MOROHA Y LA PERLA NEGRA - CAPÍTULO 11

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El demonio mono pasa su mano una vez más sobre el cuerpo de la joven mujer para después mirar al hanyo peli-plateado quien miraba atento aquel acto. Sus miradas se encuentran por unos momentos, el hanyo no logra comprender que significaba aquella expresión en el rostro del demonio mono. ¿Es algo malo o algo bueno? ¿Qué es lo que está sintiendo? Vuelve su mirada a la de su amada. Su piel estaba demasiado fría y el rosado de sus mejillas y labios ya no se podían notar con claridad, poco a poco estaba perdiendo su color. Vuelve a apretar delicadamente su pequeña mano y agachando la cabeza hasta la de ella se maldice a sí mismo por no haber hecho algo para detenerla, para protegerla de este terrible destino. El mono demonio posa su mano en el hombro izquierdo del híbrido para empujarlo un poco y hacerlo volver a levantar la vista.

—Inuyasha... — le llama el demonio naranja, pero el hanyo no le responde y tampoco le mira, otra vez las lágrimas querían salir. — Inuyasha, escúchame — le pide amablemente para tener toda su atención — Kagome...

No, Akiyama, por favor ¡cállate! — piensa temeroso el hanyo, tenía miedo de saber la verdad, de que aquel mono le confirmara que ella se encontraba muerta. No quería escucharlo decir esas palabras. Aprieta con fuerzas sus dientes pidiendo en su mente que aquel mono no le dijera nada, pero...

—... no está muerta.

El hanyo abre los ojos con asombro al escuchar aquella frase. Rápidamente levanta la mirada para encontrarse con el demonio naranja, para poder confirmar si estaba diciendo la verdad. ¿Escucho bien? ¿No le estaba mintiendo? ¿Cómo sabia eso? ¿Cómo le aseguraba que era verdad lo que decía? El demonio le mira detenidamente a los ojos y con una sonrisa le asegura que todo se encontraba bien, que podía estar tranquilo. Deja de tomar su hombro y ahora fija su mirada en la joven mujer para después mirar la flecha la cual puede ver y sentir que aún sigue rodeada por aquella aura espiritual, por ese poder tan cálido.

—Ella está viva — le asegura mirando el rostro de la joven, el cual podía ver que ella reflejaba completa paz y felicidad. Ella se sentía tranquila, su alma estaba realmente tranquila. — ¿Qué estará viviendo en estos momentos? ¿En qué profundo sueño habrá caído para tener esa felicidad en su rostro? ¿Acaso te sientes segura ahora, Kagome?

—¿Cómo...? — quiere preguntarle, más las palabras no salen de su boca, está completamente confundido, ¿a qué se refería el demonio? ¿Cómo podía asegurarle que ella se encontraba bien?

—Espero que no esté bromeando, señor Akiyama. Podría haber grandes consecuencias si le miente a mi amo — dice la pulga demonio sin poder creer lo que estaba diciendo y temiendo por su vida si todo resultaba ser una mentira.

—Yo jamás miento — le asegura para así tocar la frente de la mujer. Al tacto una pequeña onda aparece y con ello, les permite a ambos demonios escuchar con claridad el palpitar de su corazón.

—Lo que se escucha es... — dice el híbrido asombrado por escuchar el latir de su corazón. Ella en verdad estaba viva. — Eso quiere decir que...

—¿Cómo es esto posible? Explíquenos, por favor, señor Akiyama — le pide la pulga intrigado. Era todo demasiado confuso para él. ¿De qué se perdió exactamente?

—Físicamente ella muestra estar muerta, pero eso es porque la flecha está protegiéndola del peligro — les explica un poco. — Esa es su principal función.

—¡Entonces esta flecha es...! — el híbrido mira rápidamente al mono esperando confirmar lo que pensaba.

—Si, Inuyasha, esta flecha, es una flecha selladora — le confirma volviendo su mirada a la flecha y poder ver nuevamente su cálida y poderosa aura espiritual — Kagome simplemente fue sellada nuevamente por el poder espiritual de su propia hija.

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