⌗𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟰 ❜

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MinHo continuó riéndose aún cuando terminé de narrar lo sucedido anoche y a pesar de haber pedido algo de comprensión, lo único que obtuve fue un repertorio de risas, e incluso, también bromas de parte del duende, que al parecer no estaba tan conc...

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MinHo continuó riéndose aún cuando terminé de narrar lo sucedido anoche y a pesar de haber pedido algo de comprensión, lo único que obtuve fue un repertorio de risas, e incluso, también bromas de parte del duende, que al parecer no estaba tan concentrado en entrenar.

— E-es que no... no puedo creer que prácticamente hayas hecho caer a mi hermanito. — MinHo continuó riendo, a pesar de haberlo hecho desde que comencé a confiarle esta "anécdota", que a decir verdad, no tenía nada gracioso.

Al escuchar las risas de Changbin, no tardé en sentir mis mejillas arder y no precisamente por la vergüenza de ser la mofa de mi amigo y de un completo extraño, sino por el recuerdo de todas las sensaciones que Jeongin y yo experimentamos durante nuestra sesión de besos, toques y caricias que parecían empujarnos cada vez más a cumplir con nuestros instintos. Y estoy seguro que íbamos a dejar de lado la razón, si es que Seungmin no hubiera llegado a arruinar y a asustarme con sus gritos.

Jeongin casi cae de mis brazos cuando vi a mi hermano en frente de nosotros, y si no fuera por sus brazos aferrándose a mi cuello y sus piernas a mi cintura, estoy seguro que el golpe que hubiera recibido no sería nada suave.

Después de aquel "incidente" y de las insistentes burlas y risas de mi hermano, regresamos al campamento, aunque claro, ni siquiera en ese lugar logré salvarme de él.

— Entonces es por eso que el chico lindo te estaba fastidiando toda la mañana. — vi de inmediato a Changbin y no por haberse dejado de reír, sino por considerar a mi hermano bonito, y no precisamente con buenas intenciones.

— ¿Qué acabas de decir? — me coloqué de pie y comencé a avanzar hacia el idiota de nariz grande que había comenzado a reír desde que mencionó a mi hermano.

— Lo que escuchaste, jirafita. Tu hermano es jodidamente sexy. — y entonces avancé lo más rápido posible, importándome muy poco las palabras de MinHo.

— Repite lo que has dicho. — susurré al estar frente suyo. Él me miraba desde su sitio y sonreía como el tremendo idiota que era.

— Que tu hermano es-

— ¡Ya basta, Changbin! — y el grito no fue mío, tampoco de MinHo. — Ya deja en paz a Hyunjin y ayúdame a empacar tus pertenencias. — la voz de JiSung fue estricta y la mano que se posaba en su cintura daba a entender que en verdad se encontraba enojado.

Changbin carraspeó, y empujándome, se marchó. MinHo golpeó mi hombro suavemente y tras decir: JiSung lo tiene manejado, también se fue.

Hoy teníamos que regresar a casa y mis padres empacaban felices todas nuestras pertenencias, y de paso, ayudaban a los Yang a hacer lo mismo. Jeongin se encontraba riendo junto a mi hermano, mientras ayudaban en la labor. Tal parecía que él no sentía vergüenza por lo de ayer.
MinHo venía hacia mí con un plátano en la mano, que al parecer le había robado a JiSung, pues desde lejos se escuchaban los gritos del chico.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 ー hyunin ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora