stay with me » p. chanyeol

16. ― our souls at night.

our souls at night, sondia.

El mundo es muy grande
para alguien como yo
Siempre estoy solo aquí
Espero que mi noche sea cálida

Cada día se repite a sí mismo
Hay tan poco significado
Para alguien como yo
que no pudo encontrarlo
Con tu corazón roto
Fuiste tú quien iluminó mi camino

Tengo que correr
hasta quedarme sin aire
Creo que ahora sé
cuál es mi razón para vivir

Volando a través
de esta noche oscura
Espero que pueda convertirme
en la luz de tu larga noche

***

-¡Adiós, Haejin-ah!

-¡Adiós, unnie! -dijo la Haejin de cuarto grado, despidiéndose de su compañera de clase mientras cerraba su mochila.

Caminó hasta la salida pensando en lo que habría hecho su madre para almorzar ese día. ¿Sería samgyetang? ¿O estofado de tofu blando? De solo imaginarlo, se le hizo agua la boca. Hoy era el cumpleaños de su hermano mayor, así que seguro comerían algo delicioso para celebrarlo.

Un coro de voces burlonas le hizo eco en los oídos apenas tomó la primera calle en su ruta a casa. Haejin frunció el ceño y se quedó observando desde el local de la esquina, intentando averiguar por qué estaban molestando a aquel chico en el piso. De hecho, se le hacía un poco conocido. ¿No era ese el hijo de la tía Shin, la que visitaba a su mamá todos los domingos?

-¡Qué perdedor!

-¡Sí, es un perdedor!

-¿Quién vendrá a salvarte esta vez? ¿Batman?

-¡Pero di algo! ¡Defiéndete!

Todos volvieron a reírse al unísono, al tiempo que más lágrimas humedecían las mejillas del chico sobre el piso. Él quería gritarles todos los insultos posibles, cualquier cosa que sirviera para que dejaran de molestarlo, pero no podía ni siquiera intentar decir algo sin que se le cortaran las palabras a medio camino.

Haejin se acercó de a poco, sin hacer ruido, confirmando que ése era Park Chanyeol. En efecto, el hijo de la tía Shin. Avanzó hacia al grupo con un peso en el pecho que pronto dejó de ser molestia y se convirtió en enojo. A juzgar por las palabras de sus demás compañeros, se estaban burlando de sus programas favoritos. ¿Quiénes eran ellos para meterse en sus cosas? ¿Ahora querían controlar lo que veía y lo qué no?

-¡Oigan, tontos! ¿Qué están haciendo? -gritó Haejin y todos voltearon a verla con ojos grandes.

-¿Quién eres tú?

-Piérdete. No te incumbe.

-Ah, ¿y a ustedes sí? -replicó Haejin, cruzándose de brazos y acercándose más y más al intimidante chico de sexto grado que parecía estar liderando al resto del grupo-. ¿Por qué no lo molestas en la escuela, en frente de todos los maestros?

Él resopló y rodó los ojos. -¿Por qué haría eso? No soy tonto.

-Pero sí cobarde. -escupió Haejin y reprimió las ganas de insultarlo hasta que llorara. Su madre la castigaría por meses enteros si llegaba a enterarse de que había empleado un vocabulario tan grosero.