⌗𝗰𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟳 ❜

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En estos momentos, la casa de Jeongin se veía tan tenebrosa, a tal punto de que parecía de aquellas casas embrujadas en las películas de terror

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En estos momentos, la casa de Jeongin se veía tan tenebrosa, a tal punto de que parecía de aquellas casas embrujadas en las películas de terror.

Jeongin sostenía mi mano y llamando mi atención, me sonrió.

— Nada malo va a suceder. Sé tomar mis propias decisiones y lo que hicimos no es algo malo. — le sonreí por igual al escuchar las muy cortas, pero significativas, palabras de mi novio.

Jeongin había despertado pocos minutos después que su padre llamó y tras darse una ducha, se dió cuenta de su teléfono apagado y también de las llamadas perdidas que tenía de su padre, claro, después que encendió el aparato. Él insistió en que deberíamos regresar, y digo "insistió" porque si hubiera estado en mis manos, yo jamás regresaría a su casa.

Traté de hacer el viaje en el auto lo más lento posible, y no sólo por el temor a ser golpeado por el señor Yang, sino también porque estaba seguro de que después de hoy, jamás volvería a ver a Jeongin.

Cuando la mano de mi novio haló de la mía, me quedé perplejo. Tenía demasiado miedo. Mi pareja se detuvo de inmediato y regresó a mi lado.

— Hyunnie, él no va a hacerte daño. Yo lo quería tanto como tú, y no abusaste de mí. — quise confiar, en verdad quise hacerlo, pero siempre que me entraba algo de valentía al cuerpo, el temor se agrandaba y ya no podía hacer nada. — Si quieres, yo puedo entrar y luego hablamos por la tarde.— su tono de voz sonó algo apagado, y entonces me sentí un completo cobarde. No podía dejar que Jeongin afrontara esto solo. Ambos somos responsables, además de ser novios y no permitiría que el castigo solo sea lanzado hacia él.

— Entremos. — digo con decisión, siendo yo, esta vez, el que hala a Jeongin de la mano.

No dudé ningún segundo en tocar la puerta, sin embargo, al escuchar los pasos apresurados provenientes de adentro, no me sentí tan seguro como hace segundos atrás.

— Yo tenía las llav... — Jeongin no terminó de hablar para cuando su padre se erguía delante de nosotros.

— ¡Eres un imbécil! ¡Un pedófilo!... — los insultos que salían de los labios del señor Yang me asombraban, pues uno era más hiriente que el otro y aunque pensé muchas veces que el padre de mi novio sería muy dulce, ahora mismo me retracto. — ¡Te aprovechaste de mi hijo! — gritó, lleno de ira.

Para este momento ya me encontraba con mucho temor y la mano de Jeongin no me servía mucho de consuelo.

— ¡Papá! — el grito que soltó mi novio fue suficiente para que el Señor Yang se me alejara y empujara.

— ¿Ese imbécil abusó de ti? ¿Quieres ir a demandarlo? — abrí mis ojos en par al escuchar lo último. No quería pasar el resto de mi vida en la cárcel.

— ¡Ya basta! — gritó nuevamente mi novio, alejándose de su padre tanto como pudo. — Hyunjin no abusó de mí. Nosotros sólo hicimos lo que muchas parejas hacen en estos tiempos. — el rostro del Señor Yang era todo un poema, mientras escuchaba atento a su hijo. — Incluso MinHo y JiSung lo hacen, y creo que es algo normal en chicos de nuestra edad... no, no creo, sé que es algo normal en nosotros. Todo el mundo tiene sexo en estos tiempos, y prefiero mil veces dar este primer paso con el chico que quiero a hacerlo con el primer idiota que se me cruce en el camino. — Jeongin se me acercó y apoyándose en mi pecho me susurró que todo estaría bien y que me amaba demasiado. Yo sólo sonreí y asentí, pues al ver el rostro, un poco más tranquilo, de mi "suegro" supe que no recibiría muchos golpes.

𝐏𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍̃𝐎 ー hyunin ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora