Capítulo 26: El floreciente amor

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El Señor Sesshomaru no había parado de caminar desde hacía horas en medio de la lluvia.

—Amo Bonito —musitó Jaken jadeante—, ¿no puede ir más despacio?

Pero el Señor ni se molestó en responder, tal y como en las demás ocasiones. Jaken no entendía por qué seguía pidiéndole lo mismo una y otra vez, pero ¿qué otra opción tenía? Era lo único que sabía hacer; siempre había hecho lo mismo sin importar las circunstancias: acompañarlo de cerca a donde quiera que fuera, ese siempre había sido su trabajo.

No obstante, ahora mismo todo era diferente: él era un humano y el Señor Sesshomaru estaba enojado, ¿o triste?, ¿o quizás confundido? ¡Quién lo sabía! Jaken, desde que había perdido su naturaleza yokai, luego de que aquella vieja bruja Nashi le lanzara la semilla de mostaza, no había sido capaz de discernir con la misma facilidad de siempre el estado de ánimo de su Amo; sin embargo, fuese cual fuese, lo demostraba de la única manera que sabía hacerlo: teniendo un humor de perros.

—Hmm... Quizás de ahí venga el dicho —pensó en voz alta entre jadeos al tiempo que intentaba seguir el ritmo del Señor Sesshomaru.

¿Por qué Rin tuvo que decirle aquello? ¡Sonó como si lo estuviera corriendo! ¿Qué le sucede? Pues estaba más que claro que aquellas palabras habían herido a su preciado Amo Bonito.

Sin embargo, Jaken tampoco podía culpar a la pequeña Rin: ella había vivido una experiencia traumática al haber sido controlada por aquel hitokon y tener dentro aquella condenada cabeza de raíz. ¿Cómo siquiera era posible que hubiese pasado eso? Cada vez que Jaken lo pensaba le parecía un sueño, una idea enajenada que solo podía originarse en las mentes más retorcidas: ¿corromper el alma de una muchacha inocente por una cosa como la venganza? No es que Jaken se sorprendiera por la crueldad que implicaba el plan —al fin y al cabo los de su raza no poseían escrúpulos cuando se trataba de conseguir un objetivo—, más bien, lo que le impresionaba al pequeño sirviente, era el hecho de que alguien pensara que aquel plan fuera a tener éxito, pues no estaban implementándolo en cualquiera, sino en el mismísimo Señor Sesshomaru. ¿Cómo podían imaginar que él dejaría que Rin, la persona a quien más le importaba en el mundo, obtuviese aquel horrible final? No obstante, el mismo Jaken se le había cruzado por la cabeza la idea de que por poco y Rin no sobreviviría.

—Supongo que las cosas pasan por una razón —meditaba jadeante. No sabía cuánto más soportaría caminar: las rodillas y su espalda le estaban suplicando que se detuviera ya, pero no iba a dejar solo a su Señor.

Pues, ahora que lo pensaba, si las cosas se hubiesen desarrollado de manera diferente, el presente de ahora mismo sería otro: de no haber llegado al bosque de los kodamas, jamás se habrían enterado de que Ne no Kubi vivía alimentándose de la vida de Rin; y jamás habrían salido vivos de aquel bosque de no ser por la hoja que Bokuseno les había brindado; eso nunca lo habrían logrado sin tener la ayuda del kenmun, que Rin había encontrado en aquel pantano donde el chimi la había atacado, todo porque se había creado un malentendido entre su Amo y la muchacha.

—Las cosas pasan por una razón —afirmó luego de haber pensado entre incesantes resuellos—, una razón muy estúpida.

Jaken se disponía a seguir cavilando pero su Amo entonces se abrió pasó entre un espeso ramaje y, olvidándose de que su pequeño sirviente venía detrás —¿o quizás adrede?—, dejó que las ramas volvieran a su estado original, pero no sin antes empujar al pobre Jaken como si de una catapulta se tratara.

—¡Ah! —gritó mientras era arrojado por las ramas hasta dar a un arbusto que amortiguó su caída—. Amo Bonito..., espéreme —pero ya lo veía alejarse sin reparar en él—. Está tan centrado en sus pensamientos que no puede oírme —dijo mientras se acostaba en donde había aterrizado—, ¿o es que no quiere? No, debe ser porque no me oyó... ¡ACHÚ! —y una vez que estornudó por primera ocasión, no paró de hacerlo—. ¡Condenado —estornudo— cuerpo —otro estornudo— humano!

Canción de PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora