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Cuando entró el primer pie en el teatro esa tarde, tuvo una extraña sensación

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Cuando entró el primer pie en el teatro esa tarde, tuvo una extraña sensación. Después de sepa Dios cuánto, fue consciente de su presente, de dónde estaba, del día, de la hora, del momento. Fue un golpe de realidad para Hongseok, que arañó su corazón. Se dio cuenta de cómo volaron los días y lo inalcanzable que es el tiempo.

Empezaba la cuarta y última semana del periodo de prueba.

Apenas entró pudo encontrarse en su visión a Hyunggu, quien lo miró de reojo y siguió su camino, adentrándose en uno de los pasillos. Notó que aún estaba con el enojo de la semana pasada en cuanto la expresión del chico cambió drásticamente con sólo verlo. Debía hablar con él.

—Oh, Honggie, por fin te–
Changgu quedó a medio hablar, viendo que Hongseok se fue corriendo apurado camino al baño. Susurró un "¿qué le pasa?" a medio volúmen y dejó la mirada en el pasillo que Yang se había perdido.

Impulsivo, esa era su palabra. Yang era muy impulsivo. Pensaba muy poco las cosas antes de hacerlas y decía lo primero que salía de su cabeza. Fueron varias las veces que se metió en problemas y que su lógica activó mucho más tarde de lo debido. Pero, esta vez, fue diferente.

Sus pasos, esos que cortaban el aire, quisieron correr para atrás.

Se detuvo en medio del pasillo, vacío por suerte, y lo pensó; si esos eran los movimientos adecuados, si estaba haciendo lo correcto..., ¿qué estaba buscando? Algo lo hacía correr detrás de él.

Un sentimiento que no podía entender, pero que se sentía tan bien. Cuando se trataba de Hyunggu, no podía entender sus pasos, sus palabras, sus acciones. Sólo sentimiento, entre comodidad y vergüenza, como dulzura; un dulce empalagoso que quisiera volver a probar una y otra vez, incluso si cada vez que lo tuviese, tenga que dejar un pedacito de sí en el pasillo.

A pesar de todo, quería correr detrás suyo. Eso es lo que no tenía sentido.

Changgu lo volvió ver volver por dónde se fue, cabizbajo, como si la energía que tenía al irse corriendo se hubiese apagado repentinamente. Algo andaba mal y sentía que debía hacer algo.

No, iba a hacer algo.

Con paso rápido caminó derecho a Hongseok. Apenas lo agarró de frente, puso sus manos en sus hombros, exaltándolo. Le sonrió.

—¿Qué pasa con esa cara larga?— Changgu sacudió un poco a Hongseok, mostrándole apoyo. Sonrió más ampliamente. —Te saludé y me ignoraste.

—No te vi.

—Uh, debo haberme hecho transparente y no me di cuenta— ese chiste malo le sacó una muy pequeña risa a Hongseok. Entonces, Changgu fue al grano. —Bueno, hey, faltan cuarenta minutos para el ensayo, tengo un poco de efectivo en la mochila y tú una cara larga, ¿quieres ir por un café?

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora