Un último aliento

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-¡¡¡Gandalf!!!

-¡Legolas, Legolas Hojaverde!-Suspiró el mago aliviado. Me llamó la atención esa reacción porque pareció lógico que se conocieran de antes.

-Otro ejército, Gandalf. Bolgo se dirige hacia aquí con otra tropa que carga desde Gundabad. Están casi sobre nosotros.

-Gundabad...Azog enfrenta a nuestras tropas, mientras que Bolgo aparece por detrás con las suyas desde el norte.

-¿Norte? ¿Y por dónde está el norte?-Preguntó Bilbo confundido y agobiado. Al pequeño e inocente hobbit se le veía con ganas de ayudar.

-La Colina del Cuervo....-Respondió Gandalf con atención.

-¿Allí arriba? Pero Fili, Thorin, Dwalin y Kili están allí-Respondió Bilbo temiéndose lo peor.

Cuando oí el nombre de Kili, mi corazón se encogió. No podía dejar que muriera, tenía que ayudarle. No me permitiría nunca en toda mi vida abandonar a un amigo, y menos a él....

Con un solo propósito, mis piernas corrieron por las ruinas de Valle, esprintando y divisando por dónde llegar hasta la Colina sin tener que meterme en el epicentro de la batalla.

No me importó dejar a Legolas en ese momento, hablando con Gandalf. Sólo me importaba Kili.

Al cabo de cinco minutos, cuando estaba a punto de salir de Valle para encaminarme a la rocosa colina, divise al rey Thranduil. Estaba ordenando a sus tropas abandonar a los enanos, abandonarlos a todos....

Yo no me lo podía creer....el rey, el mismo que me dio comida y refugio cuando yo más lo necesitaba...Estaba corrompido. Pero yo no le iba a dejar escapar de allí.

Thranduil se disponía a salir, cuando yo, salí a su encuentro:

-No os iréis más lejos. No abandonaréis este lugar. No esta vez-Con todo mi valor y mi valentía, me enfrente al rey elfo.

-Quítate de mi camino-Me ordenó un Thranduil desesperado y enfurecido.

-Los enanos serán masacrados.

-Si...los van a asesinar...En este día, en un año, o tal vez en cien.... ¿Eso qué importa? Son mortales.

Yo, ante la dureza y crueldad de sus palabras solté unas lágrimas de odio y rabia. Y en un segundo, le apunté con mi arco:

-¿Crees que tu vida vale más que la suya? No hay nada de amor en ti...

Thranduil giró la cabeza, resignado, pero tras unos segundos blandió su espada cortando mi arco por la mitad. Dejándome desarmada y vulnerable.

-¿Qué sabes tú del amor? ¡Nada! Lo que sientes por el enano no es real. ¿Estás dispuesta a morir por él?-Me dijo con cara de odio y rabia, armando su larga espada en mi fino y débil cuello.

¿De verdad sería capaz de matarme, ante los ojos de los allí presentes? ¿En serio acabaría con mi vida después de todo lo que hemos vivido, de todo lo que he hecho por él, después de todos estos años?

Mi fin se acercaba y Thranduil tenía la oportunidad de acabar conmigo para siempre....

Todavía tenía muchísimas cosas bonitas que hacer en mi vida....Seiscientos años no son nada para un elfo....No quería morir, pero parecía que ese iba a ser mi final....

Yo cerré los ojos y recé para que ese momento pasara muy rápido, sin sufrimiento....

Pero, ante mis súplicas, noté un acero que se chocaba con otro. Abrí los ojos y vi que era Legolas. Él mismo armó su espada y con ella, apartó la de Thranduil de mi cuello.

Thranduil y yo nos dimos la vuelta. Legolas le miró y le ordenó:

-Si la haces daño, tendrás que matarme-A la vez que decía esto, el príncipe se puso en medio de nosotros dos y me salvó la vida.

Yo, no tenía palabras para expresar lo que ahora mismo sentía por él.

¿Estaba arriesgando su propia vida por mí? ¿Estaba desafiando a su padre, sólo para protegerme? No me lo podía creer....Sin duda ese momento me impactó mucho.

Thranduil tampoco sin nada que decir para describir el sufrimiento que ahora mismo sentía.

Legolas se volvió y me miró, bastante serio y dolido, y me dijo, con una voz dulce y melancólica:

-Yo voy contigo.

Yo, dándome un gran suspiro de alivio, me di la media vuelta y me fui a la Colina del Cuervo, seguido por Legolas, abandonando a su único familiar por mí....

Mientras corríamos con paso liviano y decidido, seguía pensando en lo que había hecho por mí, después de tantas cosas....Pero intente olvidarlo y me centré en rescatar a Kili.

De repente, en una zona un poco más segura y tranquila, en las lomas de la Colina, Legolas me detuvo, cogiéndome del brazo. Y me dijo:

-Tauriel....

-¿Qué pasa?

-Quiero hablarte sobre algo, bastante importante....

-Si es por lo que ha pasado con tu padre, luego lo hablamos.

-No. No creo que salgamos de esta-Respondió con cara de tristeza y frustración.

-Claro que sí. Saldremos de aquí sanos y a salvos. Venga vamos, ya sabes que esto no lo puedo hacer sin ti, Legolas.

Intenté irme hacia la colina, pero él me agarró del brazo y tiró de él para atrás, con sutileza y sin hacerme daño.

-Tauriel.....no creo que los dos sobrevivamos a esto y por eso quiero decirte una cosa.

-¿El qué?

Me cogió de la cintura, empujándome hacia él y me besó. Fue un beso corto pero con mucho fervor. Yo me sorprendí ante aquello pero se lo correspondí. Cuando terminó, me cogió el rostro con sus manos y se lo acercó al suyo. Mientras yo le abrazaba y abría los ojos, el me dijo:

-Me arrepiento de no haberte olvidado durante tanto tiempo. Y si uno de los dos caemos ahora y no nos volvemos a ver, quiero que sepas que te amo. Te amo desde siempre y sé que tú también me amas. No quieres al enano, sólo buscaste refugio en él.....Tauriel....siempre estaré ahí para protegerte y cuidarte......Te quiero, mi estrella blanca....

Se apartó de mi, dejándome consternada y confundida, y se subió a una especie de pájaro.

Yo me sequé unas pocas lágrimas que mis ojos desprendieron ante aquello y me dirigí hacia la Colina del Cuervo. Ahora lo más importante era, acabar con los orcos y salvarlos, a todos.

Legriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora