Capítulo 25

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Es curioso pensar que hay muchas cosas que no conocía hasta que Yayoi comenzó a hacerme maldades. Cosas como lo es el bullying o el rechazo de las personas.

Cuando vivía en el campo con mi familia, vivía en una burbuja prácticamente, no existía el rencor o los malos sentimientos. Tal vez por eso parezco un torpe en estos momentos...

Me dirigí a la entrada de la universidad aún sumergido en mis pensamientos, mi mochila colgaba de mi hombro y mi vista estaba fija en el suelo.

Planeo ir mañana a casa de Ugetsu, quiero verlo y ahora que las cosas han estado más calmadas creo que es el mejor momento. Me siento un poco más fuerte que antes, lo suficiente como para soportar el regaño que me llevaré por parte del violinista.

—¿Haruki?—musitó una voz masculina. Alcé mi mirada encontrándome con Akihiko frente mío cargando a la bebé.

Akimi usaba un lindo vestido azul oscuro, unas medias cortas rojas y un sombrero azul. Mientras que Akihiko usaba una camisa blanca, unos pantalones ajustados negros y zapatos azul oscuro.

Akihiko, además de cargar a la bebé, llevaba una mochila negra que supongo contienen las cosas que podría necesitar Akimi cuando no está en casa.

Me acerqué a ellos con total confianza. Akimi sonrió igual que Akihiko.

—¿Fue muy difícil pasar el día solo con Akimi?—cuestioné con una sonrisa juguetona.

—No tanto—respondió Akihiko devolviéndome la sonrisa—. Bueno, al principio sí. Cuando Akimi no te vió, se desesperó y enloqueció, pero nada que papá no pueda manejar.

Reí suavemente al oír esas palabras. Akihiko y yo emprendimos camino a su apartamento. No tomábamos nuestras manos porque habían algunas personas cerca. Akimi se había quedado dormida mientras yo le contaba cómo me fue en clases a Akihiko.

—Se podría decir que me fue bien, tal vez porque Yayoi no asistió—dije fijando mi mirada en el camino. La cantidad de gente circulando alrededor nuestro iba disminuyendo, son pocas las personas que caminan en la misma acera que nosotros. Akihiko se veía pensativo—. ¿Sucedió algo?—pregunté confundido, no es normal que Akihiko se distraiga pensando.

—Sí, sucedió algo—respondió el rubio fijando su mirada en mí sin detener su andar. Lo miré extrañado, no me esperaba esa respuesta de su parte—. Hablé con Ugetsu.

—¡¿Eh?!—musité entendiendo menos.

—Y... Ugetsu me ordenó que pidiera la custodia completa de Akimi, no me dió detalles—contestó el rubio devolviendo su mirada al camino antes de detener su andar repentinamente. Me quedé quieto mirándolo y pensando en lo que me decía—. Ugetsu tiene algo en mente...

Suspiré fijando mi mirada en el suelo y luego sonreí inconcientemente al darme cuenta de que Ugetsu siempre tiene algo en mente.

—Planeo ir a casa de Ugetsu mañana o hoy mismo...

—No vayas. Ugetsu me dijo que si vas, no solo le complicarías los planes, sino que también te pondrías en peligro—dijo el rubio mirando a los lados asegurándose de que no había nadie sospechoso cerca—. Cómo te dije: no me quiso dar detalles de qué sucede o qué planea.

Me quedé paralizado y sorprendido al oír sus palabras. Varias suposiciones vinieron a mi mente. Aumentaron mis ganas de hablar con ese violinista.

—¿Por qué será que no quiere que vaya a verlo?—cuestioné pensativo.

—Por ahora solo nos queda confiar en Ugetsu y hacer lo que dice—dijo el rubio acercándose a mí y acariciando mi mejilla para tranquilizarme, puedo suponer que notó mi ansiedad—. Más tarde hablaré con el abogado sobre la custodia de Akimi—agregó Akihiko dirigiendo las caricias hacia mi cabello tomando un mechón entre sus dedos.

Su hijo (Given)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora