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Otra vez Youngsoo delante de la mirada atenta de Jihwan

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Otra vez Youngsoo delante de la mirada atenta de Jihwan. Otra vez esa escena después de ver al amor de su vida escapar en un futuro. Después de ver cómo lo perdería todo.

... ¿a dónde voy yo?— sus pies golpeaban fuerte el suelo. Youngsoo quería ser escuchado. —¿Por qué me importa tanto? ¿Por qué yo lloraba, Jihwan?— negó con la cabeza. —¿Por qué lloraba?

La firmeza del actor llegó hasta la puerta, donde Yanan y Hwitaek espiaban el ensayo del elenco. La expresión del coordinador lo decía todo: Hongseok ya lo había atrapado.

—¿Lo disfrutas?— preguntó Hwitaek al ver a Yanan tan concentrado en el ensayo.

—Es increíble— Yanan no despegaba su mirada del frente, asombrado. —Sin dudas es un Yang.

Hwitaek negó con la cabeza, un poco risueño, devolviendo la mirada a la sala principal. Al fondo, en un asiento lejos del centro, localizó a Hyunggu mirando el ensayo de sus compañeros, como si hubiese visto lo mismo que él vio.

La tensión en ese salón era fuerte. Una tensión que Changgu (ahora interpretando a Jihwan) controlaba con sólo mantener su expresión serena y mirada alta.

La respuesta está en todas partes.

Hyunggu leyó su libreto, curioso de saber la siguiente línea. Youngsoo aún no sabía a quién perdería y Jihwan no pudo decir más que:

Sólo debes revisar más seguido en tu corazón, joven Youngsoo.

Changgu había cambiado el libreto.

Todos, extrañados desde su lugar, revisaron sus libretos, viendo si había sido algún tipo de error de memoria.

Algunos miraron al director. Él quien permanecía atento y en silencio ante el cambio de guión. Quería ver hasta dónde iba. Pero el barco flotó hasta ahí, porque se hundió ante el silencio de Hongseok que no pudo seguir.

—Lo siento.

Mientras, otros, sintieron esa frase.

—No te preocupes, Yang— el director Jo finalmente se levantó de su lugar y dejó que la atmósfera termine de hundirse. —Qué buena referencia al libro original, Changgu, pero no debías hacerlo cuando Lee estaba viéndote— dijo, haciendo reír a todo el salón.

—No es eso, sólo pensé que describiría mejor la situación— se explicó Changgu con vergüenza —. Realmente lo siento, debí preguntar.

—No te preocupes— cortó la conversación. Jinho miró a su reloj de muñeca y leyó la hora. —Tenemos cuarenta minutos aún. Descansen diez y retomamos.

Hongseok fingió leer su libreto, pero en realidad se encontró a sí mismo mirando a Hyunggu a lo lejos, otra vez. Lo había hecho toda la noche desde que llegó, pensando mil cosas. Le regalaba una mirada rápida, fugaz, para rápido volver al libreto.

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora