Dieciocho

2.3K 276 31
                                    

¿Te amo o te quiero?

Harry no pudo escapar de las garras de Milenah y tuvo que meterse a bañar para poder ir decente al desayuno, casi almuerzo con Severus, incluso tuvo que bañarse con un jabón que olía a lavanda. Podría no haberle hecho caso, pero con solo oler un poco el jabón fue suficiente para convencerse de bañarse con él, obvio que nada tenía que ver el hecho de que quería oler bien para Severus. Cuando salió del baño fue agarrado por la azabache, que lo sentó en la cama y comenzó a desnudarlo pero Milenah no llegó muy lejos, ya que Harry se aferraba a la bata que tenía puesta y le gritaba que se alejara.

- ¡Puedo cambiarme solo maldita sea, solo dame la maldita ropa! - Milenah fastidiada le tiro la ropa a la cara y por un hechizo que tenía no se arrugó bajo las manos del ojiverde. Draco había sido precavido, no prestaría su ropa si esta iba a ser devuelta manchada, rota o arrugada, él sabia lo descuidado que era el ojiverde.

Harry salió del baño fastidiado por la ayuda de Milenah, pero al menos se había ahorrado el buscar la ropa. El ojiverde se miro en el espejo de cuerpo entero, apreciando su figura estilizada gracias al Quiddich y a los pantalones que se ajustaban a sus piernas. La camisa color verde esmeralda resaltaba sus ojos y su cabello bien acomodado de costado le daba un aire aristocrático que nunca había tenido vestido con sus ropas normales que estaban en el fondo de su baúl.

- ¿No es mucho? - Milenah negó ante la pregunta del menor y le tiro en la nuca el calmante de vampiros, Harry se estremeció pero se calmó cuando olió el olor a tierra mojada.

Y aunque Milenah le había tirado el calmante con la intención de que se le quedara pegado un poco el olor rico que tenía la tierra mojada, sirvió también para calmar los nervios que tenia el chico.

- Deberías irte, Draco me dijo que el profesor te esperaría hasta las 12 y faltan solo diez minutos - Harry volvió a ponerse nervioso instantáneamente.

- Si, me voy - Milenah le sonrio como una mamá orgullosa y le dio un empujón para que saliera de la habitación.

Solo esperaba que Harry no la cagara.

...

Iba a cagarla. Desde que salió de la sala común supo que iba a hacerlo, casi tropezar con sus pies tampoco ayudó a sus ánimos, los tenía por los suelos. Y era una masa de nervios. Harry intentó no pasarse las manos por el pelo que tan bien había acomodado Milenah, e intentó encontrar algo en los bolsillos de sus pantalones para entretenerse pero recordó que no eran suyos entonces no tenía ninguna chuchería, ni siquiera un envoltorio perdido de algun caramelo. Así que saco su varita y comenzó a girarla en sus dedos teniendo cuidado de que su magia no se descontrolara por sus nervios, no fuera a ser que saliera volando algún hechizo. Cuando piso las mazmorras guardo su varita, no fuera a ser que algún Slytherin pensará que iba a hechizarlo y terminara él siendo el hechizado.

Cuando estuvo a mirad del pasillo Harry se detuvo, ¿A dónde tenia que ir?

La mayor parte de la veces que había ido al despacho de Severus, él lo había llevado y entre sus nervios no recordaba para donde ir. Harry suspiro, sumamente frustrado, no entendia porque estaba tan nervioso.

¿Sentia tantas cosas por Severus que su cuerpo no podía contener tantas emociones? No lo sabía pero no le gustaba estar tan nervioso, pero se sentía bien al mismo tiempo sentir emociones nuevas.

Cuando Harry iba a comenzar a caminar sintió unas manos en su cintura y algo apoyarse en su hombro. Se espantó tanto que terminó golpeando a la persona que lo había agarrado, olvido completamente su olfato más desarrollado, si lo hubiera usado se habría dado cuenta de que era Severus el que lo había sorprendido.

Dulce MaldicionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora