, por lo que le sacaba dos cabezas si se acercaba, tenia una figura delgada, pero su playera de mangas cortas dejaba ver como sus brazos a pesar de ser delgados se encontraban cargados demostrando los músculos que este tenia —Subarashī, ushinawareta gaikoku hito.

—Debí haber aprendido japonés antes de venir— murmuro para si misma viendo que el chico la ignoraba mientras cerraba la puerta tras de si para sentarse en un escritorio cercano a ella, viendo como por su gran tamaño la silla le quedaba demasiado pequeña.

—Es el mínimo acto de consideración cuando visitas un país diferente— le respondió con una perfecta pronunciación, y un asentó que podría ser identificado como Australiano —Ustedes americanos siempre creyendo que el mundo gira alrededor de ustedes— soltó una burlona risa cruzándose de brazos analizando con la mirada a la chica de gafas.