Capítulo VI: Descubrimiento

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A lo largo de las semanas. Cuauhtémoc se había acostumbrado a la presencia de Mateo en sus fines de semana, a veces lo invitaba intentando simplemente apelar a su amistad, pues de todas formas Mateo también sacaba a pasear a Fox las mañanas los sábados, a Thomy le gustaba Fox y a Fox le gustaba Thomy...

No quería profundizar en sus motivaciones más allá, se había convertido en una presencia constante y se sentía agradecido por eso.

Le agradaba tener alguien con quien hablar, con quien trabajar, salir a pasear con el pequeño. Alguien con quién contar mientras entendía y aprendía a ser papá, alguien que estaba dispuesto a escucharlo sin juzgar. Temo, no se consideraba una persona emocionalmente dependiente, pero era bonito tener a alguien en quien confiar, con quien contar.

Tener alguien con quien compartir uno de sus sueños, que empezaba a materializarse y con Thomy alrededor sintiéndose tan real. Ser su tutor legal y poder vivir una paternidad 24/7 era algo de lo que estaba completamente feliz. Era un paso antes de obtener su custodia completa.

Pero cuando los eventos esporádicos se convierten en rutina empiezas a pensar más en ellos, cuando empiezas a sentir, sin ser plenamente consciente de esos esos sentimientos, que no deberían a tu criterio surgir en ese momento, a sentir cosas que no quieres sentir, el miedo se hace presente.

A Temo el miedo lo golpeó imprevistamente esa mañana, los cuatro parecían una familia feliz. Thomy hablando en media lengua sentando en el regazo de Mateo, mientras esté hablaba por teléfono e intentaba que el pequeño comiera, Fox comiendo los brócolis que Thomy le daba cuando Mateo se descuidaba, Temo leyendo estatutos en la portátil mientras el mismo desayunaba, vigilando de cuando en cuando a ambos.

La escena era tan perfecta que dolía, era una imagen perfecta de lo que podría haber sido, fue justo en ese instante que surgió la pregunta:

¿Cuánto duraría el jugar a ser una familia feliz? ... Con un integrante que no estaba contemplado.

Eso es lo que habían estado haciendo esas últimas semanas, jugar a ser la familia feliz. Temo, ni siquiera estuvo consciente de ello hasta ese momento.

Temo amaba a Thomy con cada célula de su cuerpo, no había nada que pudiera hacer en contra de eso y lo seguiría amando a lo largo del tiempo hasta el final.

Pero el hombre que sostenía al pequeño era un asunto aparte, confiaba en su amistad, en sus buenas intenciones, sin poder evitarlo el pensamiento de que en algún momento se aburriría de estar alrededor le llegó. Es más, ni siquiera tenía obligación de estar allí.

Ese pensamiento sacó de él la interrogante: ¿Qué motivaba a Mateo a estar con ellos?. Cuando claramente podía estar haciendo otras cosas, divertirse, salir con sus amigos, ir a eventos, descansar, disfrutar de su tiempo libre.

Pero no, él estaba allí, salían a pasear, los acompañaba mientras veían películas si el clima estaba malo, hacían galletas, salían a comer.

Su propuesta de salir a un complejo turístico para festejar que tuviera la tutoría legal del niño acompañada de su sonrisa brillante, hizo que sus interrogantes explotaran. Antes Mateo hablaba con amigos por teléfono, lo sabía por las pocas frases inconexas que llegaron hacia él.

No estaba seguro de que fue lo que le motivó a prácticamente cortar su invitación de golpe, excusándose pues Thomy y él pensaban pasar el día de otra forma y festejar el logro a su manera. Casi empujándolo para dejarlo fuera de su mundo de dos. Thomy y él.

Mateo tenía su vida y cuando se aburriera desaparecería, mejor pronto que tarde se convenció. No es que lo considerara egoísta pero el bienestar del niño estaba primero. Y Thomy ya quería a Mateo, no quería que le tomará más cariño si algún día iba a aburrirse.

Deseo de Cumpleaños [MATEMO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora