Narra Akihiko Kaji
Una de las cosas que me resultaba más difícil era dormir a Akimi. Ya sabía que las primeras noches con mi primogénita no serían fáciles, aún así, el dolor de cabeza me estaba matando. Hablar un poco con Haruki ayer me había devuelto algo de sosiego.
Sosiego que fue arrebatado cuando por quinta vez en la noche Akimi se había despertado llorando agitada. Hoy tenía clases temprano por lo que ya no me provocaba dormir. Me levanté y cargué a Akimi, yo había dormido sin camisa y solo con un pantalón holgado porque me encontraba demasiado exhausto como para levantarme y tomar una camisa, en cambio, Akimi usaba sus pijamas.
La menor se calmó apenas me puse de pie, simplemente ella quería que yo me levantara. Eran más o menos las tres de la madrugada.
Fuí al baño cargando a la bebé, me cepillé los dientes con el cepillo ocupando mi mano derecha mientras que con mi brazo izquierdo sujetaba a mi hija. Tomar una ducha sería complicado por lo que simplemente luego de cepillar mis dientes fuí a la cocina a prepararle un biberón a la bebé.
Ya me había acostumbrado a hacer toda mi rutina diaria usando solo mi mano derecha mientras que con mi izquierda cargaba a Akimi. También dejé de colocarme los piercings que usaba en los labios.
Sonó el timbre, ¿quién aparece a las tres de la mañana en casa de otra persona?. Tal vez sean los vecinos que vienen nuevamente a quejarse de los llantos de Akimi, las paredes son bastante delgadas.
Noté que Akimi había terminado la leche del biberón por lo que la pegué de mi pecho dejando que su cabeza se recostara de mi hombro, comencé a palmear suavemente su espalda.
Volvió a sonar el timbre por lo que me ví en la obligación de ir a abrir la puerta. Afuera estaba Yayoi.
—No me digas, oíste desde tu casa el llanto de Akimi y viniste a amamantarla, ¿no?—dije irónico—. Por supuesto que no.
—Quería saber porqué no venías a visitarme...—respondió ella—ahora tenemos una bebé en común.
"¿Por qué no vienes tú si se supone que soy yo el que tiene a la niña?" quise preguntarle, pero me guardé el comentario para no ser descortés.
Hace poco hablé con un abogado para pedir la custodia de la bebé, eso Yayoi no lo sabe. He llevado una vida estable desde que me mudé a aquí, por lo que no me costará tanto obtener la custodia completa.
Yayoi ingresó a mi casa, cabe recalcar que entró sin mi consentimiento. Me limité a cerrar la puerta y dirigirme a la sala donde estaba ella.
—¿Para qué viniste?—pregunté sentandome en el sofá. Ella estaba en un sillón y Akimi estaba en mis brazos.
—Quería verlos, ahora somos una familia y-
—¿"Verlos"?. Si tanto querías vernos, ¿por qué rechazas tanto a Akimi?.
—Entiéndeme, no estoy lista para ser madre...—se excusó ella tratando de verse como la víctima en esto.
—¿Y yo qué?, ¿yo estoy listo para ser padre?, ¿crees que yo estaba preparado para recibir la noticia de que esperábamos una hija?—dije algo molesto y con el ceño fruncido, traté de aliviar mi expresión ya que ponerme así estresaba a Akimi y lo menos que quiero es que la menor se ponga a llorar.
—Es distinto—musitó Yayoi—. Oye... Aki... ¿no deberíamos ir planeando la boda?, quiero vivir aquí contigo... y claro con ella también.
Sabía que me saldría con esto...
—El amor no es obligado, por más que me ates a ti, no te amo, acepté casarme por Akimi, porque no la abandonaré, porque no cometeré el mismo error que mis padres. Un matrimonio obligado solo trae desgracias y malos momentos para todos. Yo no te amo y no te amaré jamás, pero estoy dispuesto a formar un vínculo estable y cercano contigo, solo por Akimi—dije directamente, mecí suavemente a Akimi para tratar de calmarla ya que comenzaba a desesperarse.
—Aún así considero que es mejor casarnos y-
—No es así—respondí, da igual, le diré todo lo que pienso sin que me quede nada por dentro—. ¿Sabes qué?, simplemente pediré la custodia de Akimi, no me casaré contigo.
—¿Q-Qué?—balbuceó desconcertada.
—Pediré su custodia completa, no te prohibiré verla, ella necesitará a su madre, pero jamás dejaré que te la lleves de mi lado, te permitiré que la visites con supervisión, más nada—revelé. Akimi es niña por lo que siempre necesitará una madre que la aconseje y hablar de esas cosas que comúnmente no se puede hablar con un padre.
—Pero... Akihiko, sería mejor que ella tuviera una familia formada...
—Una familia se compone por personas que se aman entre sí. Tú y yo no podremos formar juntos una familia jamás, por eso, formaré mi propia familia con Akimi y sin ti—argumenté, la mayor se mostraba frustrada e impotente—. Nuevamente te digo: tendrás permitido verla.
Ella se levantó con lágrimas en los ojos y con su labio tiritando, se paró frente mío y me dió una fuerte bofetada en la mejilla que resonó en todo el lugar, segundos después mi mejilla se tornó roja. Akimi comenzó a llorar. La verdad el golpe me hizo recordar a las peleas con Ugetsu que siempre culminaban de esta forma.
—Eres un idiota—insultó ella mostrando enojo en sus facciones.
—¿Por qué?, ¿soy un idiota porque no hago lo que quieres?, ¿o soy idiota porque lucho por lo que quiero?—pregunté, Akimi estaba llorando desesperadamente, por lo que me levanté y comencé a caminar por el apartamento meciendola para calmarla. Odio que Akimi nos vea a nosotros discutiendo—. Tranquila, princesa...
—Estás siendo un poco injusto, tengo el mismo derecho que tú a estar con ella, no puedes hacer eso—contestó Yayoi a la defensiva, sigue haciéndose la víctima, menos mal yo no caigo en sus manipulaciones. Akimi se estaba desesperando cada vez más, por eso intenté mantenerme tranquilo, no quería alterar tanto a la bebé.
—A ti no te importa Akimi, no la querías ver, no la quisiste alimentar y no la has cargado ni una sola vez desde que nació—espeté sin levantar el tono de voz, tomé la pequeña mano de Akimi para besarla, eso suele hacerla reír o por lo menos tranquilizarla, lo primordial para mí era mantener a la menor tranquila—. La única que sufre de injusticia es Akimi, ¿crees que es justo para ella vernos discutir?, ¿crees que eso es lindo?.
—No vine a discutir contigo—aclaró la joven.
—Yayoi, no me voy a casar contigo, acepté hacerlo, pero me arrepiento, no me casaré contigo—respondí algo harto de fingir que me casaría con ella en algún momento. Jamás quise casarme con ella, es mejor que ya lo sepa—. Yayoi... mis padres se casaron solamente por mí, porque tenían un hijo en común. Un matrimonio sin amor es una basura, ¿cuántas veces te lo tengo que decir?. ¿Crees que es bonito saber que por tu culpa tus padres son infelices?, ¿crees que es agradable ver discutir a tus padres?, no es para nada lindo ver cómo tus padres forman una familia y te dejan excluido de todo... y te echan de tu casa... y te sientes como un error... no quiero nada de esto para ella, tampoco quiero que ella crezca sin una madre, por eso hago esto. Solo trato de hacer lo mejor para ella...
No quiero que Akimi sufra, ni mucho menos que cuando crezca se considere a sí misma cómo un error tal y como me sucede a mí, por ello, trato de buscar lo mejor para mi hija. "El que no conoce su historia está destinado a repetirla"
—Te daré tiempo para que reconsideres la boda, vas a ver que la mejor opción es que nos casemos—aseguró ella señalandome con su dedo índice mientras me veía con una expresión seria y amenazadora. Luego de decir eso, se fue de mi casa, cerrando la puerta con fuerza. Agradecí que por fin se largara.
Besé la frente de Akimi de forma protectora y le empecé a cantar una canción de cuna como me aconsejó Haruki.
De a poco se fue calmando. Aproveché, le cambié los pañales y la ropa que usaba para ponerle una ropa de salir, la dejé acostado en la cama, me cambié de ropa aprovechando que ella estaba distraída con sus juguetes, guardé todo lo que usaría a lo largo del día en mi mochila de la universidad.
Y, aunque eran aproximadamente las 5 de la mañana, emprendí camino a la universidad.
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Su hijo (Given)
RastgeleHaruki tiene una increíble paciencia para todo incluso para los errores de Akihiko, pero... ¿que sucederá luego de que se enteren de la llegada de un nuevo ser?, desde que se anunció la llegada de aquel nuevo ser, los cambios drasticos en la vida de...