Si esta sería la última semana que estaría con Ritsuka, por lo menos deberíamos pasarla bien. No me queda de otra, ya habrá tiempo para deprimirme cuando pierda a Ritsuka.
—Waaaaa Mafuyu-chan—sollozó el de ojos azules apretando más al pobre pelirrojo.
—Ritsuka-chan, no llores...—hipó Mafuyu aguantandose las lágrimas.
Ugetsu y yo solo veíamos la escena con cierta pena.
—Vamos, no es para tanto, solo será una semana cuando mucho—dijo Ugetsu rodando los ojos, se agachó para intentar separar a los niños, pero le resultó difícil ya que los pequeños se abrazaban muy fuerte—. Ya han llorado lo suficiente, anímense un poco.
—Waaaaa, una semana sin Mafuyu-chan, waaaa—lloró más fuerte Ritsuka.
Hoy se irían Mafuyu y Ugetsu del país ya que Ugetsu tiene varios conciertos que dar en el extranjero. Entonces ese par de niños armaron un total drama cuando comprendieron que no se verían por una semana, entiendo perfectamente lo mucho que se van a extrañar, pero tampoco para pasar unos dos días y una noche llorando. Ahora mismo estábamos en el aeropuerto.
—¿Ritsuka-chan me va a esperar?, ¿vas a esperar a que yo vuelva?—cuestionó Mafuyu tomando la pequeña manita del aludido.
—Solo si Mafuyu-chan promete regresar y darme muchos abrazos—respondió Ritsuka sin soltar la cintura del pelirrojo. Ambos tenían sus mejillas rojas y su cara empapada por las lágrimas, sus manitos se agarraban muy fuerte entre sí—. No quiero que Mafuyu-chan se vaya...
—Yo tampoco quiero irme—respondió el pelirrojo recostando su carita del pecho del más alto.
—¡No hablen como si no fueran a volverse a ver!—exigió Ugetsu desatando el suéter que llevaba anteriormente atado en su cintura para colocarselo sin subir el cierre—. Aunque... ahora... sí tengo un verdadero motivo por el cual volver...—reveló Murata a la par que se le escapaba una sonrisa mientras me veía. Segundos después, me abrazó fuerte—Haruki... te extrañaré mucho... prometo volver lo antes posible.
—¿El violinista famoso al cuál solo le importaba su carrera y el violín está prometiendo apurarse en su gira solo para regresar a verme?—cuestioné correspondiendo su cálido abrazo, durante este último tiempo Ugetsu se había vuelto una persona esencial en mi vida. Tengo muchos amigos y conocidos, pero Ugetsu es el único que me ha llegado a conocer perfectamente, tanto mis cosas buenas como mis múltiples defectos.
—¿Un beso de despedida?—susurró Ugetsu en mi oído mientras reía.
—Ni siquiera en momentos como este dejas tus insinuaciones—sonreí
—¿Ese es un no?—cuestionó separándose de mí haciendo puchero.
Tomé sus mejillas y en un acto impulsivo besé su frente, deseándole buena suerte en su viaje. Un dulce y casto beso de despedida, deseando ya el reencuentro.
No solté sus rojas mejillas más bien presencié como su expresión pasaba de una de picardía a una de vergüenza.
—¿No querías un beso?—pregunté acariciando sus rojas mejillas.
—No pensé que llegaría tan lejos...—confesó pegando su rostro a mi pecho para esconder su vergüenza. Deslicé mis dedos entre esos oscuros cabellos del violinista, realmente voy a extrañar a este sujeto. A pesar de que solo será una semana, se sentirá como una eternidad—Haruki, ¿sabes el motivo por el que ahora me entusiasma volver?.
—No, no lo sé, dime cuál es el motivo.
—Mmmm... te lo diré cuando vuelva—respondió Ugetsu pícaramente—. Hasta entonces, piensa en mí.
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Su hijo (Given)
RandomHaruki tiene una increíble paciencia para todo incluso para los errores de Akihiko, pero... ¿que sucederá luego de que se enteren de la llegada de un nuevo ser?, desde que se anunció la llegada de aquel nuevo ser, los cambios drasticos en la vida de...