Serena vio con horror como él se levantaba de su silla y le tendía una mano. Beryl se alejó de Serena y cruzó hacia él. Sin pronunciar una palabra, la acompañó fuera de la habitación.
Serena y John se miraron en tenso silencio, antes que Serena se arrancara los guantes y los arrojara sobre los almohadones del sofá.
—¿Dónde está mi abuela? —preguntó con la voz hirviendo de furia—. Quiero hablar con ella. Ahora mismo. Y que Dios le ayude cuando se enfrente a mi ira, John. ¡Que Dios le ayude! —Se volvió y salió del salón, volviéndose sobre su hombro en el último momento—. ¡Asegúrate que no se vayan! ¡Darien y Beryl deben quedarse esta noche! ¡No perderé a ninguno de los dos! ¡Ya he perdido suficiente!
—¿Estaba soñando? —preguntó Beryl mientras se paseaba de arriba a abajo en el jardín afuera de la mansión, con los puños fijos sobre sus caderas—. ¿Has oído todo eso? ¿O he perdido el juicio?
—Lo escuché —contestó Darien, observándola con cierta preocupación. Había visto a esta mujer destrozar toda una cocina, no quería interponerse si esta tarde tenía esa intención... él por el contrario pensaba que esta propiedad merecía un buen destrozo.
—¡Mi propia abuela me entregó a una extraña, con instrucciones de ahogarme como un perro! ¿Qué clase de locura es ésa? Me alegro de no haber crecido aquí. Siento pena por Serena. No me sorprende que desapareciera sin decir palabra. ¡Probablemente huyó gritando desde este lugar y lo borró intencionalmente de su mente!
—Trata de calmarte —dijo Darien—. No todo es malo. Ahora tienes una hermana y un primo que es un poderoso noble. Ninguno de ellos tuvo nada que ver con lo ocurrido aquel día, y ambos quieren hacer las paces, por lo que no puedes vengarte de ellos.
Ella se detuvo en seco.
—¿El conde no te disparó? Serena me contó cómo se conocieron en el círculo de piedra, y como te enviaron con el magistrado para asesinarte. No veo por qué los defiendes.
—No puedo culparlos por reaccionar de la manera que lo hicieron —contestó—. Yo hubiese hecho lo mismo. Fui detrás de Serena como un salvaje despiadado, pensando que eras tú.
—Ah, y eso todo lo excusa, ¿verdad? —se burló ella—. La gente puede hacer lo que le venga en gana conmigo, porque soy malvada y sin valor. No merezco el respeto de nadie. ¡De acuerdo con una cierta condesa viuda, ni siquiera merezco vivir!
—Lo que ella hizo estuvo mal —coincidió Darien, tratando duramente de mantener su voz firme y tranquila—. Todos lo saben, así que no puedes creer que todo el mundo sea responsable. Y seguramente la viuda siente algún remordimiento en su vejez. Por lo demás, lo peor está por venir ahora que Serena lo sabe. Tu hermana estaba tan horrorizada como tú al enterarse de lo que ocurrió. La conozco. No lo dejará pasar.
Beryl le dirigió una gélida mirada y empezó a caminar de nuevo.
—¿Qué voy a hacer? Los odio. A todos ellos.
—No a Serena —dijo él—. No puedes odiarla. Sé que no lo haces.
Ella entrecerró sus ojos hacia él.
—No vas a llevarme lejos de aquí, ¿verdad?
Él negó con la cabeza.
—Todavía no. Necesitas resolver todo esto y tener una idea de quién eres en realidad. De lo contrario, seguirás causando estragos por el mundo durante el resto de tu vida. Además de eso, Serena necesita tu ayuda. Necesita recuperar sus recuerdos, y hay un círculo de piedra en la colina que está llamándote en este momento, puedo imaginarlo.
Ella le lanzó una mirada rebelde, como si estuviese enojada con él por suponer la verdad.
—¿Y luego qué? —preguntó ella—. Si puedo ayudar a que la muchachita recupere sus recuerdos, ¿qué hago después? Difícilmente puedo unirme a sus filas, y comenzar a vivir como una maldita princesa.
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Seducida por él
Fiksi PenggemarDarien Chiba ha conquistador a tantos hombres en el campo de batalla y a tantas mujeres en la alcoba, que es prácticamente invencible. Pero un desafortunado encuentro con una seductora bruja le ha maldecido para siempre. Ahora, cualquier mujer a la...