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Desde el punto de vista de un gato, que mucho entendía pero poco le importaba, el humano que vivía en su hogar se comportaba extraño esos últimos días

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Desde el punto de vista de un gato, que mucho entendía pero poco le importaba, el humano que vivía en su hogar se comportaba extraño esos últimos días. Si bien lo alimentaba como siempre, había cosas extrañas en él ese día.

A diferencia de las veces que lo saludaba con caricias de poco ánimo cuando volvía de afuera, ayer lo saludó hasta con mimos y besos, feliz, aunque estuviese todo sucio y mojado.

O cuando se sentó a parlotear en su extraño idioma humano. Hacía un ruido extrañísimo que lo hacía abrir el hocico y mostrar sus dientes, pero sin intención de atacarlo. Se veía alegre.

Y estaba más torpe también. Tiraba todo. Ya no podía cuidado en la cocina, se olvidaba las cosas que hacía y hacía cosas dignas de un perro tonto.

Era extraño.

—¿Qué sucede?— sentado en el suelo, atándose los cordones de las patas. ¿Qué está planeando? —¿Qué viste?

Se lavó su garra, aún observándolo de cerca. No era raro verlo salir cuando el sol estaba por irse a casa, pero había algo en sus feromonas que no olía bien. ¿Lo llevaría al humano raro ese que lo acostaba en un lugar raro para hacer cosas raras?

—Te veo más tarde, Siru. Portate bien— lo saludó con una caricia rápida en la cabeza y se fue, haciendo un fuerte ruido.

Hyunggu salió de su casa y respiró el aire puro de la tarde noche. El sol rojo en su máximo esplendor, cayendo sobre el horizonte. Acomodó mejor su bolso en su hombro, sus mangas y emprendió sus pasos al teatro.

Era un día hermoso para salir a caminar. El aire era limpio, el clima alegre después de la lluvia, los pájaros cantaban sobre el silencio de su calle. No podía evitar sonreír al ver un mundo tan rosado.

Una vez que sus pasos llegaron al teatro y entraron por la puerta principal, dejó el mundo detrás suyo para entrar al ensayo del viernes. Casi se deslizó por el limpio y resbaladizo piso de las instalaciones. Estaba alegre, más que de costumbre.

"Hey, Hyunggu, ¿cómo estás?", le saludaban los compañeros de elenco que habían llegado temprano. Con una sonrisa los saludó uno por uno, a medida que se los encontraba en el pasillo.

—Temprano como siempre, ¿no?— se cruzó con Changgu, quien le guiñó con simpatia mientras pasaba por ahí.

—Que no se pierda la costumbre— bromeó de regreso.

—¿Llegaste bien ayer?— preguntó.

—Más que bien— Hyunggu también le guiñó en simpatía. —Nos vemos en el ensayo— lo saludó mientras encaminaba sus pasos de nuevo a destino.

Changgu respondió extendiendo la mano hacia arriba, en el aire.

Siguiendo su camino hasta el baño (que estaba un poco lejos a su gusto), después de doblar en un pasillo del edificio, Hyunggu se encontró con algo que lo movió de sus estantes.

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora