El salón se encontraba sumido en un abrumador silencio que ponía impacientes a los presentes. En cuanto Gula se recuperó del efecto que el veneno había hecho en su cuerpo, decidió que era tiempo de unírseles a sus compañeros en el entrenamiento. Según la premonición de Avaricia, la Segunda Guerra Celestial estaba a la vuelta de la esquina. Darse el lujo de descansar no estaba en sus planes.
Apenas puso un pie en la sala de prácticas, Envidia los mandó a llamar a todos. Dijo que tenía un anuncio importante que hacerles. Algo sobre un mensaje encriptado en un libro de historia. La chica se veía tan entusiasmada que decidieron dejar la práctica para más tarde; aunque también tuvo que admitir lo cansada y ojerosa que lucía. Conociendo a Envidia, Gula podría jurar que estuvo encerrada en la biblioteca leyendo por horas. No recuerda con exactitud el momento en que su hábito se había vuelto tan insano. Dejarla a solas con cientos de libros ricos en información valiosa sobre sus ancestros era sinónimo de deterioro físico y mental.
—¿Cuándo fue la última vez que dormiste como corresponde? —indagó la pelirroja, observando con pena las ojeras que la castaña se cargaba. En otra vida habría sido mapache con tanto negro alrededor de los ojos.
—Siéndote sincera ya no recuerdo cómo es dormir así —al parecer sus sencillas palabras provocaron un eco en las mentes de los demás, quienes solo le dirigieron miradas de profundo consuelo y empatía. Molesta por saber que sentían lástima por ella, le restó importancia al asunto moviendo ambas manos de un lado al otro—. Dejen de hacer eso. Me fastidian.
—Solo nos preocupamos por ti —le sonrió Lujuria, mientras se servía una taza de té de manzanilla para calmar sus nervios acumulados. Todo lo que había pasado en torno a sus hermanos había provocado que su presión saliese disparada por los aires—. Por cierto, ¿para qué nos llamaste?
—Esta mañana encontré parte del fallo acerca de un juicio que Miguel tuvo al finalizar la Primera Guerra —comenzó a explicar la castaña, teniendo todas las miradas puestas en ella—. Al principio solo pude traducir unas cuantas palabras. No tenía idea de qué iba lo que estaba escrito. Por suerte, los ángeles conocen bien su idioma así que le pedí a Mason que me hiciera ese pequeño favor.
—¿Y qué dice? —preguntó Pereza impaciente, mientras un embobado Avaricia jugaba con su cabello.
—Resumiendo el palabrerío inútil, consideraron a su mensajero como un traidor por ser doble espía tanto para los ángeles como para los venatores —mencionó Lee a tropezones.
—Verán —Envidia se levantó de su asiento antes de que cualquiera comenzara a ametrallarlos con preguntas—. Durante la guerra, ya eran muchos los que suponían que los reinos iban a optar por firmar un tratado de paz. No todos se lo tomaron de la mejor manera debido a que querían imponerse y caer en el intento, en lugar de acordar la armonía entre los pueblos. Desafortunadamente, ahí fue cuando Miguel se vio obligado a actuar a petición de Gabriel.
—¿Dices que Gabriel le pidió que se colara en sus filas para obtener información?
—En efecto, Ira. Sin embargo, este documento dice que declaró haber tenido que brindarles información acerca de Calum también. Ya sabrán que los venatores no son muy confianzudos. Querían asegurarse de que la lealtad de Miguel estaba con ellos.
—Pero no fue así, ¿verdad? —Soberbia estaba tan impactado por lo que el ángel tuvo que hacer en la guerra, que se encontraba a nada de pedirle un té a Lujuria—. Miguel no traicionaría a su propio mundo a cambio de simple información.
Mason iba a responderle, cuando fue interrumpido por Samuel.
—Los ángeles no siempre son ángeles, Soberbia. No sabes que son capaces de traicionarte hasta que lo hacen.
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Cuando Soberbia se enamore [✔]
FantasyComo Pecado Capital, Soberbia tenía prohibido enamorarse. Como una humana del montón, Rachel buscaba amor en el lugar más recóndito del planeta. Una sola noche bastó para que ambos mundos se conectaran de una forma casi irreal. Y que, a su vez, los...