30. ― two.

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two. sleeping at last.

Pareces un poco cansado
¿Cuándo comiste
por última vez?
Dime, ¿pasa algo malo?
Si algo va mal,
puedes contar conmigo.
Sabes que me desarmaré
el corazón, si eso ayuda a que
el tuyo pueda latir.


Está bien si no puedes
encontrar las palabras
Déjame coger tu abrigo.
Y este peso de tus hombros

Está bien si no
puedes respirar,
Puedes tomar el oxígeno
directamente
de mi propio pecho.

Sé exactamente
cómo va la regla:
Primero me pongo
la máscara.
No, no quiero hablar
de mí mismo.
Dime dónde te duele.

***
—¿Puedes... —Jaeyoung se aclaró la garganta del otro lado de la línea— puedes mirar tu teléfono por favor?

Dicho eso, su hermano colgó y Haejin quedó con el dispositivo en la oreja por al menos unos cinco segundos, ignorando lo que le había dicho Jaeyoung y batallando todavía contra el letargo en el que seguía sumida. Pegó un respingo cuando sintió una vibración en el lado izquierdo de la cara, señal de que otro mensaje había llegado.

Abrió el chat con fastidio, porque no entendía cuál era la necesidad de tener que despertarla a media noche y leyendo la conversación descubrió que su queridísimo hermano había olvidado sus llaves dentro de la casa y se negaba a tocar el timbre para no despertar a su padre.

Haejin atravesó el pasillo con un nido hecho en la cabeza y a duras penas esquivando los muebles que se encontraba en la mitad. Le quitó el cerrojo a la puerta y la abrió, dándose cuenta enseguida de que afuera estaba lloviendo.

—Me debes una, opp— Oye, oye, ¿qué pasó? ¿Estás bien?

Jaeyoung la evitó como pudo y se sentó sobre el suelo para quitarse los zapatos sin verla a los ojos. Definitivamente no podía ser más patético. Lo único que le traía consuelo mientras iba en el taxi de regreso era que nadie lo molestaría apenas llegara, pero terminó volviéndose un chiste cuando no encontraba su juego de llaves por ningún lado.

No quería hablar ni darle explicaciones a nadie de por qué tenía la cara hinchada y los ojos rojos. Apreciaría la preocupación y la atención, pero sencillamente prefería sumirse en su propio dolor y encerrarse en su habitación sin que nadie lo fastidiara.

Sin embargo, le salió el tiro por la culata y se vio en la penosa necesidad de llamar a su hermana para que saliera a abrirle, siendo plenamente consciente de que lo acribillaría a preguntas y no descansaría hasta sacarle el último pedacito de información sobre lo que le pasaba.

—Oye, puedes hablar conmigo, ¿qué ocurre?

—Nada, ¿por qué habría de pasar algo?

—Solo mírate, ¿cómo quieres que no me preocupe?

Jaeyoung siguió dándole la espalda, tardándose eternidades en ponerse sus pantuflas grises. Mantuvo como pudo el ritmo tranquilo de su respiración, a pesar de que por dentro estaba vuelto toda una tormenta.

—Ya, pero no pasa nada, es solo que... me avisaron hace un rato que a mi guion no le fue tan bien durante la revisión, es todo.

Haejin no le creía. Si bien era bastante sensible en cuanto a las críticas, estaba enteramente segura de que una situación como esa no habría desencadenado tal reacción de su parte. Además, no era horario académico y no tendría sentido que le avisaran de algo así durante el fin de semana. De hecho, estaba pensando, y a cada segundo se convencía más, de que había cierto alguien especial a quien podría responsabilizársele por sus lágrimas.

stay with me » p. chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora