𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 ー hyunin ¹

~▸ ִֶ֪ׅ֢ 𝗲𝗽𝗶́𝗹𝗼𝗴𝗼.

— ¿Cuándo será la primera ecografía? — mi mirada estaba fija en el vientre de Jeongin, era redondita y me encantaba porque sobresalía demasiado, incluso para suponer que sólo contaba con dos meses.

— Mamá me llevará mañana a la clínica. — Jeongin no se encontraba tan animado, y sabía que se debía al alejamiento de su padre.

— ¿No estás emocionado? — traté de animarlo y recordarle que mañana vería a nuestro hijo o hija por primera vez, además de saber porqué su estómago era tan notable si se suponía que tenía entre dos o tres meses.

Jeongin se alejó de mi tacto y se sentó a mi lado, al parecer ya no le gustaba estar sentado entre mis piernas y con su espalda encima de mi pecho.

— N-no es eso, s-solo que papá... — iba a comenzar a llorar, pero rápidamente lo abracé y le prometí que todo estaría bien, que su padre solo necesitaba un tiempo para asimilar todo y esperaba que en verdad sea solo eso, pues no quería ni pensar en que el señor Yang lo había abandonado en esta etapa tan frágil y emocionante de su vida.

— Cariño, todo está bien, entiendo que tengas miedo de lo que está sucediendo, todas las madres primerizas tienen miedo, pero yo estoy aquí, para ser el apoyo que necesitas. — Jeongin derramó algunas lágrimas para luego sonreír y besar mi mejilla.

— Te amo, Hyunnie. — susurró, besando esta vez mis labios y separándose a los pocos segundos. — Te amo tanto, y no sabes cuánto agradezco tenerte a mi lado... No sabes la felicidad que siento cada vez que recuerdo nuestros días de escuela, nuestras citas y cada momento a tu lado, por más corto e insignificante que haya sido. — su sonrisa brillante acompañó sus palabras y me sentí realmente bien de verlo feliz, en especial después de tanto sufrimiento. — Y-yo pensé que tú no te fijarías en mí por mi tamaño, casi nadie me miraba, ni siquiera para iniciar una amistad. — susurró lo último, como recordando momentos tristes. — Pero llegaste tú y mi vida dió un giro de trescientos sesenta grados. — soltó una risita y dejó un corto beso en mis labios.

— Cariño, la estatura no es importante, jamás lo fue para mí, y creo que tampoco fue un impedimento para nosotros. — rodeé sus hombros y lo abracé, atrayéndolo aun más a mi cuerpo. — Lo único que debería importarte es tratar de medir todo el amor que siento por ti y por el bebé. — Jeongin me miró, manteniendo esa sonrisa tan suya y esos ojos llenos de un brillo especial... un brillo que tal vez muchos digan que es a causa del embarazo, pero que en realidad yo vi desde que lo conocí.

— Espero que el bebé tenga tu estatura — susurró luego de unos minutos en silencio, un cómodo silencio.

Sonreí y negué.

— Yo espero que sea igual de pequeño que tú, quiero que sea mi pequeño.— esta vez fue el turno de reír de Jeongin.

— Pues no me importaría que sea pequeño, siempre y cuando tengas un espacio en tu corazón para mí.

— De eso no hay duda, bebé.— susurré, haciendo un puchero para que él me besara, sin embargo, lo único que recibí fue un empujón y un dolor de espalda y trasero. Jeongin reía mientras me decía que había ganado y yo no siquiera sabía qué estábamos jugando.

Solo tuve que reír en respuesta y colocarme después para pedirle un premio consuelo que en este caso sería un beso.

Fin.

¡hola! les agradezco mucho por darle tanto apoyo a esta adaptación que, ahora sí, llegó a su final<3

pero hay segunda temporada :D ya pedí el permiso para poder adaptarla, pero la autora original está en hiatus, por lo que tardará en responderme.

aún así, en cuanto tenga el permiso, yo se los hago saber<33

640 palabras.
— Nanay.