Mereth-En-Gilith

1.2K 62 15
                                    

-La piedra que escondes…. ¿Qué es?

-Es un talismán; un poderoso maleficio pesa sobre ella, cualquier no-enano que lea las runas... ¡quedara eternamente maldito!-Tras escuchar esto, la elfa se asustó y decidió cortar la conversación.

Antes de que Tauriel se fuera, Kili añadió:

-¿Mola? Depende de si o no, es sólo una piedra-Dijo el enano mostrando ahora una sonrisa.

-Esta runa…..me la dio mi madre para que no olvidara mi promesa-Continuó Kili ante la atenta mirada de Tauriel.

Mientras hablaban, una sombra les observaba, en la oscuridad, en lo alto de las escaleras, inmóvil, silenciosa….no decía nada, sólo escuchaba….

-¿Qué promesa?

-Que volvería con ella….Cree que soy insensato….

-Lo eres….-Respondió Tauriel mostrándole ahora una de su magníficas sonrisas que tenían hechizado a Legolas.

-Nah-Al instante, a Kili se le cayó la piedra y la elfa la paró con su pie izquierdo, con grandes reflejos. Cogió la piedra y la alzó intentando leer sus runas.

-Tenéis una gran fiesta montada ahí arriba.

-Es la Mereth-En-Gilith. La fiesta de la luz esmeralda. Toda luz es sagrada para los Eldar, pero los elfos del bosque preferimos la luz de las estrellas-Respondió la elfa caminando sobre sí misma, mirando hacia arriba.

-Siempre he creído que era una luz fría….remota y distante….

-Es memoria. Preciosa y pura…..como tú promesa-Tras decir esto, la elfa le dio la piedra al enano y siguió hablando. Ante la mirada compasiva de Kili y esa extraña sombra que les vigilaba ahí arriba….

- He caminado bajo su manto, más allá del bosque y alzándome en la noche. He visto el mundo desvanecerse... y la luz blanca por siempre bañándolo todo.

Kili se quedó asombrado ante las palabras de Tauriel y ante la belleza que la elfa desprendía con el reflejo de la luna.

El enano interrumpió, con una sonrisa placentera y amigable:

-Una vez presencié una Luna de Fuego, mientras íbamos por un camino. Enorme, roja y dorada, llenaba el cielo…..Íbamos con un cargamento en las Montañas Azules….

Mientras la conversación continuaba, la sombra se acercó un poco más a la intensa luz de las mazmorras y su rostro se dejó ver.

Era Legolas el que estaba escuchando la conversación desde el principio. Estaba siguiendo a Tauriel ya que ella no asistió a la gran fiesta del reino del Bosque.

Los celos, la envidia, la rabia…le carcomían por dentro. No podía soportar escuchar más esa conversación y decidió volver a la fiesta.

Pensativo y dolorido, se sentó en una silla, al lado de su padre, mientras los demás elfos allí presentes comían, bebían y bailaban a su antojo. Las fiestas de Thranduil eran sobradamente conocidas en la Tierra Media y por eso eran un gran punto de reunión para los nobles y los grandes señores elfos. No sólo por el número de asistentes o por los manjares tan suculentos que se comían, sino por la armonía que se respiraba allí.

El rey miró a su hijo y le dijo:

-Te veo raro….

-No es nada padre. Déjalo.

-No. Te conozco muy bien y se cuando estas preocupado. Cuéntamelo, ya sabes que puedes confiar en tu padre….

-Nada…es que…ahora cuando he bajado a las mazmorras, he encontrado a Tauriel hablando con uno de nuestros enanos prisioneros….

Legriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora