Capítulo IV: Familias

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La semana transcurrió con rapidez para Mateo, tenía mucho trabajo y estaba cansado al intentar reducir la carga de trabajo sobre los hombros de Temo, el pobre tenía demasiadas cosas en su cabeza que no necesitaba más en las que pensar.

Después de una visita corta a la casa hogar de Ciudad de México, en realidad no quería incomodar, Temo era mucho más sociable y abierto al tratar con grupos de personas y a él le costaba un poco más. El evento era una despedida a una de sus directoras que viajaría a estudiar fuera del país, así que los dejó continuar con su programa después de presentar sus respectivos agradecimientos.

Saliendo de allí iba de regreso a las oficinas cuando su teléfono sonó anunciando la llamada de su mejor amiga, tenía tiempo para conversar y lo agradecía. Sentía inquietud en su corazón al saber que ese día Temo sabría si podía continuar cuidando de Thomy.

Cuando llegó a la cafetería en la que lo citó, la observó unos segundos antes de dirigirse a la mesa apartada. Nala era una inteligente y hermosa mujer, alta curvilínea, de cabellos negros, ojos cafés y sonrisa sincera.

Era una abogada de mucho cuidado, recientemente se había convertido en fiscal, siendo una mujer relativamente joven en conseguir ese puesto, los abogados defensores de personas de dudosa reputación, no lograban saber lo que los había derribado.

Mateo la respetaba y la quería, alababa su gran tenacidad para conseguir sus objetivos, su personalidad tan fuerte y tan similar a la suya. Era su versión femenina en ciertos aspectos en otros eran completamente diferentes.

La seriedad y la frialdad que aparentaba se desvaneció de su rostro cuando lo vio llegar, una sonrisa sincera lo recibió.

—Siento que ha pasado una vida desde la última vez que te vi.

—Spirit, no seas exagerada si acaso pasó una semana —sonrió divertido ante el ceño fruncido por el apodo, tomando asiento luego de besar sus mejillas.

—Con todo lo sucedido me parece más. ¿Cómo estás? —la preocupación en su mirada se veía sincera.

Mateo por mensajes le había contado de la situación que estaba viviendo Temo. Intentó razonar con él, aunque no lo sabía con certeza presentía que Temo era una tecla delicada para su amigo. Solo debía lograr que lo admitiera, entonces podría decir "lo sabía". Tenía tiempo, podía esperar.

—Bien, estoy bien —Mateo encarnó una ceja y llamó al camarero para pedir un expreso, antes de continuar con la conversación— ¿y tú?

—Bastante bien ahora que la banda que llevaba años haciendo pactos con algunos de nuestros honorables "diputados" está tras las rejas... Entonces ¿Cómo está Temo? —no se iría por las ramas y preguntaría directamente por el tema que traía a su amigo preocupado.

—Eso explica el vehículo blindado que está aparcado fuera y a los agentes encubiertos de las mesas contiguas —Mateo, revolvió el café haciendo tiempo antes de contestar—, está preocupado.

—Tengo que contratar otros si son tan fáciles de ver —bufó, sonriendo después— Tendré que reformular mi pregunta ¿Cómo estás tú, en relación a la situación de Temo?

—Soy su amigo, me preocupa ¿Has podido revisar lo que te pedí?

—Hum... —Nala hizo tiempo también tomando una cucharada de su pie de limón antes de contestar— Estoy un poco oxidada en temas de adopciones y la semana ha sido pesada, pero no te preocupes demasiado. Si bien el interés del niño es primordial para el estado. Temo tener los recursos más que necesarios para brindarle una buena condición de vida. Te aseguro que no se lo retiraran tan fácilmente.

Deseo de Cumpleaños [MATEMO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora