⌗𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟲 ❜

2K 251 48
                                    

El cuerpo de Jeongin cayó en la cama, mientras el mío se posiciona encima del suyo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El cuerpo de Jeongin cayó en la cama, mientras el mío se posiciona encima del suyo. Ambos nos miramos por un lapso muy corto antes de que nuestros labios volvieran a encontrarse. Estuvimos más de cinco minutos besándonos en el auto de mi padre, hasta que él sonrió y asintió. Me dijo que quería hacerlo y que no importaba si lo hacíamos ahí mismo o en un salón de la escuela, todo sería especial para él siempre y cuando fuera yo. No hubo mejor respuesta que la suya y tampoco creo que haya alguien que pueda decirme algo parecido y hacer latir mi corazón de la manera en la que él lo hizo.

Mis brazos se posicionaron a cada lado de su cabeza, mientras mis ojos permanecían cerrados y mis labios saboreaba los suyos. Estábamos demasiado sumidos en lo nuestro que poco importaba las rosas rojas que había mandado a lanzar a la cama. Jeongin tenía razón, no importaba el lugar o la manera en la que teníamos sexo, solo importaba que fuéramos nosotros, que estuviéramos a disposición del otro para que esta ocasión sea especial.

Sonreímos como tontos cuando nos separamos y él no tardó en desatar mi corbata y lanzarla lejos, comenzando de esa forma a desabotonar mi camisa. Yo quería hacer lo mismo, quería admirarlo sin ropa, pero mis manos estaban temblando y tenía tanto miedo de hacer algo mal, que dejé que él se encargara de mis prendas.

No quería quedar como un completo idiota en este ámbito, por lo que mis labios tocaron su piel y comenzaron a succionar. Yo sabía lo que esta acción ocasionaba, pero no me detuve por nada del mundo, ni siquiera cuando de sus labios comenzaron a salir quejidos, o incluso, cuando me encontré sin camisa y muy pronto, sin pantalón, pues las manos de Jeongin eran muy escurridizas y ya estaban terminando de desnudarme.

— Hagamos esto juntos, Hyunnie... — murmuró al detener sus manos inquietas. — Yo también estoy nervioso, pero realmente estoy tratando de hacerlo bien... por ti, por nosotros.

Jamás alguien me había tratado con el cariño y tampoco me había brindando la confianza que él me brindó en ese momento. Quise decirle muchas cosas a Jeongin, quise expresar mis sentimientos de mil formas, pero lo único que llegué a hacer, fue soltar algunas lágrimas, que fueron limpiadas por Jeongin.

— Te amo. — dije con mucha seguridad, y aunque su voz tembló un poco, me correspondió.

— Yo también te amo, Hyunnie. — mis labios temblaron, y aunque sabía que estaba haciendo mal al llorar en medio de esta situación, no le detuve, no hasta que Jeongin besó mis labios y calmó mi llanto.

Fue en ese momento que me dije mentalmente que nunca cambiaría a Jeongin por nada, ni nadie en este mundo. Él era el correcto, el indicado, la persona que se llevaría mi corazón y que lo cuidaría, aunque no se lo pidiera.

Luego de aquello comencé a sonreír como nunca lo había hecho. Sonreí cuando mis pantalones estuvieron tirados en alguna parte de la habitación y cuando comencé a desabotonar la camisa de Jeongin.

Fuimos algo torpes al principio, pues a pesar de decir que lo haríamos juntos, nuestras manos comenzaron a temblar y nuestros labios parecían haber olvidado la manera de besar.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 ー hyunin ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora