MOROHA Y LA PERLA NEGRA - CAPITULO 15

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La pelinegra fija su mirada en la de su amado hanyo suplicándole, a través de ella, que la ayudara a detener ese fuerte dolor que aprisionaba su pecho. Pero él no sabía qué hacer para ayudarla. Todo había sido tan repentino. ¿Por qué le había sucedido eso? ¿Por qué había aparecido esa horrible marca en su pecho? ¿Qué era? ¿Quién se la había hecho? ¿Acaso era a causa de aquellas energías de aquel mundo? La anciana que se había mantenido detrás de la pareja, se acerca para ver lo que estaba sucediendo con la joven mujer pelinegra. Mira aterrada y asombrada aquella horrible marca y sin dudarlo aproxima su mano para sentir su energía maligna, pero al instante es rechazada. La marca le da unas pequeñas descargas a la anciana y esas mismas atacan el interior de la joven haciéndola gritar de dolor.

—¡Mamá! —grita la pequeña shihanyo.

—¡Kagome! — grita el hanyo al mismo tiempo que su hija, al ver como la pelinegra sufría al recibir esa terrible descarga, haciendo de este modo que aquella marca se extendiera dos milímetros más — S-Se está...

—Se está extendiendo... ¡Papá! — grita la shihanyo mirando a su padre aterrada — ¡Esa cosa...! ¡¿Qué es esa cosa?! ¡¿Por qué le está pasando esto a mamá?! — el peli-plateado le miran sin saber que decirle, él tampoco sabía la respuesta. No sabía que estaba sucediendo.

—M-Moroha, por favor, no llores — dice débilmente mientras mira a su amada hija quien comenzaba a tener esas pequeñas lágrimas acumulándose en sus hermosos ojos marrones — Yo solo... — otro punzante y ardiente dolor le ataca al momento, haciendo que aquella marca volviera a extenderse un milímetro más.

—¡K-Kagome...! — dice entre dientes para después mirar directamente a la anciana sacerdotisa — ¿Qué es? ¿Qué es esa marca, anciana Kaede? ¡¿Qué es lo que está sucediéndole?!

—Esta marca, ... parecer ser el inicio de una muerte lenta y dolorosa — responde la anciana también aterrada por saber el destino que le estaba esperando a la joven sacerdotisa a causa de esa maldición.

—¡¿Qué?! — dicen en sonoro todos los presentes al escuchar las palabras de la anciana.

—¡¿Qué diablos está diciendo?! ¡No este bromeando con nosotros! — grita furiosa la pequeña pelinegra, mirando con ira a la anciana. Lo que estaba diciendo era demasiado cruel, que era imposible de creer. ¿Cómo se atrevía a decir semejante cosa? ¿Quién sería capaz de hacerle algo tan cruel a su madre?

—También preferiría que fuera una broma, Moroha, pero... — le dice triste la anciana — Esa marca es resultado de un poderoso veneno que está contaminando lentamente su cuerpo. Si no hacemos algo pronto, es probable que ese veneno ataque más rápido su cuerpo.

—No, ¡tenemos que detenerlo! — dice asustada y triste la shihanyo mientras mira aquella horrible marca intentando averiguar cómo podría ayudar lo antes posible a su madre. Claramente puede ver como la marca comienza a expedir aquella energía maligna. ¿Qué criatura le había hecho eso a su madre? ¿Por qué a ella? ¿Quién quería hacerle tanto daño? ¿Cuál era la razón?

Así que... — piensa el albino al escuchar las palabras de la anciana y mirar a su amada castaña — ... eso fue lo qué pasó.

Rin, quien se había mantenido mirando todo desde su posición junto a sus hijas, voltea al percatarse que el albino la estaba mirando fijamente. Se miran por unos segundos para después el albino recostarla nuevamente sobre el futón. Ante las miradas confundidas de ella y las gemelas hanyo, el albino se pone de pie para así caminar a paso lento hasta su hermano menor mientras tenía su mirada fija en la pelinegra. La anciana al darse cuenta que se aproximaba el albino, no duda en hacerse a un lado para dejarle mirar también. La shihanyo y el peli-plateado le miran también confundidos.

Moroha y La Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora