F•ʀ•ɪ•ᴇ•ɴ•ᴅ•s || 5SOS

8

Hogar, dulce hogar. O mejor dicho... Hotel, dulce hotel.

Zack & Cody, gemelos en acción.

Mascarilla en mi cara, música relajante, tiempo de meditar luego de tener que haber estado tanto tiempo con los chicos y Luke.

—Ohmm...

TOC TOC TOC.

¿A CASO NUNCA TENGO PAZ? Santo Dios.

—¿Quién es?— pregunté de mala manera

—Ash

—Pasa— suspiré y me pare con los brazos cruzados sobre mi pecho, en bata.

—Oh, lo siento... Solo venía a disculparme por cómo se comportó Luke hoy y...— me miró de arriba a abajo y luchó por no volver su vista a la bata blanca —Te traje chocolates— sonrió y me alcanzó una bolsa llena de chocolates y golosinas.

Ashton. Calum. Michael.

Luke.

—Gracias— le sonreí más calmada —No te tienes que disculpar por él, Ash. Es mayorcito, tiene que disculparse él por sus estupideces.

—Miento si te digo que no lo usé como excusa para venir— sonrió sin mostrar los dientes, mostrando sus hoyuelos. Me dediqué unos segundos a ver sus facciones. Su pera partida me da mucha ternura.

—¿Quieres comer golosinas conmigo, Ash?

—¡Si!— sonrió como niño pequeño y arrugue mi nariz con ternura

—Siéntete como en tu habitación— me corrí a un costado y me dirigí al baño, dejando la puerta abierta. —¿Quieres una mascarilla facial?

—¿Tienes?

—Sí, tengo varias— dije mirando la pila que había al costado de mi lavamanos. Ashton entró conmigo y miró la pila junto a mí —Hayley las ama y me obliga a usarlas porque se encarga de cuidar mi piel y maquillarme

—¿Recomiendas alguna en especial?

—Puedo exfoliar tu piel y luego colocarte esta, tu piel quedará como trasero de bebé— sonreí emocionada

—Estoy su merced— sonrió.

Exfolié el rostro de Ashton cuidadosamente, cubriendo cada rincón de su piel. Retiré el exfoliante con una toalla de micro fibra húmeda y luego comencé a colocarle la mascarilla con mucho cuidado. Su perfume me encanta.

—¿Crees que puedes enseñarme a tocar la batería?— le pregunté mientras me aseguraba de no dejar ningún rincón sin el producto

—Es algo difícil— habló mientras mantenía sus ojos cerrados —Puedo comenzar con algo más fácil cómo el piano, o la guitarra

—El piano me gusta— contesté mientras me alejaba de su rostro un segundo para ver si había cubierto todo —Listo, en 30 minutos nos sacamos esto— señalé mi rostro —Y ya está

—Piano será— sonrió mientras abría sus ojos —¿Vienes mañana al estudio entonces?

—Ehm...— rasqué mi nuca

—Para aprender piano...

—Tal vez— reí —¿Quieres ver algo?

—Tengo un mejor plan. ¿Quieres escuchar nuestras canciones? Se que solo conoces algunas...

—Eres un poco...

—Solo estoy orgulloso de mi banda— sonrió tierno

—Vale, enséñame