MOROHA Y LA PERLA NEGRA Epilogo

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El viento soplaba relajadamente en el bosque. El sol se encontraba en su punto alto, avisando que era medio día. A lo lejos un robusto jabalí corría rápidamente, huyendo de su depredador, el cual corría ágilmente esquivando sin problema los árboles, dispuesto en alcanzar y derribar a su presa. Mientras que, desde las ramas de los árboles, un segundo depredador le vigilaba a la distancia buscando el momento exacto para derribarlo con una de sus flechas. El primer depredador, un hanyo de cabellos plateados lanza su ataque utilizando sus garras, pero desafortunadamente este falla, cuando el pequeño jabalí esquiva dando un giro inesperado. El hanyo maldice y cambia también su rumbo con mayor velocidad, molesto por haber sido burlado por un pequeño animal. El jabalí regresa por el mismo camino, yendo justamente a una trampa que le tenían preparada. El segundo depredador, oculto entre las ramas, prepara su flecha y justo cuando el animal se aproxima, suelta su flecha, logrando derribarlo finalmente. La pelinegra baja de un salto del árbol y se aproxima al animal para poder comprobar que se encontraba muerto. En ese momento, llega el peli-plateado con la mirada fija en el jabalí.

—¡Bien hecho, Moroha! — le felicita el peli-plateado al ver que lo había derribado fácilmente con una de sus flechas.

—¡Gracias, papá! — le agradece la pelinegra mostrándole una gran sonrisa que deja al descubierto sus pequeños colmillos — Aunque para ser sincera, fue muy divertido ver como se burló de ti. ¿A caso te estas volviendo viejo? — se burla divertida.

—¡Kha! ¡No digas tonterías! Esta claro que lo hice para que esta vez tu seas la que lleve la victoria — le responde cruzándose de brazos y volteando la mirada.

—Si, si — responde sarcásticamente para así quitar la flecha del cadáver del animal y limpiándola, la vuelve a colocarla junto con las demás. — ¿Crees que será suficiente con solo uno? — le pregunta mientras observa el tamaño del jabalí.

—Sí. Después de todo... — toma el cadáver para poder subirlo a su hombro — tu madre dice que te hace falta comer más verduras — dicho esto comienza a avanzar.

—¡¿Eh?! ¡¿Solo yo?! — pregunta molesta — ¡Pero si tú eres el que no está comiendo realmente todas sus verduras! — lo apunta con su dedo índice.

—Eso es porque mi cuerpo requiere de más proteína animal que unos simples vegetales. La que necesita comer más verduras para crecer eres tu, enana — posa su mano en su cabeza para así alborotar sus cabellos negros.

—¡Detente! ¡No hagas eso! — se queja para así apartarse e irse contra él, atacándolo con sus garras. El peli-plateado ágilmente esquiva su ataque, dando un salto hacia atrás.

—¡Fallaste! — dice alegre, al momento de aterrizar y así comenzar a trotar de regreso a casa — ¡Mira ahora quien es la lenta! ¡El ultimo en llegar lava los platos!

—¡Oye! ¡Eso no es justo! ¡Tramposo! — le grita al ver que se había adelantado. — ¡Ya verás!

Moroha... — una ráfaga de viento choca contra ella, haciendo que se detuviera antes de poder seguir a su padre. Mira hacia atrás curiosa esperando encontrar a alguien.

—¿Quién...? — duda — Que extraño. Estoy segura que escuche que alguien me llamo, pero... no hay nadie — se dice en voz baja mientras mira a su alrededor buscando al dueño de aquella voz — Esa voz... se me hace muy familiar. Pero... ¿de quién?

—¡¡Morohaaaaa!! ¡¿Qué diablos estás haciendo?! — le grita su padre a lo lejos — ¡Tu madre nos está esperando!

—¡Ya voy!

Dicho esto, la pelinegra regresa en sus pasos para así poder alcanzar a su padre, quien al ver que ya se aproximaba se decide por echarse a correr nuevamente dando inicio a la competencia, la cual ella no pensaba dejarse ganar. Mientras que desde detrás de uno de los arboles, un joven hombre con una sonrisa, les mira alejarse, para así el también avanzar a paso lento hacia el mismo rumbo que aquellos dos híbridos.

Moroha y La Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora