⌗𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟭 ❜

2.5K 324 69
                                    

Mis manos sudaban, a pesar de encontrarnos en la época menos calurosa de nuestro país, no obstante, mis pies estaban más fríos que cualquier hielo que sacas de la refrigeradora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis manos sudaban, a pesar de encontrarnos en la época menos calurosa de nuestro país, no obstante, mis pies estaban más fríos que cualquier hielo que sacas de la refrigeradora. La verdad no entendía el porqué de las reacciones de mi cuerpo al estar frente a la casa de Jeongin. Era cierto que me encontraba nervioso y en muchas oportunidades me he logrado sentir de la misma manera, pero en esta oportunidad parece que solo quiero salir huyendo y dejar de temblar al estar esperando por Jeongin. Tal vez muchos piensen que ir a recoger a un amigo a su casa es algo normal, pero es que Jeongin no sólo era un amigo, y al parecer su padre sabía de mis intenciones para con su hijo.

— ¡Hey! — un toque en el hombro y casi corro como el cobarde que soy, sin embargo, al voltearme, vi a MinHo, que me sonreía con una alegría que no podía compartir.— No creí verte aquí a esta hora. — musitó, dejando de lado su sonrisa.

No contesté, por lo contrario, miré detrás de él, por si su padre estaba ahí, pero no lo estaba.

— Buscas a Jeonginnie, ¿cierto?, pues lamento decirte que mi hermanito se demora más de lo que crees. Mi madre siempre lo alimenta bien. — su sonrisa regresa, pero no puedo estar tan seguro de que vaya dirigida hacia mí.

Miro a mi compañero y la expresión boba que ha puesto. No lo entiendo por completo, incluso quiero pasar mis manos delante de sus ojos para así acabar con su "hipnosis", pero no pasa mucho para que me dé cuenta que la verdadera razón de su actuar se debe a una persona, esa persona que viene caminando con unos audífonos de diadema color rojo colgando en su cuello y con el uniforme de la escuela. Ese chico que, suponía yo, era la pareja de MinHo, y que logré confirmar que sí lo era al acercarse a nosotros, mirarme con asombro y luego tomar la mano de mi amigo.

— Vámonos ya... — susurró lo suficiente fuerte como para sacar a MinHo de su trance. — Se nos va a hacer tarde, Honnie. — volvió a hablar, pero en esta ocasión golpeó su brazo y mi amigo recién reaccionó, viéndome de soslayo.

— Me tengo que ir, Hyunjin. Nos vemos en el entrenamiento de esta tarde... Por cierto, mi hermano no saldrá hasta buen rato y capaz se vaya con nuestro padre. — más que un consejo, parecía ser una advertencia, y en estos momentos no estaba más agradecido con MinHo, pues eso me daba oportunidad de correr lejos de este lugar y en verdad estaba tomando en serio el salir corriendo y decirle a Jeongin que no pude pasar por él, sin embargo, la puerta volvió a abrirse, y por esta salió mi pequeño amigo. Me volteé a ver a los otros dos chicos, pero estos ya habían desaparecido. Entonces, Jeongin me habló y me giré a verlo.

— Vámonos ya. Mi ma... — y antes de completar su frase, una mujer con una expresión seria, casi molesta, apareció detrás de él.

— Jeongin, dije que tomaras tu desayuno. No te irás de aquí hasta llenar ese estómago tuyo. — miré con asombro a la señora y luego a mi amigo.

— Mi madre. — acompletó. Le sonreí y negué.

— Te esperaré. Ve a tomar tu desayuno. — le sonreí, él me correspondió, sin embargo, tomó mi mano y de un momento a otro me gritó: Corre.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 ー hyunin ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora