—¡¿Dónde diablos te habías metido?! —preguntó Envidia en cuanto entró en aquella lujosa habitación. La chica se veía furiosa. Claro que a él le importaba muy poco, pero le irritaba que lo molestaran en sus aposentos—. ¿Tienes idea de lo que nos pueden hacer los de la Alta Comisión si se enteran de que pisaste territorio humano sin compañía? ¡Te estoy hablando, maldita sea!
Soberbia apartó de sus labios la cristalina copa que con su mano sostenía, en un intento de ignorar la mirada acusadora de su menor.
—Sí, lo sé —dijo de la forma más despreocupada posible—. Saberlo lo sabemos todos. Diferente es querer prestarle la suficiente atención como para que se vuelva algo relevante.
—¡Relevante mis huevos inexistentes!
Soberbia ahogó una risotada.
—Es gracioso. Tú eres graciosa, Envidia. ¿Has pensado alguna vez en que no todo tiene que ser siempre como dictan las reglas?
—Fuimos creados para cumplir reglas, Soberbia —refutó, manteniendo la misma mirada tenebrosa con la que había llegado.
—¿Quién lo dice?
—¡La Alta Comisión de ángeles y demonios!
—¡Al diablo con la Alta Comisión! —bramó, alzando los brazos—. ¿Qué sentido tiene ser seres inmortales si vivimos bajo la sombra de otros? Piénsalo, Envidia. ¿Es así como planeas vivir eternamente? ¿A disposición de criaturas aladas y de lengua venenosa?
Envidia no respondió. De hecho, no importaba si decidía hacerlo porque Soberbia nunca la escuchaba.
Él seguiría con su monólogo del porqué, cómo y con qué propósito. Soberbia era el mayor de los siete, pero eso no lo hacía el más responsable y maduro.Aprovechando el infinito —e innecesario— discurso que el contrario aún recitaba, la muchacha de cabellos castaños dio un medio giro, tomó el pomo de la puerta hecha con madera de ébano y abandonó aquella habitación que gritaba soledad.
No supo si Soberbia había notado su ausencia.
De todos modos, le daba igual si alguien lo escuchaba. Con él bastaba y sobraba.Atravesó el largo pasillo, cuyas paredes sumidas en neblina daban la impresión de que un eterno vacío consumía al que pasara por allí. Los muebles de madera antigua, pequeños y medianos, eran los pocos habitantes del tramo que unía las tres habitaciones.
No mucho más allá, la gran sala era alumbrada por una chimenea que constantemente estaba encendida sin importar la época del año.
En Medium el frío jamás desaparecía. Lógicamente porque estaba más cercano a Infernum en cuestiones de distancia terrenal.Los Pecados ya estaban más que acostumbrados a lo helado de su hogar, pero esa chimenea se encargaba de hacer crispar la leña encendida cada vez que tenía oportunidad.
—¿Cómo te fue? —preguntó Lujuria desde el ventanal.
—Soberbia es una caja fuerte con una combinación indescifrable. Sé que algo oculta y no dejaré que eso nos perjudique —sentenció con la mirada perdida en el banquete que se estaba dando Gula—. Mañana cuando el sol se esconda, Ira, Avaricia y tú investigarán sobre esa mortal con la que Soberbia hablaba en el cementerio.
¿Cómo se había enterado Envidia de aquella situación entre Soberbia y la humana? Digamos que la capacidad de Pereza para leer mentes estaba rindiendo sus frutos.
—¿No crees que es algo exagerado? Es una humana. Su especie ha evolucionado, pero de mentalidad siguen siendo como sus ancestros en la Edad de Piedra.
—Su curiosidad es la que me preocupa —admitió, mordiéndose el labio—. A él le llamó la atención tanto como a ella. Cuando Soberbia se mete algo en la cabeza, nadie puede quitárselo. Y, mientras más se acerque a los mortales, más posible es que sepan de nuestra existencia.
Lujuria suspiró ante lo dictaminado por Envidia. Sabía que la verdadera razón para investigar a aquella muchacha era otra. Conocía a la castaña como la palma de su mano y, por más que tratase de ocultarle algo, Lujuria siempre lograba descifrarlo.
—¿Qué harán ustedes?
Envidia lo pensó por un segundo.
—Pereza y yo tenemos que viajar a Francia. Ahí nos espera el ángel Miguel para darnos un mensaje importante.
—¿Otra vez llamarán a indagatoria por lo que ocurrió en la Revolución Francesa? —inquirió la de pronunciadas curvas—. Creí que ese caso fue cerrado en 1802.
Envidia negó.
—Tengo el presentimiento de que es algo más grave. Si Avaricia llega a tener alguna premonición sobre eso, avísame enseguida.
Con un leve movimiento de cabeza, Lujuria abandonó la sala para enlistarse junto a su hermano e Ira.
Envidia se quedó de pie observando la nada, preguntándose por qué presentía que algo malo ocurriría en París. ¿Por qué sino Miguel, el ángel mensajero, le pediría de urgencia que se trasladara para que su recado pudiese ser entregado?
Vio a Ira echando humo por las orejas cuando Gula le quitó su porción de pavo. En la otra punta de la larga mesa, Avaricia le enseñaba su nuevo reloj de plata a Pereza mientras el reflejo de este le daba en los ojos a la menor.
Soberbia se apareció unos momentos después, elegante y con los ánimos elevados. La sonrisa de oreja a oreja que con orgullo mostraba fue lo único que Envidia necesitó para que un sentimiento de frustración se acumulara dentro suya.
—Gula —la pelirroja respondió al llamado con un "mmh" debido a la cantidad de comida acumulada en sus mejillas. Envidia rodó los ojos y dictaminó en un susurro—: Cuida que Soberbia no salga de Medium por ningún motivo.
A la muchacha se le desorbitaron los ojos cuando oyó el pedido de la envidiosa, pero no le quedó otra que aceptar la misión encomendada.
Luego de eso, evitó su mirada el resto de la velada. Preguntándose si la actitud de la castaña se debía a lo que estaba pensando, o si solo era otra de sus locas teorías en las que los dos Pecados mayores eran los protagonistas.
Por otra parte, Soberbia no podía sacar de su mente a aquella humana que lo había humillado en el cementerio. Aunque el golpe que le propinó no había sido demasiado fuerte, la sensación de ardor permanecía en la zona donde los finos dedos se habían estampado.
Algo en ella lo llamaba. Le pedía que por favor la buscara de nuevo. Y eso haría al día siguiente. Oh, claro que lo haría.
***
¡Buenas, buenas, criaturas! ¿Cómo los trata la vida?
Me estoy riendo mucho con los primeros capítulos, porque acá tenía una idea completamente diferente a cómo terminó en realidad la historia.
¡Espero que les esté gustando! Si es así, déjenme una estrellita y comenten. No cuesta absolutamente nada😉
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Cuando Soberbia se enamore [✔]
FantasyComo Pecado Capital, Soberbia tenía prohibido enamorarse. Como una humana del montón, Rachel buscaba amor en el lugar más recóndito del planeta. Una sola noche bastó para que ambos mundos se conectaran de una forma casi irreal. Y que, a su vez, los...