Viviendo al límite (Parte 1)

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Para Macarena fue una sorpresa que Zulema entrase esa mañana del viernes a la caravana proponiendo un viaje de fin de semana. La morena había salido temprano ese día a hacer sus cosas, las cuales por supuesto nunca le comentaba a Maca. Cuando regresó a media mañana, la rubia apenas se estaba despertando, por eso creyó estar escuchando mal la propuesta de su socia. Generalmente la que proponía las salidas a algún restaurante, al cine o incluso para ir hacer las compras del supermercado era Macarena. Zulema solo accedía de mala gana, pero al final iba con ella y terminaba pasando un rato agradable. Sin embargo, ella nunca, en todo el tiempo que llevaban viviendo juntas, había propuesto algún plan que no tuviese que ver con robar. Además, no era lo mismo salir a cenar o como mucho al cine, que irse juntas de viaje de fin de semana. Ellas no hacían eso, porque no eran pareja, y solo las parejas se van de paseo, se quedan en hoteles y van a sitios juntos, ¿no? Bueno, es que ellas no estaban tampoco muy lejos de ser pareja, siempre jugaban a serlo aunque luego fingieran odiarse o pretendieran que entre ambas no existía ningún sentimiento de amor. Pero si se iban de viaje juntas, ¿como iban a fingir durante las horas del día que esto no era un paseo romántico?

-¿Quieres ir o no? -cuestionó Zulema perdiendo rápidamente la paciencia. -Joder, vas a hacer que me arrepienta. -resopló con frustración y buscó un cigarrillo para fumarlo y calmar la ansiedad; esta idea de salir con Maca el fin de semana se sentía absurda, pero lo había decidido en un impulso, motivada por las ganas de vivir sus últimos meses de vida a plenitud.

¿Si no lo hacía ahora, cuándo? Apenas le quedaba tiempo.

Macarena ya había notado un comportamiento diferente en Zulema desde hace algún tiempo. La había visto vivir a tope todo el tiempo, disfrutando de cosas que antes no hacía, a regañadientes por supuesto, porque sino no sería la Zulema que ella conocía. Pero sí que algo había cambiado en ella, y Maca aún no entendía qué lo había provocado. Lo cierto era que en los atracos que cometían juntas buscaba más que nunca la adrenalina, se reía más cuando terminaban con algún robo y saltaba de un lado a otro dejando que esa descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo. Luego cuando llegaban a casa la follaba fuerte, intenso, casi salvaje la mayor parte del tiempo. Otras veces le hacía el amor con una ternura que en ella no era normal. Después la abrazaba y le daba besos llenos de amor, tan solo para regañarla por todo al día siguiente, y de repente si se le antojaba le plantaba un beso y la volvía a follar, con un poco más de odio después de las discusiones. Y así día tras día, noche tras noche, daba igual lo que fuera; peleas, sexo, robos, risas, baile, no importaba, Zulema lo hacía al límite. Casi como si estuviera viviendo su último día de vida. Todos los días.

-Maca, si no me dices nada en los próximos cinco segundos jamás en mi puta vida te vuelvo a proponer algo. -insistió la morena e inmediatamente después comenzó a discutir, no era difícil con la rubia pasar de un extremo al otro en menos de un segundo. -¿Por qué coño todo es tan difícil contigo? Luego te quejas de que soy una amargada, pero cuando te propongo algo se te queda esa cara de rubia tonta. Sinceramente ya me estoy arrepintiendo, lo que me apetece ahora mismo es darte una hostia para que...

-Que sí, Zulema. -la interrumpió Macarena antes de que siguiera con su descarga. -Me encanta la idea de ir a alguna parte el fin de semana. -terminó de desperezarse y saltó de la cama para ir hasta donde su compañera, depositando un beso en sus labios tan pronto estuvo cerca de ella, Zulema por supuesto apartó la cabeza al instante, aun así no pudo evitar el choque de sus bocas; las demostraciones aleatorias de cariño no iniciadas por ella todavía la desconcertaban un poco, y es que no se sentía en control, al cual estaba demasiado acostumbrada, pero si algo había aprendido con Maca en todo el tiempo que llevaban juntas, es que la rubia era la única persona en el mundo capaz de hacerla perder completamente el control hasta de sí misma.

Bajo un cielo de nubes blancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora