Dieci

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— ¿Perché stanno ridendo? — Le dijo en un susurro a Ari.

— Sono idioti, ecco perché ridono — Dijo un poco más alto para que escuchen los otros.

— No me digas que el cachorro habla italiano — Dijo Ramón dejando de reír y corriendo a abrazar al “Cachorro”

— Umh... ¿Ramón? — Dijo un poco dudoso Andrés.

— ¿Si cachorro? — Le dijo acariciando su cabeza, se sentía tan bien, él le devolvió el abrazo, escuchó como Ramón soltó un suspiro lastimero y se aferró más a él.

— ¿Por qué lloras? — Le dijo en un susurro.

— No es nada cachorro, es sólo que... — Escuchó un sollozo. — Es sólo que recordé algo triste, lo lamento —

Se separó un poco y me secó las lágrimas al albino.

— Está bien, tranquilo, no pasó nada — Le dió una suave sonrisa, al parecer eso calmó al albino.

— Tienes razón — Rubén se acercó y abrazó al albino, ambos estaban llorando, sólo que Rubén no lo demostraba tanto como lo hacía Ramón.

— ¿Cosa sta succedendo loro? — Dijo Andrés susurrándole a Ari.

— Sono solo un po 'tristi, lasciamoli soli, ¿Okay? — Andrés asintió levemente, se alejaron un poco de la pareja.

Estuvieron caminando un rato, Andrés aprovechó para hacerle un par de preguntas a Ari.

— Ari... No me dijiste tú edad — Dijo viéndolo a los ojos.

— Pues... Versión humana tengo veinte años — Dijo con una sonrisa.

— ¿Versión... humana? — Dijo confundido.

— Umh... Sí — Dijo con una sonrisa nerviosa.

— Ari... Dime la verdad — Se puso en frente de él, tapando su camino.

— Está bien... — Dijo en suspiro. — Soy un cambia formas, cómo Ramón y Rubén, en forma de lobo tengo veinticinco años, para ellos técnicamente también soy un cachorro, pero por mi estatura y personalidad creen que tengo más — Dijo con una pequeña sonrisa.

Andrés estaba un poco en shock, no creía que Ari también fuese un lobo.

— Y... Sí yo fuese un lobo, ¿Cuantos años tendría? — Intentaba alivianar el ambiente tenso que se había formado.

— Pues... Tendrías unos veintitrés años — Dijo con una sonrisa.

— Oh, amh... ¿Y si mejor volvemos con los chicos? Se hace tarde y... Tengo un poco de sueño — Dijo fingiendo un bostezo.

— Está bien, volvamos — Volvieron sobre sus pasos.

— ¡Hola chicos! Lamentamos ese show que hicimos — Dijo Ramón algo vergonzoso.

— No importa, todos necesitamos en algún momento todos necesitamos desahogarnos — Dijo Andrés dándole una sonrisa y un abrazo a ambos.

Ramón y Rubén les tomó por sorpresa ese abrazo, pues ambos vieron a Ari con un poco de duda, pero al final le correspondieron el abrazo.

— Bien, nosotros ya nos iremos chicos, esta vez llevaré yo a Andrés — Dijo Ari tomándolo de la mano.

— Está bien, nos vemos cachorro — Dijo Ramón y me dió un beso en la frente.

Los dos hombres en frente de él se transformaron en lobos y se fueron.

Cuando se giró, había un lobo de pelaje rojizo y ojos verdes mirándolo, le sonrió y se subió a su lomo.

Este iba mucho más rápido que Rubén, pero por alguna razón se sintió más seguro que antes, se aferró más a su lomo y cerró sus ojos.

Cuando los volvió a abrir estaba en una especie de cama, pues esta estaba hecha por colchas y sábanas.

Cuando los abrió por completo se encontró con que estaba dormido en el pecho de Ari, se sentía tan malditamente bien, lo observó por varios minutos, Ari era tan hermoso que no le importaría verlo por horas y horas.

Ari comenzó a moverse, automáticamente volvió a cerrar sus ojos, sintió cómo una mano se paseaba por su espalda, y con esos pequeños mimos se volvió a quedar totalmente dormido.

Eres mi Debilidad  •Spartor•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora