9. Inesperado

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Pasó una semana, de las tres que pretendía quedarse en su pueblo; donde su madre no dejaba de taladrarle la cabeza con que volviese y se dejara de tonterías, vaya, lo mismo de siempre. Menos mal que Derek ya la conocía como si él la hubiese parido y ya no le afectaba tanto lo que ella le dijera.

Se encontró con Kai varias veces, y éste, le evitaba a cada momento. Derek intentaba mantener una conversación agradable pero Kai, que decir de él, no estaba nada por la labor así que se daba media vuelta y se marchaba sin más.
Le vio, alguna vez que otra, con su nuevo amigo Tom, fumando y riendo como dos chavales sin futuro y haciendose daño la salud.

Quedaba muy a menudo con Gina, siempre que ella no estaba cansada después del trabajo.
Le contó todas las vivencias con Kai y Gina le aconsejó que lo dejara tranquilo, que cuando menos se lo espere, se dará cuenta que se está destrozando la vida, y que por mucho que duela, hay que dejar que se caiga solo.
¿Como hacer caso a lo que Gina le decía, si Kai siempre fue su mejor amigo, el que estuvo ahí cuando nadie más estaba?
Como Derek era mucho Derek, no haría caso a Gina; solamente que le daría un poco más de espacio a su amigo.

En una de esas quedadas, en las que se fueron de excursión por la montaña donde se conocieron...
- ¿Cómo vas con tu madre? - le preguntó Gina.
- Bah, como siempre. Lo bueno es que no me afecta. Yo ya soy mayor de edad y tengo mi vida resuelta, bueno, la tendré mejor cuando sea periodista y trabaje en la CNN.
- Tú y la CNN. - se rió Gina.
- Es que es una de las cadenas más vistas. Y yo quiero triunfar.
- Pero que no se te suba a la cabeza la fama ni el dinero, si te llegan a pillar.
- No, no. Sabré canalizar todo muy bien. La fama no me importa, aunque haya dicho que quiero triunfar, en verdad es porque dicen que ahí se trabaja en un ambiente muy familiar y agradable. Que mejor que aprender y crecer en un lugar así! - suspiró.
- A ver si tienes suerte. Seguro que serás un gran periodista.
- Gracias, mi pequeña. - la achuchó.
- Para eso estoy. - le sonrió. - Te acuerdas nuestra primera y gran aventura por aquí? - miró a todo su alrededor.
- Como olvidarla. Menudo diluvio. - se sumó a observar el paisaje natural que los rodeaba.
Siguieron caminando, mientras recordaban y visualizaban todas sus aventuras.

De repente, se escucharon unos ruidos que provenían de unos matorrales. Se miraron y observaron los matorrales.
Decidieron ir muy despacio para averiguar que era ese ruido.
Se agacharon y miraron entre las hierbas.
Enseguida apartaron la mirada.
- Vaya, esto si que no me lo esperaba para nada... - dijo Gina sorprendida.
Derek se mantuvo en silencio durante unos segundos. Gina le miró.
- ¿Estas bien, Derek? - preocupada por su amigo.
- Hay que llamar a la policía. - dijo de inmediato.
- Ya... Pero espera un poco.
- ¿Que espere un poco? - la miró sorprendido. - Esos tipos están abusando de una chica.
- Lo sé pero tardarán en llegar. Da igual, prueba a ver pero hay que alejarse para que no nos escuchen. - se alejaron pero Derek podía ver lo que estaba ocurriendo en ese lugar.
Llamaron de inmediato a la policía y esperaron.
Pudieron ver cómo dos chavales, no tendrían más de veinticinco años, abusando de una pobre chica en mitad del bosque. Escucharon a uno de ellos decir que habría que matarla después; pero de lo demás, no pudieron escuchar nada, ya que un pájaro se puso a cantar.
La chica intentaba quitárselos de encima pero no había manera.
Entonces, Derek decidió ir a ayudarla pero cuando ya estaba cerca, uno de ellos la estranguló y la mató. El otro, se acercó a la ropa de la muchacha y buscó algo. Encontró aquella cosa, se la guardó de inmediato y en cuanto escucharon pasos, ambos chicos empezaron a correr como si no hubiese un mañana.

- Arriba las manos. - dijeron los agentes apuntando a Derek con la pistola.
- Se equivocan de persona. - levantó las manos, mientras seguía dándoles la espalda. - Fui yo quien os llamó. Acaban de huir dos tipos, en cuanto os han escuchado.
- Y como sabemos que eres tú quien avisó? - dijo el agente.
- En el móvil está la prueba. - dijo Gina acercándose a ellos y mostrando el móvil. La apuntaron a ella también, en cuanto la escucharon hablar.
- Dame. Y al suelo los dos, con las manos en la cabeza. - dijo el agente.
Sin más, Gina le entregó el móvil y se tumbó boca abajo, con las manos en la cabeza, al lado de Derek.
- No debiste haber salido de ahí. - le dijo Derek susurrando.
- Y dejar que te detengan a ti pensando que eres el asesino? No. Me niego.
- Eres cabezota.
- Como tú. Aprendí de ti.
El agente comprobó la llamada y vio que Derek decía la verdad.
Les ordenó levantarse y les pidió disculpas.

Las puertas del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora