Un regalo especial

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Tauriel se levantó, otro día más, como capitana de la guardia. Se puso su uniforme habitual y se duchó al igual que todas las mañanas.

Cuando terminó de desayunar un poco de pan élfico, se dirigió con paso tranquilo y armada con sus dagas a la armería, esperando que llegara Legolas para darle una misión o algo que hacer.

Tras unos cuantos minutos da espera, el elfo rubio apareció, con una túnica blanquecina y desarmado. Se dirigió a Tauriel y la dijo:

-Buenos días.

-Buenos días a ti también. ¿Qué haces? ¿Por qué no estás preparado todavía?

-Hoy no. Hoy se te concede el día libre.

-¿Por qué? ¿Quién se va a ocupar de la patrulla de reconocimiento?

-Se lo diré a los oficiales. Tú hoy tienes el día libre, te lo concedo yo.

-De acuerdo....pero, ¿Por qué?

-Porque necesitas descansar. Mañana te veo. Haz lo que quieras.

Tras decir esto, Legolas la abandonó a paso acelerado. Eso a Tauriel le sorprendió. Siempre que la saludaba, la sonreía, hablaba mucho más y pasaba todo el día con ella. Pero esta vez, es como si tuviera cosas o como si no quisiera hablarla.

Tauriel se alegró por el día de descanso y lo aprovechó dirigiéndose a su habitación y acostándose en su cama. Tenía que aprovechar para reponer fuerzas y así estar más fuerte y descansada para los siguientes días duros como capitana de la guardia.

Se despertó a la hora de la comida. No con muchas ganas, comió algo ligero, ya que no estaba fatigada.

Después de esto, se vistió con una ropa más liviana y suave, y se marchó al interior del Bosque, para explorarlo. Para ella era tan hermosa la naturaleza en general. Quería y anhelaba que el Bosque Negro volviera a ser como antes, como le conocían antes. No como un Bosque maldito, enfermo y oscuro, sino erguido, sano, robusto, sin peligro y de color verde puro que alegrara la vista. Deseaba que fuera como antaño, como el Bosque Verde.

Ya, por la noche, tras toda una tarde dedicada a conocer aun más el Bosque Negro, volvió al Reino de Thranduil. No había muchos elfos por el exterior del reino, básicamente porque ya era la hora de la cena y para muchos, la de acostarse.

Mientras se dirigía a su habitación, se encontró con el rey, y este la habló:

-Tauriel. ¿Qué haces aquí, a estas horas?-Preguntó Thranduil bastante preocupado y con voz autoritaria a la elfa.

-Hoy Legolas me dio el día libre.

-Ya...Y hablando de Legolas, ¿sabes donde esta?

-Desde esta mañana, nada. ¿Qué ocurre?

-Que no ha venido a comer y nadie le ha visto en el reino.

-Bueno....yo la verdad, es que esta mañana le he visto diferente a otros días....

-¿Le pasaba algo?

-No. Sólo que estaba más callado, serio y nervioso.

-Ya veo. Y, ¿has estado sola toda esta tarde?

-Mi vida privada no le interesa a usted....mi señor-Tauriel se empezaba a sentir un poco nerviosa y molesta con tanta pregunta del rey elfo.

-Te equivocas. Le interesa a mi hijo, por lo tanto me interesa a mí.

Tauriel no dijo nada, se quedo callada. Tras unos segundos en silencio, la elfa se fue dedicándole una rápida reverencia y yéndose a su habitación. Thranduil hizo caso omiso a la elfa y se fue cabreado.

Legriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora