O15 (final)

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—Muévelo un poco más a la derecha— indicó Yanan mientras leía el plano

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—Muévelo un poco más a la derecha— indicó Yanan mientras leía el plano. Debía seguirlo al pie de la letra si no quería ser regañado..., bueno, otra vez.

Yanan debía encargarse de últimos detalles en la escenografía. Traer objetos pequeños, mover un poco los muebles y mandar a barrer el escenario eran algunas de las tareas que tenía que hacer para el gran día.

Cuatro meses pasaron y, para cuando se dio cuenta, ya faltaban unos cuántos minutos para el estreno.

Con el telón bajo, los trabajadores se encargaron de dejar todo impecable. Yanan coordinaba a los empleados en mover las cosas de acá para allá, de barrer, de sacudir, de... bueno, todo lo que debía coordinarse.

Una sonrisa orgullosa se le pintó en el rostro cuando todo estaba saliendo de maravilla en el escenario. Llevó las manos a la cintura y se quedó parado en el centro, donde pertenecía.

Unas risitas traviesas lo sacaron de su nube de egocentrismo. Giró la cabeza sólo un poco para encontrarse con una muchacha de época y un ángel, abriendo el telón apenitas y volviéndolo a cerrar con vergüenza.

Mira tú, mira tú, se repetían uno al otro entre risitas y carcajadas que eran acalladas.

Yanan tosió, llamándoles la atención. Eso los hizo exaltar como dos niños que habían sido cazados haciendo una travesura.

—¿Qué se supone que hacen?

—Oh...— el par se miró.

Changgu y Minnie, si fueran perros, tendrían las orejitas bajas. Se compartieron la mirada de pena entre ellos.

—Lo siento— murmuró Changgu con arrepentimiento.

—¿Pero has visto la gente que llegó? ¡Van a llenar el teatro!— Minnie se oía emocionada.

Yanan levantó una ceja, ciertamente impresionado e incrédulo de lo que había oído. Haciendo lo que dijo que regaño, abrió un poquito el telón, viendo que, efectivamente, ese estreno sería un éxito.

Gente en las plateas, en las plantas bajas y primera fila. Todavía faltaban más de una hora para el inicio de la obra y la gente ya estaba llegando a guardar sus lugares. Podía verse la majestuosidad del teatro en aquel rabillo que les dejaba ver en el telón.

Yanan se vio ensimismado cuando cerró el telón. Miró a Changgu, a Minnie y entendió sus reacciones. Asintió, afirmando lo que había visto.

—Esto será enorme— cuando la gente decía que Dadá era la obra más esperada, lo decían en serio. Así lo confirmaron cuando vieron ese público.

Unos pasos que se acercaban resaltaron entre el de los trabajadores que seguían limpiando y arreglando. Los tres voltearon encontrándose con Hyunggu, vestido con su ropa de siempre, con una expresión preocupada.

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora