Quindici

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— Me llamo Andrés, un gusto — Se presentó, sólo que no sonrió. Ari se acercó a él y lo tomó de la cintura.

— ¿Qué hacen aquí? — Preguntó Ari dirigiéndose a Javier y Miguel.

— Por si lo olvidaste, soy el alfa de la manada de este bosque, así que estamos en nuestro derecho de andar por donde queramos — Contestó el pelinegro. — La verdadera pregunta es ¿Qué hacen con un humano? —

— Es importante para mí — Contestó con simpleza Ari.

— Y comenzó a ser importante para todos — Terminó Ramón acercándose.

— Javier, dejémoslos, no hacen nada malo — Le dijo Miguel tomándole del rostro al alfa.

— Bien, los dejaré, ¿Nos vamos? — Lo último le dijo mirando fijamente a los ojos de Miguel.

— En realidad... Me gustaría pasar tiempo con ellos — Dijo con una suave sonrisa dirigida a todos.

Carlos sonrió enormemente.

— Bien, entonces nos quedaremos — Dijo Javier tomando de la cintura a Miguel.

Sebastián hizo lo mismo, pero con Carlos.

— Perfecto entonces — Dijo Rubén. — ¿Hacia dónde vamos? —

— Con Andrés íbamos al lago — Ari aún no soltaba su cintura.

— Perfecto, iremos al lago — Comentó Javier. Todos, excepto él, obviamente, se transformaron en lobos y se dirigieron al lago.

•••

Cuando llegaron al lago Andrés se bajó del lomo de Ari y adentró sus pies al agua.

— Andrés, ¿Hace cuánto conoces a Ari? — Le preguntó Miguel sentándose a su lado.

— Lo conozco hace unas semanas — Le contestó con simpleza.

Miguel sonrió enormemente, después de ello llegaron Carlos y Ramón.

— ¿Ya te diste cuenta? — Le dijo Carlos el cual estaba sentado al lado de Miguel.

— Sí, ¿Tú cuándo te diste cuenta? —

— Desde el día en que los ví —

¿De qué hablaban? En fin, se dejó mimar por Ramón, no recordaba mucho sobre el amor de sus padres, pero desde que había conocido a Ramón y Rubén lo sintió.

— Tanto tiempo Carlos, ¿No crees? — Le dijo Miguel pasando un brazo por el hombro del nombrado.

— Así es, con tu trabajo como esposo del alfa, no tienes nada de tiempo — Miguel se sonrojó.

— Sí, lo lamento, los primeros meses fueron demasiados atareados —

Andrés los miró atentamente.

— ¿Eres esposo de Javier? — Le dijo curiosos.

— Sí, nos casamos hace unos meses, cinco, para ser específicos —

— Felicidades — Le dijo con una sonrisa.

— Gracias — Miguel no dejaba de sonrojarse.

Estuvieron conversando unos minutos, hasta que escucharon los gruñidos de los demás.

— ¿Qué está pasando? — Dijo Andrés preocupado.

— No lo sé, pero será mejor irnos — Le dijo Ramón. En cuanto se levantaron, se transformaron en lobos.

Ari estaba esperándolo, se subió al lomo del lobo y todos estaban corriendo, él no escuchaba nada, pero suponía que los lobos si sentían algo.

Llegaron a un tronco seco, se bajó y Ari se transformó en humano nuevamente.

— Quédate aquí por favor, escóndete — Asintió, Ari le dejó un beso en su frente, con eso se volvió a transformar y se fue.

Se escondió e hizo el menor ruido posible.

Pasaron diez minutos, nada del resto de los chicos, escuchó unos pasos, creyó que era uno de los chicos, salió del escondite, pero no había nada ni nadie.

— Hola pequeño — Dijo una voz detrás suyo, se giró y le bendaron los ojos, al igual que su boca.

Estaba forcejeando pero el chico que lo sostenía era mucho más fuerte.

— Shh, tranquilo, si no quieres que sea peor será mejor que cooperes — No cooperó de ninguna forma. — Te lo advertí —

Le pusieron un pañuelo con formol, acabó por rendirse, cayó desmayado y no escuchó nada más después de eso.

•••

— Listo, podemos irnos — Escuchó, después de eso los cazadores se fueron.

— Ari, ¿Dónde dejaste a Andrés? — Preguntó alterado Ramón.

— Está escondido en un tronco —

— ¿Está cerca de aquí? — Preguntó, esya vez Rubén.

— Sí, es por acá, síganme — En cuanto dijo eso Rubén y Ramón se transformaron y salieron corriendo.

Él también se transformó y los adelantó, sintió a Javier, Miguel, Carlos y Sebastián detrás de ellos.

Eres mi Debilidad  •Spartor•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora