Capítulo VIII: Serendipia

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Si Mateo algo podía decir de los López, es que eran muchísimos y muy bulliciosos, en su casa apenas se levantaba la voz y ellos hablaban a los gritos, en su casa se esperaba la bendición sobre los alimentos y ellos metían mano a la comida durante su preparación, en su hogar se esperaba que niños y adultos mantuvieran sus modales en la mesa, Mateo podía jurar que había visto a Pepe hablar con la boca llena, vio a su esposa Mónica golpearlo con el codo de forma nada disimulada, vio a Francisco López lanzarles frijoles como método eficaz para que guardaran la compostura y a su esposa Susana regañarlo.

Mateo vivía en México durante casi toda su vida, pero la jerga de Pepe y Ana escapaba por completo de su comprensión, con Freddy había logrado establecer una amena charla sobre finanzas internacionales, no podían ser una pareja más extraña y Tomás parecía ser alguien bastante agradable, era comisario del pueblo, Guadalupe le pareció una persona bastante cálida.

También se encontraban presentes los menores de Temo a quienes conocía Ana Guadalupe y Julio, Sebastián y Axel los hijos de Susana formaban parte de ese diverso grupo de personas que formaban una familia más allá de los lazos sanguíneos.

Los nombres de todos sus sobrinos, no había logrado aprenderlos, llamarlos niño, niña, pequeño, pequeña, bebé, estaba funcionando por el momento.

Apenas pudo cruzar palabra con Cuauhtémoc, al llegar al caer al anochecer, los López ya estaban reunidos alrededor del comedor y la cocina preparando alimentos para un regimiento. Temo le había entregado a Thomy y enviado junto con Ana Guadalupe hacia una esquina del salón donde los niños jugaban, parecía que Temo estaba organizando el regimiento y asignando actividades a todos, así que decidió obedecer.

Luego de la cena, los López volvieron a hacer toda una travesía del comedor a la cocina, mientras se retiraban los platos, los lavaban, arreglaban la cocina y por supuesto en el proceso continuaban su conversación a gritos.

Se sentía un poco extraño al estar entre la familia de Temo, cuando evidentemente todos los que estaban allí eran solo familia, ningún conocido o amigo.

Durante la comida a pesar del tono de voz que usaban para hablar algunos niños pequeños habían caído en el mundo de los sueños entre ellos Thomy que dormitaba sobre su hombro, como no sabía donde acostarlo, decidió tomar asiento en un sillón y dejarlo dormir mientras esperaba a que Temo se desocupara de las actividades, lo escuchaba conversar con sus hermanos menores y reírse con ellos.

Poco a poco el salón de la mansión empezaba a despejarse los Irabien- López abandonaron el lugar con sus hijos rumbo hacia su propio hogar y poco después Lupe y Tomás empezaron a recoger a sus hijos, junto con Pepe y Mónica, despidiéndose rumbo a sus habitaciones.

Estaba procesando todo lo vivido, la familia de Temo era una ráfaga de energía dispersa por la mansión que podían derribarte y agotarte mientras intentabas seguirles el ritmo, fue entonces cuando Pancho López tomó asiento a su lado.

—¿Cómo te ha parecido mi hermosa familia, Mateo? —Pancho se atusó el bigote y lo examinaba divertido de verlo un poco fuera de lugar. A pesar de que Mateo se había mantenido estoico y muy diplomático durante las horas juntos pudo ver que claramente no estaba acostumbrado a tanta "calidez".

Conocía a Mateo pues era amigo de su hijo y en sus vistas a CDMX habían tenido la fortuna de coincidir en la fundación, no tenía todavía una visión completa de su persona, pero le caía bien, por el momento.

—Muy —Mateo buscó en su amplio vocabulario un adjetivo adecuado para los López— acogedora y divertida —no podía decir otra cosa cada uno de ellos lo trató como parte de la familia, lo incluyeron en las conversaciones y consultaron varias veces sobre diferentes temas.

Deseo de Cumpleaños [MATEMO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora