—Que esa mujer... ¿es mi madre?
La peli negra no puede apartar su mirada de aquella gran roca. Asombrada por la belleza de aquella mujer de cabellos negros y vestimenta de miko, y por el gran poder que tuvo que utilizar para poder sellar su corazón y alma. Había escuchado que las sacerdotisas podían sellar el alma y corazón de los demonios o personas, pero nunca había escuchado hablar de que lo podía hacer con ellas mismas. ¿Cómo pudo lograr tal cosa y seguía estando completa? ¿Qué clase de poder espiritual utilizo para terminar en ese estado? Pero la pregunta que más importaba en este momento era: ¿en realidad se encuentra dormida? ¿En realidad su corazón y alma se encuentran sellados? ¿Por qué no puede sentir su escénica? ¿O será acaso esa gran roca que se lo impide?
Los presentes observan detenidamente la roca sin comprender a la shihanyo y al hanyo peli-plateado, ¿a qué mujer se estaban refiriendo? ¿A caso la madre de la pelinegra se encontraba dentro de la roca? El albino observa detenidamente la roca y con dificultad logra ver ligeramente la figura de una mujer pelinegra, pero no logra distinguir sus facciones. ¿En verdad se trataba de ella?
—Así que se encuentra ahí — piensa el albino mientras sigue intentando distinguir mejor sus facciones — Ahora entiendo porque sentía esa inquietud. Esto atrasará las cosas.
—¿Una mujer? —duda la albina al igual que la castaña sin poder ver a la mujer de la que estaban hablando padre e hija. — Yo no veo ninguna mujer, ¿Dónde? — padre e hija voltean a ver a las gemelas, ¿en verdad no podían verla?
—Si, yo tampoco la veo — concuerda la gemela castaña.
—Ahora entiendo — dice el anciano pulga de repente — Solo el amo Inuyasha y la ama Moroha son capaces de ver lo que oculta aquella roca. Ya decía porque yo tampoco puedo verla.
—¿En verdad? ¿No pueden verla? — duda la pelinegra volviendo a mirar la roca que mantenía encerrada el cuerpo de su madre.
—Ya veo, así que era verdad — dice el hanyo.
—¿Qué cosa, amo? —duda la pulga.
—Según lo que me dijo Akiyama — dice el peli-plateado recordando esa vez — Solo aquellas personas importantes y amadas por ella, se les será revelado su secreto y serán las únicas capaces de romper el sello — guarda silencio para volverse hacia ellos, mirando a cada uno hasta detenerse al final en la pequeña pelinegra quien seguía mirando la gran roca — Esto me lo dijo, justo después de que Kagome sello su corazón...
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Aquel manto la había cubierto por completo y encerrado en esa dura roca. La roca dio un último brillo para así dar finalizado el ritual. Los ojos se me llenan de lágrimas al momento que comienzo a andar hacia ella, sin poder creer lo que había sucedido justo hace un momento. ¿Cómo fue que llegó a suceder esto? ¿Cómo es posible que no pude detenerla? ¿Por qué no pude protegerla? Toco la roca con las palmas de mis manos mientras miro triste y estupefacto hacia arriba, fijamente en su rostro que tenía una mirada tranquila, pero a la vez llena de tristeza y angustia. Kagome, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hiciste aun cuando te roge que no lo hicieras? ¿aun cuando en realidad no querías hacerlo? ¡¿Por qué?!
—Kagome...— la nombró al momento que pegó mi frente en la roca ocultando mi rostro— otra vez no pude protegerte. Otra vez no pude ser capaz de salvarte del peligro que corrías. ¡¿Otra vez voy a perderte?! ¡Maldición! ... ¡Kagome! — doy un golpe con mi puño en la roca, para después comenzar a gritar desconsoladamente su nombre dando fuertes golpea con mis puños a la roca —¡KAGOME! ¡KAGOME! ¡KAGOME! ¡¡¡KAGOME!!!
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Moroha y La Perla Negra
AdventureDonde descansan los restos de los demonios se encuentra oculto un secreto. Moroha junto a sus primas se adentran a aquel lugar para poder encontrar a sus padres, pero ¿qué sucedió verdaderamente con ellos? ¿Por qué no están juntos?