Shana estaba muy asustada.
Aquel tipo la había subido al coche, sin decirle a donde iban a ir ni que pasaría con Derek ni siquiera que le haría a ella.
Una vez arrancó el coche y empezaron a avanzar por carretera, Shana se percató de que la fábrica, donde ella había estado anteriormente encerrada en aquel lugar tan oscuro, el sótano, habían llaman en su interior, y se expandían rápidamente por todo el interior, dejando a su paso, todo hecho cenizas.
Se asustó tanto, que empezó a derramar lágrimas en silencio, pensando que Derek no saldría de allí vivo.
Ella no se percató de nada más. El coche en el que iba, avanzaba por lugares que ella no conocía.
Pasaron dos horas y el coche paró. El chico bajó a Shana y la llevó hasta una cabaña que se hallaba en un bosque.
- ¿Dónde estamos? - preguntó.
- ¿Cuántas veces he de decirte que no preguntes? - contestó él.
- Me llevas a una fábrica abandonada, la quemas y luego me traes a... a un bosque... Y no quieres que te pregunte nada.
- Así es. Da gracias que te doy comida y alojamiento.
- ¡Oh, sí! Que alojamiento más guay... - dijo sarcástica.
- Me da igual lo que digas. - la llevó a una habitación y la sentó en la cama. - Te traeré mantas. Aquí hace frío. - dicho eso, se marchó.
- ¡Eeeeh! No tienes porqué seguir haciendo esto. - dijo ella golpeando la puerta, al percatarse que él la había encerrado bajo llave.
- Te dije que no voy a hacerte daño. Solo quiero que me mires con otros ojos. - dijo él cuando entraba y le dejaba mantas en la cama.
- ¿Cómo voy a mirarte si vas siempre con esa capucha? - le miró. - Quiero darme una ducha... llevo días sin darme una y huelo mal.
- Ahora que lo dices... si que hueles mal, si... - la cogió del brazo y se la llevó al cuarto de baño. Encendió el agua para que se calentara. - Ya puedes desnudarte. Tienes aquí el jabón. - la miró.
- Por favor... si me permites... quisiera ducharme sola. Necesito intimidad... - le echó una mirada suplicante.
El chico avanzó hacia ella y la acorraló entre su cuerpo y la pared.
- ¿Y si no me apetece darte intimidad? - le susurró en el oído.
Shana se puso tensa y muy nerviosa.
- Por favor... estoy haciendo todo lo que me pides. Creo que merezco intimidad... - siguió suplicándole.
El tipo le olió el cuello y estuvo a punto de besárselo pero dio un paso atrás, manteniendo un pequeño espacio de distancia y la miró a los ojos.
- Solo porque te quiero y no quiero hacer nada de lo que tú no quieras... - se fue hacia la puerta del baño.
- Demasiado tarde para decir eso... - susurró Shana.
En cuanto se fue, ella se duchó, una ducha que llevaba tiempo queriendo tener.; ya que, se sentía bastante sucia y asquerosa.
Disfrutó de su intimidad, aunque aquellos nervios que le provocó el chico, no se le iban ni con el agua tan agradable que le corría por todo su cuerpo desnudo.
Pensó en Derek, en si pudo escapar o no de allí. La imagen de la fábrica en llamas, no se le borraba de la mente.
Sus lágrimas empezaron a salir de sus ojos y se juntaban con el agua.
Pudo desahogarse los minutos que estuvo en el interior de la ducha.
En cuanto el agua ya se ponía fría, apagó el grifo, cogió una toalla limpia y se secó.
En cuanto ya no tenía ni una gota de agua por su cuerpo, se percató de que no tenía ropa limpia.
- Mierda... - se dijo. - Oye... necesito ropa limpia... - dijo Shana cuando se acercó a la puerta del baño para que la oyera. - ¿Me oyes? ¿Estás ahí? - esperó respuesta pero no la obtuvo.
Intentó salir del baño pero también lo había cerrado.
- ¡Maldito!... Maldición... - miro a su alrededor y vio la ventana. Al ver que podía abrirla, se puso de nuevo su ropa, aunque estaba sucia y maloliente, e intentó salir por la ventana del baño.
Estuvo atenta, por si escuchaba pasos que se acercaran al cuarto de baño, pero no pasó nada.
Ya tenía una pierna a fuera, cuando de repente, escuchó como alguien entraba en la casa. Se apresuró y salió por la ventana.
Intentando no hacer ruido, salió corriendo hacia el bosque sin mirar atrás.
Se escondió detrás de un árbol y esperó.
El chico, fue a por leña al bosque, ya que había una chimenea natural; mientras Shana se tomaba una ducha.
Él, deseaba haber podido entrar para enjabonarla y pasar un rato agradable con ella, pero no quería asustarla ni mantener mal rollo con ella. Solo sería cuestión de días que ella se acostumbrara a aquella vida; conociéndolo, hasta que llegara el momento de enseñarle que persona se escondía detrás de esa máscara y de esa capucha.
Cuando terminó de cortar leña, entró en la casa y metió los troncos en la chimenea; la encendió y dejó que la naturaleza hiciera su curso.
De repente, se percató de que ya no sonaba el agua de la ducha, así que imaginó que Shana había terminado ya de ducharse.
Fue a por ropa limpia para ella y picó en la puerta. Sin esperar respuesta de ella, con lo ansioso que estaba de verla sin ropa, abrió la puerta. Para su sorpresa, Shana ya no estaba ahí.
- ¿Shana? - miro por todo el baño. - ¿Dónde te has metido? - su tono de voz iba en aumento. - ¡Maldita! Como se haya escapado... va a saber quien soy yo. - salió del baño dando un portazo, cogió una escopeta que había colgada en una de las paredes del salón, y salió en busca de Shana.
Al principio, la llamó gritando varias veces, pero al ver que no la veía, decidió ir sigilosamente, sin a penas hacer ruido al caminar, por si ella andaba cerca y pensaba que él se habría marchado, así que al pequeño movimiento que viese, sabría que sería ella; o como mucho, algún animal que viviese por el bosque.
Shana escuchó los gritos del chico, pero intentó mantenerse callada en todo momento y sin hacer ruido. Echaba miradas hacia atrás, mientras seguía escondida detrás del árbol.
Vio al tipo avanzar, con la escopeta apuntando a todos los sitios y buscándola.
Por suerte, vio como él iba en la otra dirección.
En cuanto vio que se alejaba mucho, ella tomó el único camino de tierra que tenía a su alcance, y empezó a correr. No sabía hasta donde llegaría ese camino, ni a donde llevaba, pero lo único que quería, por el momento, era escapar de aquel loco.
Pasó por un merendero y aprovechó para descansar quince minutos y beber agua de la fuente natural que se hallaba en ese lugar; por suerte era totalmente potable y estaba buena.
Al cabo de ese pequeño tiempo, se puso en marcha y pudo ver, por fin, huellas de animales, de perros, y de humanos; eso la tranquilizó. en cualquier momento, podría encontrarse con una persona, la cual podría pedirle su ayuda para salir de ese lugar.
Siguió avanzando, pero no había nadie.
Caminó dos horas, hasta que por fin, a lo lejos, vio una carretera y muchos coches aparcados.
De la emoción por haber encontrado civilización, por muy cansada que estaba, echó a correr hasta llegar al aparcamiento.
Encontró una familia, unos padres con sus dos hijos pequeños, y se acercó.
- Buenos días o buenas tardes... disculpen las molestias. - les dijo Shana.
- Buenas tardes. - dijo el padre.
- Esto... me he perdido y no sé donde estoy. Serían tan amables de acercarme a cualquier parada de bus o tren, para volver a Nueva York?
- No hay ningún problema. - dijo la madre. - Sube.
- ¿En serio?
- Claro. Sube. Perdona si los niños te molestan. Están alborotados hoy. - contestó el padre.
- No se preocupen. Me encantan los niños. - dijo Shana con una sonrisa en la cara.
En cuanto subió, se pusieron en marcha y Shana ya se sentía aliviada.
El chico la buscó por todas partes, incluso fue por el mismo camino que recorrió Shana, pero no la vio por ningún sitio. Decidió volver a la casa del bosque a coger sus cosas.
Derek, por otra parte, gracias a aquel vendedor, pudo volver a Nueva York. Le estuvo muy agradecido de que lo llevase hasta allí.
Fue a su piso de inmediato.
- ¡Derek! - lo abrazó Gina en cuanto lo vio entrar por la puerta. - ¿Dónde has estado? Estaba muy preocupada.
- Es una larga historia, Gina.
- Tienes tiempo para contármela. - dijo ella mirándole. - ¡Uuff! Pero antes dúchate!
- Voy, voy. - fue a su cuarto, puso a cargar el móvil, lo encendió y se fue a ducharse. Cuando volvió, llamó a Shana. - Que tonto soy. Si no tiene batería. - resopló.
Se quedó un rato en su cuarto, pensando en si ir a la policía a contarles todo lo ocurrido o esperar un poco o ir a buscar a Shana.
En ese momento, Shana, gracias a la familia que la ayudó, cargó su móvil y lo encendió. Vio llamadas de Kai, de Gina y el último en llamarla, hacía poco, fue Derek.
En cuanto la dejaron en la estación de autobuses, llamó a Derek.
- ¿Sí? - contestó Derek sin mirar quién era.
- ¡Derek! ¡Estás vivo!
- ¿Shana? ¿Eres tú? - se incorporó, ya que estaba tumbado en la cama.
- Si. Y tú eres tú. - derramó unas pequeñas lágrimas de emoción. - No puedo creer que estés vivo.
- Lo estoy. Salí como pude de la fábrica. Dime... ¿Dónde estas?
- Estoy en al estación de autobuses.
- Y... ¿Y el chico?
- Me escapé. Podrías venir con el coche a buscarme, por favor? No llevo dinero encima y la tarjeta me la olvidé en casa. No puedo subirme a un bus sin pagar.
- Claro, claro. Espérame ahí. Enseguida voy, ¿vale? - dijo mientras se calzaba.
- Si. dame un toque cuando estés. Estaré dentro; aquí a fuera hace frío y tardarás.
- Vale. Te doy el toque sin problemas. Ten cuidado. Enseguida voy.
Corriendo, se puso la chaqueta, cogió lo imprescindible y se marchó con el coche a la estación.
Por desgracia, esa hora, era hora punta, en la que muchos salían del trabajo, así que pilló tráfico y maldijo. Quería llegar de inmediato a donde se encontraba Shana. Quería traerla de vuelva a la ciudad.
Le propondría que viviera con él o se mudara de piso, ya que el tipo, seguro, seguro no, es que realmente sabía donde vivía ella, ya que le llevó flores y le acosaba.
No sería fácil decirle quien estaba detrás de todo aquello, ni sería fácil convencerla que empezara de cero en otro lugar, con él o sin él; aunque él deseaba que vivieran juntos y así la protegería siempre, aunque él también temió por su vida.
Le costaría mucho, pero al menos tendría que intentarlo. Ella era cabezota, pero a él, para cabezón, nadie le ganaba; o eso es lo que pensaba desde hacía mucho tiempo.
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Las puertas del camino
Teen FictionAl oeste de Noruega, en un pueblo muy pequeño llamado Geiranger, Derek hacía su vida junto a su familia. Lo que nunca imaginó, era que a medida que crecía, las cosas se complicaban para él. Tenía sueños que cumplir y no le sería nada fácil. Shana ap...