Epílogo

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Narración normal

Siete años después.

—Hola mamá—le habló cierto pelirrojo a la tumba dónde se hallaban los restos de la mujer que le dió la vida. Aunque le costaba superar la perdida de su madre, había sabido sobrellevar bien el tema a medida que iba creciendo—. Hace un par de semanas no te visito ni nada, no había tenido tiempo entre tantos ensayos con la banda y reuniones... pero aquí estoy... te quería presentar a mi novio, Ritsuka.

El aludido se puso un poco nervioso, la verdad es que no sabía que hacer en este tipo de situación y no quería decir o hacer algo que haga sentir mal a su novio.

—Mafuyu, si aún no estás listo...

El pelirrojo le hizo caso omiso a las palabras de su pareja y simplemente seguía con la mirada fija en el nombre escrito frente suyo.

"Mashiro Sato"

—Ritsuka y yo comenzamos nuestra relación hace poco—siguió relatando Mafuyu mientras su mano, que tomaba fuertemente la de Ritsuka, había comenzado a temblar—. Mi papá dijo que todavía estábamos muy jóvenes para eso ya que apenas tenemos 14 años y todo, pero estoy completamente seguro de que Ritsuka es la persona con la que quiero estar. Me gusta mucho y me hace muy feliz...

—Mafuyu...—musitó Ritsuka acercándose a su novio para envolverlo con sus brazos en un cálido abrazo.

Ambos jóvenes crecieron juntos y se apoyaron mutuamente a lo largo de su vida, estuvieron juntos en los momentos más difíciles de su vida. Fueron el hombro que el otro necesitaba para desahogarse.

Aunque nunca estuvieron en la misma clase de la escuela, sus ratos libres estaban juntos.

—Mamá, me hubiera gustado que lo conocieras... te hubiera agradado mucho—musitó el pelirrojo mientras unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas mientras veía la tumba de su progenitora. Segundos después el pelirrojo simplemente escondió su rostro en el pecho de su novio buscando un refugio de todo aquel dolor que llevaba dentro suyo.

Mafuyu desde hace días había querido llevar a su novio a la tumba de su madre, Ritsuka le había dicho que mejor esperaban un poco pero Mafuyu no quería esperar, simplemente quería que su relación con Ritsuka fuera totalmente oficial.

Ritsuka besó la frente de Mafuyu para luego seguir abrazándolo y acariciar su cabeza.

Han crecido ambos este último tiempo, ya no eran dos niños pequeños ahora son unos adolescentes que han afrontado su verdad como tiene que ser. A pesar de que no han olvidado las malas experiencias que pasaron cuando eran niños, ambos viven en completa felicidad y armonía cuidándose mutuamente.

—Tranquilo, Mafuyu...

—Sé que estás en un lugar mejor, mami, y por eso ya no me pongo tan triste. Mi papá me ha ayudado mucho a avanzar, fue mi psicólogo prácticamente—dijo Mafuyu con una sonrisa recordando todos esos momentos en que Ugetsu lo cuidaba y conversaba con él—. Mi papá ha sido padre y madre para mí. Siempre busca una solución para todo...

—Emm... Sato-san—le habló esta vez Ritsuka a la tumba. El pelirrojo tenía una sonrisa amarga en su rostro mientras oía atentamente a su novio—. Yo... cuidaré muy bien de Mafuyu, no se preocupe que daré lo mejor de mí para protegerlo... es la persona que me gusta...

La pareja se miró tiernamente antes de darse un suave beso. Aunque al inicio no podían hacer muchas cosas de pareja ya que Mafuyu se sentía asquerosamente usado debido a los traumas de su infancia y temía dañar a Ritsuka, pero ya esa fue una etapa que superaron juntos.

—No te preocupes tanto por mí, mamá—sonrió Mafuyu alzando su mirada hacia una mariposa que se encontraba volando cerca suyo—. Te puedo asegurar que estaremos bien. Mi papá, Haruki-san y Kaji-san nos cuidan mucho, se podría decir que ahora somos felices como una extraña familia. Y... mamá... hoy, en el escenario, durante el primer concierto de la banda, cantaré y tocaré increíblemente fuerte para que me escuches desde donde sea que me estés oyendo... aunque todavía estoy nervioso de como vaya a resultar todo...

—Estarás bien, estaremos bien—musitó Ritsuka tomando la mano de su pareja.

—Sí—afirmó Mafuyu limpiándose las lágrimas que bajaban por sus mejillas—. Somos extremadamente felices a tal punto que parece irreal, mamá, espero estés tranquila sabiendo todo esto. Vendré a visitarte próximamente...

—¡Hermano, Mafuyu!—exclamó una pequeña niña rubia de siete años corriendo hacia los aludidos. Ritsuka la cargó—. ¡Vayamos ya a casa, seguro que mis papás y Ugetsu-san nos deben estar buscando, deberían alistarse para el concierto!.

Akimi ha crecido con la creencia de que Ritsuka era su hermano mayor y Haruki su otro papá, nadie se atrevió a corregirla, simplemente la dejaron con esa idea. Cuando ella sea más grande, posiblemente le cuenten toda la verdad, pero por ahora la dejarán vivir con esa idea.

Akimi tiene su cabello rubio bastante corto, incluso lo tiene por encima del nivel de los hombros, simplemente porque le gustaba más ese estilo que tenerlo largo.

—Te dije que te quedaras en casa con mis papás porque Mafuyu y yo íbamos a tardar, ahora esperas, hermanita—respondió Ritsuka con una sonrisa—. Además, ya les había avisado a nuestros papás y a Ugetsu que vendríamos al cementerio. Y no tenías porqué venir.

—¡Yo solo vine a vigilar que no te escaparas con Mafuyu!—exclamó la menor cruzando los brazos con el ceño fruncido.

Ciertamente la niña tenía una actitud dominante y bromista que heredó de Akihiko. Haruki siempre intenta buscar una diferencia entre la niña y su padre, pero duda que haya alguna notable además del género.

—¿Y quién te dió permiso para vigilarme?—cuestionó Ritsuka aguantando la risa que le causaba las actitudes que tomaba la menor.

—Papi Haru, obviamente—contestó la menor antes de reír y simplemente rodear el cuello de su supuesto hermano con sus brazos.

—Akimi-chan, dile "Hola" a la mamá de Mafuyu—dijo el de cabello oscuro peinando un poco el cabello de la menor.

—Hola—musitó la menor un poco confundida y algo extrañada, era la primera vez que visitaba el cementerio y le parecía raro hablarle a una tumba, pero no dijo nada con respecto a eso y simplemente hizo lo que su hermano mayor le ordenó.

—¿Ves?, mamá, nos volvimos unidos y somos más fuertes que antes, saldremos siempre adelante como familia. Aprendimos a vivir con cicatrices mamá—sonrió enormemente Mafuyu recordando todo lo experimentado a lo largo de su vida. Nostalgia bajaba por sus mejillas en forma de lágrimas.

Pero no eran lágrimas de dolor, eran de felicidad al ver que todo a la final resultó bien tal y como ella se lo había prometido.

Su hijo (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora