MOROHA Y LA PERLA NEGRA - CAPITULO 16

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—¿Volverme su nuevo recipiente? — duda la pequeña shihanyo al escuchar aquella alternativa para salvar la vida de su madre

—¿Eso no es arriesgado también para Moroha? — duda la gemela al escuchar la sugerencia que daba la anciana.

Si, es arriesgado, — piensa mientras mira preocupada la marca — especialmente porque no soy tan resistente al veneno. Además, ¿Cómo haría tal cosa? ¿En verdad es posible que pueda absorber el veneno?

—Si, también arriesgado para ella — concuerda el peli-plateado con la gemela castaña — Aunque, con los poderes espirituales de Moroha, es posible que la maldición no tenga oportunidad de alojarse por completo dentro de su cuerpo.

—Es la única alternativa efectiva por ahora — dice la anciana cerrando los ojos y agachando la mirada, asegurándoles que era el único método que ella conocía efectivo para salvar pronto la vida de Kagome.

—¡N-No! — niega rápidamente la mujer pelinegra llamando la atención de todos los presentes. Todos fijan su mirada en ella al ver que estaba intentando ponerse de pie.

—¡Kagome! ¡No te esfuerces, por favor! — le pide el hanyo queriendo retenerla, pero ella se niega. Al ver que no lograría convencerla se decide por aceptar en ayudarla, sujetándola de la cintura y pasando su brazo por detrás de ella para procurar que no se fuese hacia atrás.

—No permitiré... que ella se vuelva... un recipiente — dice entre cortado mientras se va levantando poco a poco hasta estar completamente de pie.

—¡Pero...! ¡Si no lo hago tu podrías morir! ¡No quiero que te suceda eso! — le decía la pequeña shihanyo con temor de perderla.

—Moroha, ¿estás diciendo que lo harías sin saber las consecuencias? — le pregunta en un tono molesto, como sí le estuviera regañando.

—¡Por supuesto! Si es para salvarte, ¡claro que lo haré! — le responde muy decidida a hacer lo que sea solo por salvar a su propia madre. No tenía pensando echarse para atrás, aunque su vida se encontrara en peligro.

—Moroha... — susurra mientras observa sorprendida la mirada decidida de su pequeña hija — No, no digas eso. ¡Jamás permitiría que tu...! — la joven aprieta con fuerza su puño soportando las ganas de llorar. Realmente su hija estaba decidida a dar su vida por ella. No se lo podía permitir. — He dicho que no — dice al final.

—¡¿Por qué?! — recrimina sin comprender la terquedad de su madre. ¿Por qué no quería?

—Seguiré reteniendo esta maldición. Aun puedo purificar mi cuerpo — dicho esto coloca su mano sobre su pecho para poco a poco poder purificar un poco de veneno a la vista de todos.

Más todos sabían que era inútil. Los poderes espirituales de la mujer pelinegra estaban al límite, había gastado la mayoría durante el tiempo que estuvo en aquellos límites y utilizado para poder liberar a la mujer castaña de aquel sello rastreador que al final, resulto ser solo una trampa para envenenar a su víctima. ¿Por qué quería hacerse la fuerte? ¿Por qué no quería ceder en ser ayudada por su propia hija? ¿Acaso había algo más? ¿Qué era lo que la tenía en desconfianza, que la hacía estar insegura con su ayuda? La pequeña shihanyo le mira al rostro, el cual reflejaba miedo, agotamiento y tristeza. Ella estaba guardándose todos esos sentimientos, todas esas emociones. Estaba demostrando fortaleza, ¿solo por que no quiere dejarle esa responsabilidad a ella? ¿De que tenia miedo? ¿Qué era lo que la hacia no querer hacerlo?

Si Moroha absorbe las energías malignas del veneno es muy probable que... — piensa el albino analizando las cosas —... las energías malignas activen su sangre de demonio — recuerda el momento en que acercó su mano a la marca de su pecho, pudo sentir claramente como aquellas energías querían adentrarse a su cuerpo, para unirse a él — Siendo ella un cuarto demonio, será demasiado tentador para su energía demoniaca.

Moroha y La Perla NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora