Ventitré

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Se transformaron todos en lobos, inclusive Ramón.

Intentaron rastrearlo pero no encontraban nada.

— Ari ¿No recuerdas su olor? — Le preguntó Carlos.

— No mucho, pero... Puedo intentar — Intentaba recordar el olor de Andrés. Dos olores se le vinieron a la cabeza, dos olores que tenía presentes en su cabeza. — Lo tengo —

Comenzó a olfatear todo, buscando uno de esos dos deliciosos olores para él. No estaba encontrando nada.

— Vamos Ari, sé que puedes, eres el único que lo puede encontrar — Le alentó Ramón.

Comenzó a alejarse más de ese lugar buscando los olores.

Ya se iba a rendir, pero sintió ambos olores, ambos olores mezclados, fue un festín para su nariz y su corazón dió un vuelco. Siguió los olores y escuchó a los chicos atrás de él.

Sentía el olor cada vez más cerca, gracias al olor sintió el cómo se sentía Andrés, lo sintió concentrado, estaba haciendo algo.

Se dió cuenta de que estaba en un lago, observó entre los árboles que había por allí, y lo vió... Vió a un hermoso lobo color marrón claro y pequeños detalles en negro y blanco.

Quedó totalmente embobado, no podía creerlo... Después de un rato por fin hicieron contacto visual. Andrés volvió a su forma “normal”.

— Y-yo... — Intentó decir, Ramón y Rubén se lanzaron encima, estaban besándolo y felicitándolo.

— ¡Felicidades cachorro! — Ramón parecía una mamá orgullosa, aunque era una mamá orgullosa.

En cuanto Rubén y Ramón se alejaron era el turno de él.

Se acercó a él, le felicitó y lo besó, el beso fue uno de tranquilidad, había encontrado a su debilidad, su alma gemela.

— ¿Por qué no me dijiste? — Le preguntó cuando se separaron del beso.

— Porque también lo descubrí hace poco — Le contestó haciendo una sonrisa inocente.

— Lamentamos haberlos preocupado, pero vinimos a entrenar un poco a Andrés — Dijo Víctor llegando con May.

— No importa, ahora está conmigo, eso es lo que más me importa — Le contestó.

Abrazó fuertemente a Andrés, estaba orgulloso de Andrés.

— Felicidades cariño — Le dió muchos besos en el rostro de Andrés.

— Gracias — Le regaló una hermosa sonrisa, aunque, seamos sinceros, todo era hermoso si venía de Andrés.

•••

No podía creerlo, lo había hecho ¡Se había transformado! Le agradecía mucho a Víctor y a May, ellos le ayudaron a encontrarse.

Ahora estaba practicando con Ari y Rubén, Ramón le ayudaba de vez en cuando, pues decía que le dolía ver al cachorro crecer tan rápido.

— Aún no puedo correr como ustedes — Andrés hizo un pequeño puchero.

— Tranquilo cachorro, confío en que podrás muy pronto — Le dijo Rubén pasando una mano por su espalda en señal de apoyo.

— Bien, intentémoslo una vez más, Rubén estará detrás de tí por si pasa algo — Ari se transformó y comenzó a correr, y él le siguió.

Cuando vió hacia el frente, notó cómo Ari estaba muy adelante, Ari era demasiado rápido, pero cuando se giró para ver a Rubén, éste corría con la mayor fuerza que tenía, pero aún así no lo alcanzó, cuando volvió la vista al frente, notó cómo se acercaba cada vez más a Ari.

Estaba lado a lado con Ari, éste le observó sorprendido, y pasó algo que no esperaba que pasara, rebasó a Ari, por mucho.

Cuando notó eso se detuvo de golpe y volvió a su forma humana.

— Por Dios, eres la segunda persona que logró pasar a Ari ¡Felicidades cachorro! — Le dijo un Rubén totalmente agitado por la carrera.

— G-gracias, supongo... — Dijo tímido. Sintió unos brazos rodearle su cintura y unos cuantos besos en su cuello y rostro.

— ¡Dios, cariño! No puedo creerlo, ahora podremos competir contigo ¿Te imaginas si tenemos cachorros? Correrán el doble que nosotros — Eso le puso a pensar, ¿Podía tener cachorros?

Eres mi Debilidad  •Spartor•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora