MOROHA Y LA PERLA NEGRA - CAPITULO 6

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Una fuerte ventisca resoplo contra ellos haciendo revolotear sus cabellos y vestimentas. Todos se encontraban en silencio, atentos a seguir escuchando al hanyo quién seguía andando sin mirar atrás. La pelinegra quien se encontraba a su lado le mira asustada e intrigada por saber aun exactamente que le sucedió a su madre, pero a la vez tenía miedo de la verdad. El peli-plateado tiene su mirada fija al frente, recordarlo todo le dolía demasiado y lo hacía molestarse mucho más consigo mismo por no poder haber hecho algo antes para poder protegerla, para poder mantenerla a salvo del mal que se había caído sobre ellos.

—Por fortuna, Kagome despertó después de un buen rato, pero... — sigue contando sin apartar su mirada del camino, mientras fruncía el ceño — esa no fue la única vez que le sucedió. Había momentos en que ella se encontraba en perfecto estado: caminando de un lado a otro, como si en realidad solo fuese falta de sueño, pero había otros en que de repente se sentía demasiado débil, hasta el punto de no poder ponerse de pie o caer profundamente dormida. Fue cuando me percate que cada minuto que pasábamos aquí, comenzaba a afectarle...

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Terminamos de comer los pescados que habíamos calentado frente a la fogata para después quedarnos fijamente mirando al cálido fuego. Algo no andaba bien con Kagome, podía verlo claramente. Después de que se desmayó esa vez, ha estado demasiado débil, pero ella no quiere aceptarlo. ¿Qué es lo que le está pasando con ella? ¿Por qué siempre tienes que ocultar como te sientes, Kagome? Sé que tus intenciones siempre han sido no preocuparme, pero en este punto, ahora que tú y yo somos... ¿Por qué? ¿Por qué sigues haciéndolo? Voltee mi mirada hacia ella para verificar que se encontrara en buen estado, pero sorprendentemente me topo con su mirada; estaba viéndome fijamente. ¿Desde hace cuánto? Al parecer quiere decirme algo, pero no dice nada, ¿Qué es lo que querrá decirme? ¿Tal vez está vez quiera decirme que se siente mal? Pero en vez de eso, vuelve su mirada al fuego y suelta un débil suspiro. ¿Suspiró? ¿Por qué suspiró? De repente decide por ponerse de pie, pero no pudo. Volvió a intentarlo, y podía ver qué le era imposible. Lo sabía, otra vez se encuentra débil, otra vez no tiene las fuerzas suficientes para poder ponerse de pie. Al ver que batallaba y casi caía de rodillas, me acerqué a ella para tomarla y ayudarla a ponerse de pie para así caminar hasta la cama, apoyándose de mí. La ayudo a recostarse poco a poco hasta que logra acomodarse para así poder cubrirla con la sábana blanca, la temperatura otra vez estaba bajando.

—Acuéstate conmigo — me pide de repente y sin cuestionarle me acuesto a su lado brindándole mi calor. Ella instantáneamente se acurruca en mi pecho como si se tratase de una pequeña niña queriendo ser protegida. La rodeó con mi brazo para atraerla más hacia mí y así brindarle todo mi calor. Cerré mis ojos esperando hasta que ella pudiera conciliar el sueño, pero no fue así. Los abrí un poco y me encontré con ella nuevamente mirándome de aquella manera tan deseosa.

Deberías dormir le digo al ver que no tenía intenciones de cerrar sus ojos. ¿En que estará pensando?

Inuyasha... me llama con un tono serio y a la vez sensual, para después elevarse un poco y poder aproximar su rostro al mío para darme un tierno beso.

Acepto su tierno beso para después separarnos y volver a mirarnos a los ojos. Puedo verlo claramente en su mirada, deseaba intensamente que la tocara. Vuelve nuevamente a besarme, pero esta vez con más deseo, con intenciones de despertar en mi esa misma llama y lo pude comprobar al sentir su mano que bajaba hasta tocar mi miembro. No puedo negarlo, yo también tengo ese mismo deseo intenso, no lo podía ocultar, pero no me sentía a gusto siguiendo nuestro deseo intenso, sabiendo que ella se encontraba en ese estado. Así que la aparte delicadamente para encontrarme con su mirada ahora confundida. Le sonrió seriamente para después darle un tierno beso en la frente y hacer que se volviera a acomodar para dormir.

Moroha y La Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora