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—Hongseok— le llamó el conductor rubio del auto que frenó justo a un lado suyo —

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—Hongseok— le llamó el conductor rubio del auto que frenó justo a un lado suyo —. Rayos, ¿qué pasó? No me digas que...

—Te lo dije, Changgu— la voz apagada de Hongseok apenas era audible en la gran ciudad nocturna. —Es imposible.

Ese lunes, Hongseok lo dejó ir. Perdió de vista su figura entre las luces de la noche; esa vez no lo iba a correr. Ya había hecho suficiente. Quizás ese afán de conocerlo le había hecho más daño que pelear con él. Debía haber dejado las cosas ser como eran y no entrometerse más en su vida.

¿Cuándo las cosas habían cambiado así? No lo supo, pero debía pararlo.

Así que lo dejó ir.

Y los días pasaron.

El martes que no se hablaron, pero se miraron un par de veces, con esas miradas que decían mucho pero se entendían poco. El pecho de Hongseok dio un vuelco en su lugar. Sentía que el mundo se le daba vueltas con el popurrí de sentimientos. Changgu sólo los miraba y negaba con la cabeza, con lástima.

El miércoles ya ni siquiera se miraron. Fingían que el otro no existía.

Así, los días pasaban y Hongseok se sentía quebrado internamente cuando Hyunggu no cruzaba su mirada con la suya. Extrañaba sus peleas, sus cruces. Estaba ahí, pero la culpa cortaba sus pasos y el aire se hacía viento que refrescaba los días, llegando poco a poco al otoño.

Entonces, el jueves, nada.

—A ver, vamos otra vez desde arriba— Jinho se oía cansado. Habían repetido la escena todo lo que iba del ensayo. Se estaba haciendo tarde, los días pasaban y la escena aún no salía. Algo faltaba.

El director sentía que esa semana en particular sus aspirantes a protagonistas estaban apagados. Normal, supuso, era la última semana y los nervios debían estar a flote. Aún así, era extraña la repentina falta de energía que había en el par.

Eso veía en los diálogos, en la forma de moverse. Incluso en ese momento Hongseok (interpretando a su personaje) se movía sin sentimiento, como si le faltase algo en sus ojos... algo que sí había visto el día de la audición.

¿Qué era?

—Sentimiento— chasqueó los dedos cuando la idea vino a su mente. Eso desconcertó a su asistente y su coordinador que lo miraban confundidos mientras guardaban sus cosas para irse. —Eso falta.

—¿Qué?— fue lo primero que Wooseok pudo decir para romper el silencio que se había formado.

—¿Ya perdió la cabeza por el estrés o qué?— murmuró Yanan para sí.

—Aún no— el director lo oyó y respondió sin importancia, más interesado en su pensamiento. —Pero eso es lo que le falta a Yang Hongseok: sentimiento.

Era jueves por la noche y estuvo toda la semana pensando en el período de prueba. Tenía que decidir por quién sería el protagonista de su obra pero estaban pasando cosas esa semana.

dadá | hongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora