Capítulo 15.5: Mi hija

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Narra Akihiko Kaji

Todo ha pasado demasiado rápido, pareciera que fuera ayer cuando Yayoi me anunció su embarazo y me acaban de avisar que ya nació mi hija. Decidí tomar un taxi al hospital.

Admito que la idea de tener una hija de emocionó, no porque sea hija específicamente de Yayoi, sino que me alegra es la simple idea de tener una niña. Sinceramente solo me veo criando a mi niña al lado de Haruki.

Sin embargo...

"Akihiko, lo único que has conseguido es hacer sufrir a Haruki, ya quebraste la relación, Haruki ha sufrido demasiado, ¿no lo crees?. Aquella niña te une a mí, ¿crees que a Haruki no lo pondrá celoso ver que tienes una niña en común conmigo?. En mi más sincera opinión, solo seguirás lastimandolo, solo imaginalo: Haruki odiandote y haciendo las mismas cosas que te hacía Ugetsu. ¿No crees que es preferible terminar antes de causarse más daño?".

Normalmente no le hubiera hecho caso a las palabras de Yayoi, pero esta vez tenía razón. Solo conseguiría lastimar más a Haruki y nuestra relación terminaría como la que tuve con Ugetsu. No quiero que Haruki me odie, y precisamente porque no quiero que Haruki me odie fue que decidí terminar la relación.

Sí, acepté casarme con Yayoi, pero si realmente quisiera casarme con Yayoi ya lo hubiéramos hecho. Acepté casarme, pero sigo retrasando la fecha de la boda con excusas baratas.

Amo con todo mi corazón a Haruki. Por eso, esperaré a poder tener la custodia completa de mi hija para poder volver a nuestra relación. Ya que probablemente me quitarían a mi hija si sigo mi relación con Haruki. Perdí contacto alguno con Haruki para no tentarme a mí mismo.

Haruki no es tonto, en algún momento se dará cuenta que cuando terminamos en ningún momento dije "Ya no te amo" y mucho menos dije "Amo a Yayoi". Sé que lo notará... o eso espero.

Todo esto lo hago por ellos dos: por Haruki y por mi hija.

Todavía me atormenta la cabeza y el corazón la expresión que puso el día que le pedí terminar la relación, solo quería abrazarlo y decirle que todo resultaría bien, pero no podía hacerlo, debía mostrarme firme.

Aquellas palabras de Yayoi me iban dirigidas con el propósito de hacerme sentir culpable para terminar con Haruki, y logró su objetivo, atacó mi punto débil: Haruki.

Solo intento hacer lo correcto a pesar de tener muchos factores en contra, como por ejemplo: Yayoi.

No tengo pruebas y es una simple sospecha, pero... el día que concebimos a la bebé, yo me sentía algo mareado y no era muy conciente de lo que sucedía a mi alrededor. Estoy completamente seguro de que usé el preservativo cuando lo hicimos, recuerdo que ella insistió demasiado en hacerlo una segunda vez, pero la cabeza me estaba matando por lo que luego de colocarme el segundo preservativo no fuí del todo conciente de lo que sucedía. Tengo la absoluta certeza de que Yayoi me quitó el preservativo, mi cabeza no me daba para nada por lo que no me podía notar que me lo había quitado, quiso embarazarse de mí.

Yayoi es demasiado manipuladora, siempre habla con hipocresía y malas intenciones. No le he contado sobre mis sospechas a Haruki, no es bonito hablarle sobre cómo tuve relaciones con alguien más.

Ingresé al hospital con altas expectativas de ver a mi primogénita. Me crucé con los padres de Yayoi en la sala de espera, me avisaron que el parto salió bien, pero que Yayoi no ha querido ver a la bebé y que solo ha preguntado por mí, ¿por qué no me extraña?.

Me dirigí a la habitación dónde se supone dejaron a Yayoi luego del parto siendo acompañado por los señores Uenoyama, al entrar a la habitación me topé con algo que predije que sucedería hace tiempo.

—No quiero—decía Yayoi llorando.

—Señorita, ya le hemos dicho que la leche materna es la mejor para la bebé—replicó una enfermera con un pequeño bulto envuelto en cobijas rosadas en sus brazos—. Lo mejor sería amamantarla y...

—No lo haré—aclaró la joven de ojos azules intentando no ver a la enfermera.

—Hija...—musitó la mamá de Yayoi acercándose a ella para abrazarla.

—¿Dónde está el papá de la niña?—preguntó la enfermera.

—Soy yo—hablé.

—¿Podría intentar hacer entrar en razón a su esposa?, digo ya que usted es el padre de la niña podría tener más influencia...—argumentó la otra enfermera.

—Si ella no quiere amamantar, entonces no podemos obligarla—respondí con indiferencia total. Miré a la bebé que estaba dormida en brazos de la enfermera. Rubia, son pocos y cortos sus cabellos, era demasiado pequeña y sus facciones eran parecidas a las mías, que suerte que se parece a mí. Tomé a la pequeña y la pegué a mi pecho, mi corazón latía de felicidad al verla, al poder tenerla en mis brazos. Mi hija, mi niña, mi princesa, mi pequeña.

Ahora que la veo puedo confirmar que el nombre que elegí le queda.

Akimi Kaji, mi hija.

Su hijo (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora