OO4

177 20 10
                                    

El silencio inundaba el salón principal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El silencio inundaba el salón principal. Apenas se oían unas toses y los pasos del director que caminaba de un lado a otro mirando al elenco expectante ante sus primeras palabras. La noche avanzaba fuera del teatro, pero allí dentro el tiempo se detenía por completo.

—Muy bien, gente, ya saben qué voy a decir— habló finalmente el director Jo, rompiendo el silencio y ganándose toda la atención —. Desde que pasaron las audiciones han ganado esta responsabilidad, también honor, digamos, de hacer que esta obra vaya para adelante.

Hubiese seguido con su discurso, pero el ruido de la puerta abriéndose rompió la atmósfera del salón como si de una burbuja reventada se tratase. Todos giraron su vista, encontrándose con una cara conocida (y ahora, un tanto avergonzada): el asistente Jung pidió disculpas en voz baja.

—¿Qué sucede?— se oía molesto. Normal en el nervioso director después de haber sido interrumpido con lo mucho que le había costado empezar.

—Lamento tanto la interrupción, señor director, pero— respiró un poco antes de seguir. —El señor Lee ha venido a ver al elenco.

—¿Bromeas?— respondió incrédulo. Dio un suspiro pesado, sacándose el estrés y negó con la cabeza. —Dile que estamos ocupados aquí. Ni siquiera hemos empezado a organizarnos.

Hongseok miraba a Changgu, esperando a que confirme que había oído bien. El mismísimo escritor de la novela, Lee Hwitaek, estaba presente para conocer al elenco. Tan detallista era –pensaba Hongseok– que decidió venir personalmente a ultimar los detalles antes de la primera práctica. Los nervios brotaron en sus pies.

—Como decía— la voz del director Jo lo sacó de sus pensamientos. —Los felicito por pasar esa primera etapa. Ustedes tenían algo que muchas personas no.

Los aplausos no se hicieron esperar. La gente en la sala se felicitaba una a la otra chocando sus manos, llenando la sala de un ruido alegre, motivador. Pero unos pocos segundos después, se vieron callados por los chisteos de Jinho.

—¿Puedo seguir?— dijo sarcástico, sacándole risas al elenco bajo su mando (que casi era su ejército). —Espero que podamos tener un ambiente agradable, eso alimentará nuestras ganas de trabajar juntos y hará de esta una obra asombrosa— silencio. El director meditó sobre qué podía seguir diciendo. —No soy un hombre de muchas palabras, así que simplemente diré que tengo muchas expectativas acerca de todo esto— sonrió. — Bienvenidos y bienvenidas a Dadá. Les deseo mucha suerte.

Otra vez los aplausos sonaron, subiendo gradualmente a medida que los instantes sonaban. La gente se veía alegre, la emoción estaba en el aire. Inclusive Hongseok sentía esa emoción en su pecho, aplaudiendo con energía, contagiado por la emoción de Changgu y Minnie que estaban sentados al lado suyo.

Porque, sí, la alegría es contagiosa. Esas sonrisas pintadas en la cara de sus compañeros en el elenco le robaron la suya y le dieron un poco de esa energía casi eléctrica en las manos. También vio a Hyunggu aplaudir desde la otra punta del salón, sonriendo con brillantina en su aura; muy diferente a cuando lo cruzó en la entrada al teatro. 

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora