13. ― vain hope.

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vain hope. nell.

Algo se siente frustrante.

Quiero decirlo, pero
mi corazón está cansado,
mis palabras están atoradas

[...]

Cada día estoy ocupada
tratando de alejarme
en lo que sea que haga

En mi encerrado corazón,
necesito encontrar
la llave correcta.


**

Haejin llegó a casa por la tarde, con el estómago lleno y ganas enormes de tomar una siesta. Lo pensó bien mientras alcanzaba su habitación y una sonrisa le pasó por la cara, porque tenía el tiempo adecuado para gastarlo durmiendo y aún faltaba bastante para la fecha final de entrega del proyecto de su clase electiva.

Tenía permiso de relajarse. Todo encajaba en su lugar, mágicamente, y no le dio más vueltas porque tenía miedo de recordar algún deber importante que impidiera su plan repentino.

Envolvió su cuerpo en la comodidad de su cama y estiró el brazo para tomar su teléfono, inocentemente pensando que sería adecuado revisar la hora. No le tomó muchos segundos darse cuenta de que tenía la fecha mal, y de que, si no empezaba cuanto antes a terminar el trabajo, se arrepentiría por toda la eternidad.

A regañadientes se levantó de nuevo, sin haber pasado más de un minuto recostada entre sus almohadas y maldijo varias veces contra su propia incompetencia, resignándose al final ante lo que le tocaba. Se habló a sí misma cuando estuvo sentada en su escritorio, encendiendo el ordenador e intentó calmarse, relajarse un poco, para poder escribir con claridad y no arruinar su nota final.

Se recordó que apenas era viernes y tenía el fin de semana por delante. Además, pronto acabaría el semestre, y tendría vacaciones en un santiamén, pero cayó en cuenta de que volvería eventualmente a clases, a la facultad de arquitectura que le pareció tan agradable al comienzo y se sintió a morir porque quería evitar eso a toda costa.

No es que lo odiara, o al menos eso creía, pero es que sentía algo raro recorriéndole desde el dedo más pequeño hasta el último cabello. Y repasando las últimas semanas advirtió que no era la primera vez que le pasaba, ya antes lo había notado. Eso no le gustó y quiso atribuirlo a a algún sentimiento pasajero, aunque no estaba muy segura. Pero ¿qué era? ¿Y por qué?

No lo supo en ese instante, pero la respuesta a esas preguntas la tuvo siempre presente, incluso desde antes de que fueran formuladas. Era sencilla y clara, aunque estaba escondida y ella nunca entendió cómo podía encontrarla.

Antes de darse tiempo para llorar, se golpeó en la cara con ligereza y confió en que eso le ayudaría a esclarecer sus ideas, a pensar en eso como algo momentáneo de lo que pronto saldría. Sin embargo, comenzó a redactar el trabajo con el corazón latiendo rápido y los dedos sintiendo el teclado como algo extraño. Algo definitivamente estaba mal.

Escuchó a su padre abrir la puerta de entrada abajo y suspiró de alivio, porque eso le hizo recordar que esta vez la cena no le tocaba a ella y eso era genial.
Lo saludó desde lejos, cuando asomó la cabeza por el hueco de la puerta y siguió enfrascada en terminar lo que le hacía falta del proyecto.

Iba acabando, solo necesitaba un par de párrafos más y otro poco de investigación. Sin embargo, comenzó a recordar de golpe todos los deberes de la semana. El proyecto en equipo de Urbanismo, el examen de Historia del Arte, aquello que le hacía falta terminar de Física, el mensaje de Sooyeon que seguía sin contestar y el correo pendiente de la Oficina Estudiantil que debía reenviar. Así siguió por un rato, sin querer.

stay with me » p. chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora